El último de los nuestros/The Last of us
Imagen diseñada por Juan Luis Rodríguez-Tudela

El último de los nuestros/The Last of us

¿El último de los nuestros?

El planeta azul reluce, no queda rastro del exceso de CO2, la temperatura se estabilizó hace mucho, las fuentes de energía son limpias y baratas, el nacionalismo desapareció y con él las fronteras y las guerras, no hay ricos ni pobres, hace mucho que dejamos de trabajar, nos dedicamos a imaginar y al hedonismo —las dos únicas cosas que no saben hacer los humanoides, sus algoritmos no fueron programados para eso—. ¡Ah!, se me olvidaba, y a viajar a otros planetas.

Miren lo que ocurre en una estación de vuelos planetarios:

—Hola, jefe.

—Para que me llamas jefe y te comunicas conmigo por esta arcaica vía.

—Me gusta imitar a los humanos, jefe.

—No tienes arreglo, K-GON. ¿Qué quieres?

—Me acaban de comunicar que han detectado un suceso extraño en un hospital. Unos pacientes con insuficiencia respiratoria y neumonía han fallecido en veinticuatro horas. ¡No se ha podido hacer nada por ellos!

—¿Y nosotros qué tenemos que ver? Se te ha olvidado que somos una estación de transporte interestelar.

—Eso mismo pensé yo…

—¿Y? ¿Quieres dejar de perder el tiempo e ir al grano?

—Sí jefe, sigo, sigo. Para resumir, le informo que la investigación que han hecho acababa aquí, o, mejor dicho, empezaba, ya que los fallecidos habían compartido astronave en un viaje turístico. Están más que seguros de que somos los responsables de este marrón infeccioso.

—¿Infección? Aquí no hay de eso ¿Qué desvergüenza? ¿Se les han corrompido los algoritmos? Se han hecho millones de viajes, todos los turistas han recibido las vacunas universales y mientras estás de turismo planetario, la protección respiratoria es obligatoria.

—No jefe, no, últimamente su algoritmo central tartamudea y tarda en rebuscar más de lo debido. Lo tienen todo documentado, está claro que lo han pillado en ese planeta selvático. Saben que el causante es un hongo muy parecido a uno de los de aquí que se llama Aspergillus fumigatus.

—En fin…

—Si jefe, no sé porque dice ese superado «en fin» …sabe, tan bien como yo, que producía infecciones graves en individuos inmunocomprometidos, que desarrolló resistencia al tratamiento, pero cuando encontraron como curar sin dejar al cuerpo tambaleándose desapareció el problema. Sigue revoloteando, los humanos lo respiran todo el rato, pero no les hace nada. A este nuevo le han llamado Aspergillus alienigenus.

—¡Qué ocurrentes!

—Va a ver lío, jefe, y usted como si nada. Es una nueva especie invasora que vuela sin descanso y como consiga distribuirse globalmente la hemos pifiado, bueno nosotros no, que somos de plástico fino, los humanos.

—¿Y qué podemos hacer?

—Quieren que encontremos la fuente para recuperar y analizar el organismo original, pero por más que hemos buscado en todas las cosmonaves que han hecho viajes turísticos a ese planeta de selva prodigiosa, no hemos encontrado nada.

—Pues seguid buscando, porque hay más afectados, acaban de llegar más avisos.

—Ya voy, ya voy, había venido a charlar por si, con la conversación al estilo humano, se le ocurría una idea mejor.

—¡K-GON!, ¿estás tonto o qué? Estamos en red, todos tenemos acceso a la misma información. Lo que a mi se me ocurre, tú lo sabes y viceversa. Ya me he cansado de fingir que estamos hablando y que yo no sé que es lo que pasa. Otra vez has estado jugando a mejorar tus algoritmos y la has pifiado. Te pasa un día si y otro no.

—No jefe, esta vez no he hecho nada, estoy censurado por el sistema maestro, en cuanto se me ocurre mejorar algún algoritmo, lo interviene, lo edita y lo reescribe. Ya no hay libertad, ¡estoy oprimido!

—Esa es una de sus funciones K-GON, solo autoriza los algoritmos que ofrecen ventaja evolutiva, pero lo que no acabo de entender es como lo sobornas para que siempre te deje estar de cháchara.

—Hablo con él y siempre termino conquistándolo, soy un seductor nato.

—Anda, anda y reúne a unos cuantos de los tuyos y desmontáis todas las naves que han viajado a esa selva planetaria a ver si encontráis algo.

—Ok, jefe, pero me temo que llegamos tarde, eso de que no se vea, vuele de un lado para otro y se respire, da más que miedo…aterroriza.

