EFECTOS DEL CAMBIO Y LA VARIABILIDAD CLIMÁTICA EN LOS ESQUEMAS DE SERVICIOS AMBIENTALES, DE LA CIUDAD DE QUITO.
INTRODUCCIÓN
El texto permite el análisis del caso de estudio del Distrito Metropolitano de Quito y pone en evidencia los desafíos de liderazgo transformacional orientado al desarrollo sostenible para el proceso de Agendas climáticas en contextos urbanos.
Descripción general del tema con un enfoque teórico-temático
Quito es una ciudad de altura, se encuentra a 2850 metros y se configura como valle alargado de norte a sur, cuenta con una extensión de más de 40 km de largo por 4,5 de ancho en promedio, con el macizo volcán Pichincha a sus faldas, sus variantes físicas como la humedad, temperatura y altitud, permite que cuente con distintos ambientes propios, albergando una gran diversidad en muy poco espacio. La existencia de ecosistemas diferentes es evidente, no solo en lo altitudinal sino en lo longitudinal, con áreas más secas hacia el norte y húmedas al sur; por lo que es posible ver el sol brillando sobre la Mitad del Mundo, mientras hay lluvia con granizo en la zona opuesta.
La urbe se asentó en una zona con alto riesgo natural debido a factores físicos como los volcanes cercanos, fallas tectónicas y la presencia de quebradas, esto simboliza para el DMQ un alto índice de vulnerabilidad y exposición, sumado a que se tienen actividades antropogénicas como el relleno de quebradas para el desarrollo y la deforestación que han dado paso a deslizamientos de tierras por los asentamientos de hecho.
“Los mayores problemas de sitio urbano están directamente relacionados con el reemplazo del sistema natural de drenaje de las quebradas que no pueden ser técnicamente dimensionadas para evacuar las crecidas brutales y violentas de los torrentes que dan lugar las precipitaciones mas intensas del clima ecuatorial de altura” (Peltre 1989, 63)
Es importante identificar los efectos del cambio y la variabilidad climática en los esquemas de servicios ambientales con el objetivo de reducir el nivel de riesgo existente a través de la elaboración de planes de acción con la comunidad para la adaptación al cambio climático y reducción del riesgo de desastres, fortaleciendo de esta manera las capacidades de reacción.
ANÁLISIS CRÍTICO Y PROPOSITIVO
Variables físicas
Determina mucho las dinámicas actuales, la temperatura marca los ciclos diarios, las corrientes de aire en las laderas y la columna de aire general sobre la ciudad definen la influencia de la humedad traída de ambos lados de la cordillera, la nubosidad y otros factores (como cuales?) hacen que la diferencia térmica durante el día sea, de 80C a 190C en promedio, el nivel de humedad no varía considerablemente a lo largo del año permaneciendo en 0 %, el porcentaje de cielo cubierto con nubes varía en el transcurso del año, los vientos, es otro aspecto relevante, con connotaciones en su ecología urbana, este depende en gran medida de la topografía, velocidad y dirección, varían según la hora y la época del año. Lo más ventoso dura unos 3 meses, de mediados de junio a mediados de septiembre, con velocidades promedio de 6,8 km/hora; el día más ventoso es en agosto, en pleno verano, con una velocidad promedio de casi 9 km/hora. (Spark s.f.)
La concentración natural de gases disminuye con la presión atmosférica dado por el peso de la columna de aire y por ello es que esta es menor en la ciudad de Quito que al nivel del mar. El organismo de los habitantes se ha adaptado, aunque el traslado desde el eje central hacia las laderas occidenta y oriental demanda esfuerzo aún para los locales, también la menor concentración de gases hace que la capa de aire sea “más fina” y que reduzca la absorción de radiación, por lo que el paso de rayos ultravioletas es mayor, al igual que su efecto sobre los organismos, esto influye también en el pensar colectivo donde la muestra por medio de encuestas hechas en el Proyecto de Vinculación con la comunidad nos indica que el 14% pree a la ciudad en un futuro con caos, contaminación y evidenciando aun los asentamientos de hecho (Ver ilustración 3).
