EL APOSENTO ALTO
Salmos 27:1-14
1 El SEÑOR es mi luz y mi salvación. ¿A quién podría yo temerle? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida, así que no le temo a nadie. 2 Aunque los perversos me ataquen y traten de destruirme, aunque mis enemigos me ataquen, serán ellos los que tropiecen y caigan. 3 No tendré miedo aunque todo un ejército me rodee. Confiaré en Dios aunque me declaren la guerra. 4 Sólo una cosa le pido al SEÑOR; esto es lo que más quiero: habitar en la casa del SEÑOR por el resto de mi vida. Así podré disfrutar del placer de estar junto al SEÑOR y visitarlo en su templo. 5 Cuando esté en peligro, él me protegerá en su casa. Él me esconderá bajo su techo, me llevará a un lugar seguro. 6 El SEÑOR me ayudará a derrotar a los enemigos que me rodean. Así con alegría podré ofrecerle sacrificios en su templo y cantar en su honor. 7 SEÑOR, escucha mi llamado, ten compasión de mí y contéstame. 8 SEÑOR, de todo corazón quiero conversar contigo y aquí estoy para adorarte. 9 No te alejes de mí, no ignores a tu servidor. Dios mío, tú eres mi Salvador. ¡No me dejes solo, no me abandones! 10 Aunque mis padres me abandonen, el SEÑOR se encargará de mí. 11 SEÑOR, enséñame a vivir como tú quieres. Guíame por el camino seguro; ayúdame porque tengo muchos enemigos.
12 No permitas que mis enemigos me derroten, porque son muchos los que dicen mentiras de mí y tratan de hacerme daño. 13 Yo, en cambio, espero disfrutar de la bondad del SEÑOR mientras viva. 14 Mientras aguardan, confíen en el SEÑOR. Sean fuertes y valientes, y esperen que el SEÑOR les ayudará.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? - Romanos 8:35 (RVR)
Leí en un periódico que: «...el 80%, tanto chicos como chicas, sostuvo que desearía encontrar un amor que dure para siempre». La misma articulista se sumerge en los problemas en que caen al entablar relaciones superficiales y dolorosas. Hace la pregunta: «Si quiero un amor que dure para siempre, ¿por qué elijo a alguien que me quita libertad, me humilla, me insulta o me intimida?», como señala la misma encuesta.
Cuando leí aquello de «...un amor que dure para siempre...», vino a mí la primera estrofa de un himno muy difundido y querido por los cristianos. Fue escrito por Jorge Matheson (1842-1906). A los 20 años, estaba a punto de casarse cuando pierde la visión. Su novia lo abandona diciendo: «No puedo ir por la vida con un hombre ciego».
Su hermana lo acompaña y le ayuda en sus estudios teológicos, llegando a ser un gran predicador. En el casamiento de ella se inspira para escribir: «¡Oh! Amor que no me dejarás, descansa mi alma siempre en ti; es tuya y tú la guardarás, y en lo profundo de tu amor, más rica al fin será». Por cierto, Matheson se refería al amor de Dios. Es el amor que hace decir a San Pablo: «… ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro» (Romanos 8:39, RVR).
Los cristianos sabemos que hay amores correspondidos y otros no, pero contamos con el amor de Dios, que permanece para siempre. Este amor no nos quita libertad ni nos humilla.
ORACIÓN DE HOY
Señor, gracias por tu misericordia. Haz que podamos amar, como tú nos amas en Jesucristo. Amén.
PENSAMIENTO DEL DÍA
Nada nos puede separar del amor de Dios.
OREMOS
Por quienes viven sin fe y sin amor.