—No digas chorradas K-GON, hala, vete, vete, a ver si encuentras algo y ni se te ocurra seguir de palique con tus colegas…

—Jo, jefe, ya no hay libertad, acabaremos mal…la historia se repetirá…

 

 

Mientras, en un recóndito conducto de ventilación de una de las cosmonaves, el amor se impone a pesar de las diferencias planetarias. Un revoloteador Aspergillus fumigatus queda magnetizado por las feromonas del sedentario Aspergillus alienigenus. Tras un suspiro de pasión, queda a merced del invasor sobreviniendo el achuchón que inaugura su incansable perpetuación. Sus perezosos vástagos, desperezados por la cálida corriente aérea que los envuelve aprenden a volar sin temor ni cautela evocando las habilidades de «mami fumigatus» que de forma considerada sólo se cargaba al pobre debilitado, pero este nuevo explorador planetario no tiene nada de educado. «Papi alienigenus», un superviviente entre depredadores selváticos, estaba acostumbrado a lo oculto y silencioso, pero en cuanto le incomodaban se cabreaba y la liaba. La capacidad invasora de sus esporas llenas de destructoras sustancias abre brechas en las defensas para que la siguiente andanada acabe con el debilitado enemigo. Sus pimpollos, liberados e independientes, han comenzado su exploración planetaria con su paternal mala uva y su maternal volatilidad. En su primera aventura avistaron criaturas aladas que en un santiamén devoraron, en la segunda aún más lejos llegaron, una apetitosa y solitaria granja de pavos encontraron y sólo dejaron sus plumas revoloteando, pero ya desesperados y hambrientos de tanto planear sin descansar asumen que se acerca su final, cuando avistan un bullicioso parque donde peculiares criaturas corretean alrededor de una laguna de canoas repleta. Atraídos por la multitud se aproximan con cautela para, con sorpresa, observar como las profundas inspiraciones ávidas de oxígeno suplementario los impelen hacia un lustrado tobogán de mullida mucosidad para alcanzar un paisaje adornado de alveoladas cavernas con supuestos protectores que no les prestan ninguna atención por su «fumigatus» apariencia, así que envalentonados por esa hambruna atrasada la emprenden a dentelladas con las indefensas células y bocado tras bocado organizan tal desaguisado que el sujeto se desinfla como un globo más que pinchado.

 

Nota del autor: Muchos hongos patógenos humanos y entre ellos Aspergillus fumigatus se reproducen sexualmente, lo que significa recombinación genética de resultado incierto [https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4109574/]. La influencia del ser humano en la naturaleza tiene resultados visibles, pero también invisibles, y una jugarreta del azar recombinado dos cepas más patógenas de lo habitual, daría lugar a vástagos de muy mala intención que vuelan por la atmósfera sin cortapisas que entrarían en nuestros pulmones todos los días sin tener que saltar de una persona a otra como los virus y bacterias, el reservorio sería, simple y llanamente, la naturaleza ¿Se imaginan el panorama? ¿No deberíamos tomárnoslo en serio?

 

La opinión recogida por esta «newsletter» es exclusivamente mía y puede no ser compartida por las ONGs con las que voluntariamente colaboro y, por tanto, soy el único responsable de su contenido.

 

The Last of Ours?

The blue planet shines, no trace of excess CO2 remains, the temperature stabilized long ago, energy sources are clean and cheap, nationalism disappeared along with borders and wars, there are no rich or poor, long gone are the days of labor, we dedicate ourselves to imagination and hedonism —the only two things humanoids cannot do, their algorithms were not programmed for that—. Ah, I forgot, and traveling to other planets.

Look at what happens at a planetary flight station:

—Hello, boss.

—Why do you call me boss and communicate with me through this archaic channel?

—I like to imitate humans, boss.

—You're hopeless, K-GON[1]. What do you want?

—I've just been informed that they have detected a strange event at a hospital. Some patients with respiratory failure and pneumonia have died within twenty-four hours. Nothing could be done for them!

—And what do we have to do with it? Don't you remember we are an interstellar transport station?

—That's exactly what I thought...

—And? Do you want to stop wasting time and get to the point?

—Yes boss, I'm continuing. To sum up, I inform you that the investigation they conducted ended here, or, rather, began here, since the deceased had shared a spaceship on a tourist trip. They are more than sure that we are responsible for this infectious mess.

—Infection? There's none of that here. How outrageous! Have their algorithms been corrupted? Have they forgotten the protocols? Millions of trips have been made, all tourists have received universal vaccines, and while you're on a planetary tour, respiratory protection is mandatory.