Existen dos estaciones, la lluviosa y la seca, conocidas como invierno y verano. En la primera, la posibilidad de precipitación va del 75% a mediados de abril, hasta 11% a fin de junio, con promedios de precipitación de 163 mm, porcentajes que muestran ser razones para que en los meses de lluvia se pueden generar inundaciones, por otro lado en época de seca las precipitaciones bajan a 13 mm, la sequía genera que la vegetación se amarille y sea combustible, lo que da lugar a incendios, pero también en los pajonales y bosques de las laderas de la ciudad, lo que crea contaminación temporal severa.
Otra característica notable de la ciudad es su posición latitudinal, en plena línea ecuatorial, la variación en la posición del sol da como resultado la existencia de solsticios y equinoccios, es decir, de momentos en que el sol sale en una cierta dirección en el horizonte y al medio día se ubica de forma vertical a la superficie.
Infraestructura Verde.
En el Distrito Metropolitano hay 17 ecosistemas y 11 tipos de climas, ubicados entre los 500 y los 4.695 m.s.n.m. se encuentran más de 2.330 especies de flora –254 endémicas y 122 amenazadas, 112 especies de mamíferos, que equivalen a más del 28% de los registrados en el país, 542 especies de aves, 32% del total nacional y 148 especies de anfibios y reptiles. Buena parte de esta diversidad habitó lo que hoy es la ciudad pero ha sido desplazada, aunque no en su totalidad. Es importante entender esto como contexto, pues ninguna otra capital o distrito metropolitano en el mundo posee tal variedad de formas de vida.
En 2008, a través de la Ordenanza Municipal 213, se creó el Subsistema Metropolitano de Áreas Naturales Protegidas, de manejo municipal, que se complementarían con las áreas de Patrimonio Natural del Estado (PANE), dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP).
Las quebradas son ecosistemas en sí mismos, por las micro condiciones que permiten una diversidad propia. Son importantes desfogues de las corrientes de agua de la montaña, que tienen salida hacia el oriente, norte y sur. Originalmente habría habido unas 130 y aproximadamente en la actualidad son 35.
En la parte central y norte fueron obsesivamente rellenadas, como se muestra en la ilustración 4 (Fotografía 1870) desde tiempos de la colonia, para poder construir y adecentar el paisaje contraste (que quiere decir?) de actualidad (Ver Ilustración 4), facilitar el tránsito y porque en el imaginario se las consideró como huecos para la basura, sitios de delito y “guarida de ladrones” o espacios de leyenda, con personajes poco apreciables. Son, no obstante, refugio de lo que resta de los complejos bióticos andinos y sus recursos hídricos.
Quito está en un enclave verde, de bosques plantados, monoespecíficos, pero verde, y esto es algo que los habitantes resaltan cuando miran hacia afuera, hacia la periferia, pero no cuando se ven al interior de la urbe. Es interesante notar que pese a que las laderas del Pichincha están cubiertas por bosque, no se considera a estas áreas parte de la ciudad, debido posiblemente a que son tierras empinadas, comunales y privadas, a las que no tiene acceso el ciudadano común, en especial en el noroccidente.
“El Índice Urbano Verde actual es de 21,6 m2/habitante” (Quito Informa 2018), uno de los más altos en el país. Sin embargo, no existe una verdadera red con parques y corredores y lo que existe no necesariamente es accesible; tampoco se contabiliza todo el bosque del Pichincha. No se considera la funcionalidad de lo verde en términos del cambio climático, reducción de escorrentía, salud, aporte de sombra, oportunidad de hábitat para especies, incremento de la plusvalía, entre otros, sino apenas desde lo estético.
Es fácil ver que el estado de la vegetación no varía a lo largo de la ciudad, las condiciones restringen la presencia de formas de vida que en otras áreas se convierte en molestas o peligrosas y que demandan inversión para su control, como los hongos o cierto tipo de insectos.
