El 5G no es malo (para la salud)

Si eres humano y por consiguiente el producto de un proceso evolutivo de millones de años en La Tierra, no, el 5G no afecta a tu salud de ninguna manera. Y antes de que digas que estoy equivocado, que tú has leído mucho sobre esto, o que yo trabajo en un sector directamente interesado en esta tecnología, permíteme decirte que tú no eres físico y que yo puedo ayudarte a entenderlo.

Existen muchas voces sobretodo en internet que hablan de los efectos perjudiciales de la nueva tecnología llamada 5G, nuevas ondas que vuelven a saturar nuestras ya irradiadas vidas, nuevas antenas más potentes, nuevos espectros, más y más palabros raros que suenan por sí solos a malo.

Pero ocurre que no, y que hay dos razones principales por las que al parecer hay mucha gente que, aunque sea por precaución, que mira con recelo este nuevo avance en nuestras telecomunicaciones: el desconocimiento de la física básica que hay detrás del 5G, y (lamentablemente) intereses económicos. Sí, las mismas personas y organismos tras el movimiento anti-5G son los mismos que estuvieron tras el anti-4G, y tras el 3G, etc... Y si rascas un poco, detrás hay una industria que te vende el remedio, la pastilla homeopática, y hasta el gorrito de papel de aluminio.

La luz es el resultado de la excitación del campo electromagnético, y la partícula asociada es el fotón. Y en medio (más o menos) tenemos la luz visible, la que vemos con nuestros ojos adaptados durante millones y millones de años a vivir en un planeta con una estrella Tipo Sol, una Enana Amarilla, y no nos hace daño, estamos perfectamente adaptados a la luz. Pero si subimos un poco la energía, encontramos los Rayos UltraVioleta (UV), que no son visibles, pero que si exponemos nuestra piel durante el suficiente tiempo, incrementaremos el riesgo de desarrollar problemas cutáneos.

Si incrementamos la energía hacia la derecha, allí encontramos a los Rayos X, que son dañinos con exposiciones cortas aunque no haya ningún problema si de vez en cuando debes hacerte una radiografía. Al final del espectro y con muy altas energías, encontramos a los Rayos Gamma, que son directamente fatales para la vida.

De nuevo partiendo de la luz visible, esta vez nos iremos hacia la izquierda, y allí encontramos los Infrarrojos (esa lucecita que usan los mandos a distacia, p.ej.), las microondas, y finalmente las ondas de radio. En este extremo, la energía es tan baja que es literalmente imposible que sufras daño alguno. Y precisamente aquí es donde se ubica el espectro de nuestras telecomunicaciones.

Si has prestado atención, te habrás dado cuenta que cualquier tipo de onda electromagnética es luz, aunque no la veamos porque nuestros ojos sólo distinguen una parte muy pequeña de todo el espectro, pero es luz al fin y al cabo. Por tanto, tu teléfono móvil y las antenas móviles repartidas por las ciudades, en realidad se comunican emitiendo luz. Es luz a muy muy muy baja frecuencia, pero es luz al fin y al cabo, sólo que tú no la ves. ¿No te parece bonito? Si tuviésemos los aparatos adecuados, podríamos ver esa débil luz que emiten nuestros teléfonos y que rebotan y amplifican las antenas. Realmente sería maravilloso verlo.

Pero algunas personas confunden el término Ondas de Radio con Radiación (de radioactividad, de malo malísimo), pero en realidad estamos hablando de luz de muy muy baja frecuencia, luz muy débil en forma de ondas, como las olas de la playa pero de luz.

Por tanto, en resumen, que si te apunto con una linterna de esas de pilas, te estoy causando más daño que una antena 5G. O sea, nada de nada.