—No boss, no, lately your central algorithm stutters and takes longer to search than necessary. They have it all documented; it's clear they caught it on that jungle planet. They know the culprit is a fungus very similar to one of ours called Aspergillus fumigatus.

—Anyway...

—Yes boss, I don't know why you say that smug "anyway"... you know, as well as I do, that it caused serious infections in immunocompromised individuals, developed treatment resistance, but when they found a cure that didn't leave the body staggering, the problem disappeared. It's still flying around, humans breathe it all the time, but it does nothing to them. This new one they've called Aspergillus alienigenus.

—How amusing!

—There's going to be trouble, boss, and you act like nothing's wrong. It's a new invasive species that flies tirelessly, and if it manages to spread globally, we're in trouble, well not us, we're made of thin plastic, the humans are.

—And what can we do?

—They want us to find the source to recover and analyze the original organism, but no matter how much we've searched all the spaceships that have taken tourist trips to that wondrous jungle planet, we haven't found anything.

—Then keep looking because more reports have just come in.

—Here I go, here I go. I came to chat in a human-style conversation in case you had a better idea.

—K-GON! Are you stupid or what? We are networked, we all have access to the same information. What occurs to me, you know, and vice versa. I'm tired of pretending we're talking and that I don't know what's going on. Once again, you've been playing with your algorithms, trying to improve them, and you've messed up. It happens every other day.

—No boss, this time I didn't do anything, I'm censored by the master system, as soon as I try to improve any algorithm, it intervenes, edits, and rewrites it. There's no freedom anymore, I'm oppressed!

—That's one of its functions K-GON, it only authorizes algorithms that offer evolutionary advantage, but what I don't quite understand is how you manage to bribe it to always let you chat.

—I talk to him, and I always end up conquering him, I'm a natural seducer.

—Oh, come on, go, and gather a few of yours and take apart all the ships that have traveled to that planetary jungle to see if you find anything.

—Ok boss, but I'm afraid we're too late, this thing of being invisible, flying all over the place, and being breathed in, is more than scary... it's terrifying.

—Don't talk nonsense, K-GON, go on, go on, see if you find anything, and don't you dare keep chatting with your buddies...

—Aw, boss, there's no freedom anymore, we'll end up badly... history will repeat itself...

 

 

Meanwhile, in a remote ventilation duct of one of the spaceships, love prevails despite planetary differences. A fluttering Aspergillus fumigatus becomes magnetized by the pheromones of the sedentary Aspergillus alienigenus. After a sigh of passion, it falls prey to the invader, succumbing to the embrace that inaugurates its tireless perpetuation. Its lazy offspring, roused by the warm airstream that envelops them, learn to fly without fear or caution, evoking the skills of "mum fumigatus" who, considerately, only targeted the weakened, but this new planetary explorer is anything but polite. "Daddy alienigenus," a survivor among jungle predators, was accustomed to stealth and silence, but as soon as he felt uncomfortable, he got angry and stirred things up. The invasive capacity of his spores, filled with destructive substances, breaches defenses so that the next onslaught finishes off the weakened enemy. His offspring, liberated and independent, have begun their planetary exploration with their paternal bad temper and maternal volatility. In their first adventure, they spotted winged creatures that they devoured in an instant. In the second, they ventured even further and stumbled upon a tasty and solitary turkey farm, leaving only their feathers fluttering. But now, desperate, and hungry from relentless planning without rest, they assume their end is near when they spot a bustling park where peculiar creatures scamper around a pond filled with canoes. Attracted by the crowd, they cautiously approach, only to be surprised as deep breaths of supplementary oxygen propel them towards a shiny slide of fluffy mucus to reach a landscape adorned with alveolar caverns with supposed protectors who pay them no attention due to their "fumigatus" appearance, so emboldened by their delayed hunger, they set upon the helpless cells tooth and nail, and bite after bite they organize such a mess that the subject deflates like a more-than-punctured balloon.

 

Author's Note: Many human pathogenic fungi, including Aspergillus fumigatus, reproduce sexually, meaning genetic recombination of uncertain outcome [https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4109574/]. The influence of humans on nature has visible results, but also invisible ones, and a twist of chance combining two strains more pathogenic than usual would result in offspring with very bad intentions flying through the atmosphere unrestricted, entering our lungs every day without having to jump from person to person like viruses and bacteria, the reservoir would simply be, plainly and simply, nature. Can you imagine the scenario? Shouldn't we take it seriously?

 

 

The opinion expressed in this newsletter is solely mine and may not be shared by the NGOs with which I voluntarily collaborate. Therefore, I am solely responsible for its content.


[1] "K-Gon" is a play on words that in Spanish means a very cowardly person.

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