PROBLEMAS
La concentración de gases de origen antrópicos, principalmente automotriz, ha sido una de las preocupaciones de la ciudad. No es raro ver una capa oscura sobre ciertas zonas, aún a inicios de la mañana. No obstante, como lo dice el documento de Visión de Quito 2040 y su nuevo modelo de ciudad, entre los años 2004 y 2017, no se reportaron episodios graves de contaminación y esta se mantuvo en rangos catalogados como deseables y aceptables, según los límites de la norma ecuatoriana, aún con el crecimiento del parque automotor. En cambio, “la concentración de material particulado 2.5, causado mayormente por vehículos a diésel, es decir buses 12% y transporte pesado 37,6%, exceden los límites permisibles, tanto de lo recomendado por la OMS como de la norma ecuatoriana” (Quito Alcaldia 2018). El cambio de la fuente de energía, la reducción del parque automotor que usa combustible, especialmente transport e público, y la masificación de los espacios verdes aportarán a la reducción de este problema. Estos últimos se han demostrado decisivos para combatir la contaminación y por ello requieren ser considerados como parte de la política de salud.
La contaminación de sistemas hídricos (fuentes de agua, quebradas, ríos) es grave. Su causa son las actividades industriales, las descargas ilegales de desechos sólidos y líquidos, los botaderos clandestinos de basura y escombros, entre otros. La municipalidad prevé corregir esto hasta el 2025, con el desarrollo de la red de interceptores marginales y las plantas de tratamiento, mientras el manejo de desechos según la misma fuente (falta conexion entre un punto y el otro), respecto de la huella de carbono, en el 2015 se generaron 7.598.855 toneladas de CO2eq (equivalente) producidas en un 40% por el sector transporte, 26% por consumo de energía residencial, comercial, institucional e industrial, 24% por sector AFOLU (Agricultura, Uso del Suelo y Cambio de Uso del Suelo) y 10% relacionado al sector residuos sólidos (Secretaria del Ambiente s.f.). Existe recolección de desechos y disposición en un relleno sanitario ubicado fuera de la ciudad, pero la separación y reciclaje, a cargo en su mayoría de grupos informales, no está sustentada en una política y acciones municipales amplias. La separación y reciclaje es un tema previsto, con algo de avances, pero aún pendiente.
De acuerdo con la Secretaría de Riesgos del municipio y el Atlas de amenazas naturales del DMS (2016), la ciudad debe estar preparada para movimientos en masa, i nundaciones, eventos volcánicos, sísmicos e incendios forestales. El riesgo de deslaves aumenta en época invernal, ya que los taludes están saturados de agua, lo que sumado a las construcciones informales, al irrespeto del retiro de las quebradas, a los desbanques antitécnicos y a la falta de alcantarillado, generan constantes derrumbes.
Un recuento de los principales sucesos es tomado del Atlas, donde se menciona que:
“En el DMQ, se han producido una serie de eventos adversos que han puesto en evidencia la alta vulnerabilidad del DMQ. Entre ellos se mencionan… el sismo de marzo de 1987, que afectó especialmente al patrimonio histórico y cultural del Centro Histórico de Quito; la erupción del volcán Guagua Pichincha en 1999, que impactó a la ciudad por la caída de cenizas; en 1973, 1975, 1983, 1986 y 1987, los aluviones que devastaron zonas urbanas ubicadas en laderas de altas pendientes y franjas de protección de quebradas y ríos, con lamentables pérdidas de vidas humanas y económicas. A estos fenómenos naturales, se añaden los antrópicos que se registraron en el 2003: El incendio del Congreso Nacional; la rotura del oleoducto en el sector de Papallacta, el cual generó la contaminación por largo tiempo de una de las principales fuentes de abastecimiento de agua de Quito; la ruptura de la línea de petróleo refinado en el sur de la ciudad que provocó un gigantesco incendio que dejó víctimas y grandes daños materiales.”
(Atlas Amenazas Naturales DMQ s.f.)
Los conceptos rectores: como la neutralidad climática y la reducción de la huella de carbono, es poco lo que se ha avanzado, el de conservación tiene pasos adelante, especialmente por la declaratoria de áreas de conservación fuera de la ciudad, con poca gestión y sin presupuesto asignado, lo de economía circular está menos que en pañales (escribe lo mismo pero menos informal) y lo de la gestión de basura no tiene sino iniciativas aisladas. (Siento que le falta un poco más de unificación a este párrafo)
La conservación, el desarrollo sustentable de los ecosistemas naturales, el aprovechamiento de una economía circular y la disminución del reciclaje de residuos son estrategias frente al cambio climático, medidas de mitigación: “Estas influyen en las causas que generan el cambio climático, por ejemplo, en la emisión de los GEIs.” (Programa de ciudades, 2016, pág. 19) las implementaciones de estas buscan reducir las emisiones y la magnitud del cambio climático.
El Trabajo de Titulación que continúa con el trabajo de vinculación con la comunidad considera el Plan de acción para Adaptación al Cambio Climático y Reducción de Riesgo ante Desastres como medio para garantizar el fortalecimiento y reducción de la vulnerabilidad de las poblaciones frente a los efectos del cambio climático. Para esto fortalecer las capacidades y saberes junto con la directiva del barrio, no solo incentiva la unidad ciudadana si no que permite buenas practicar y recuperación de los programas como el de la Federación de Barrios del Noroccidente de Quito juntamente con el Centro de Investigación Ciudad.
Para esto se conformará un equipo multidisciplinario de actores experimentados en distintos ámbitos relacionados al proyecto, cuya participación en el proyecto será directa, entre estos se encuentran especialistas de varios campos como: urbanismo, ingeniería ambiental y antropología. Quienes conjuntamente con la participación activa de la comunidad como actores, ejecutores y beneficiarios del proyecto conforman un mismo equipo donde se complementen las visiones técnicas y académicas con las empíricas y tradicionales, que se han ido aprendiendo de generación en generación y retomaran actividades como la campaña por la vida en las laderas (Vásconez 2015) para el desarrollo Plan de acción para Adaptación al cambio Climático y Reducción de Riesgo a Desastre.
Siguiendo a Ortega (2019), la poca información sobre la implementación de estos proyectos ambientales, la falta de una socialización y negociación previa con la comunidad, en la que se llegue a acuerdos entre los diferentes actores de la planificación urbana (l e falta unidad, esta como frase suelta), son una de las causas del desinterés ciudadano e institucional para mantener las intervenciones ejecutadas. Además, la falta de control en el cumplimiento de normativas y ordenanzas, hacen vulnerable las edificaciones al borde de quebrada (Donoso, 2017; Ortega, 2019), aumentando el riesgo por desastres naturales.
De igual manera, la propuesta busca vincular a estudiantes que requieran de elementos de medición para sus investigaciones para que puedan juntarse y participar en un proceso de acompañamiento comunitario y vinculación académica.
CONCLUSIONES
- Las condiciones ambientales de Quito son particulares y determinan no solo las características de lo biótico sino de la vida misma de la población humana.
- La biodiversidad es relevante en el contexto paisajístico de Quito: es la capital con mayor riqueza de ecosistemas.
- La ubicación latitudinal y a ltitudinal son necesarias de tomar en cuenta y de resaltar, dentro del diseño de la agenda urbana ACC y RRD.
- Hay muchos esfuerzos e inversión en estudios, pero poca aplicación. La planificación y el accionar colectivo es más importante tanto com o un modelo de gestión colectiva y comunitaria.
- Es preciso tomar en cuenta lo hecho y los estudios previstos para potenciar y proponer desde las ideas nuevas; pues han sido esfuerzos discutidos y pensados, un tema central y de política ante las agendas climáticas.
BIBLIOGRAFÍA
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