El Aprendizaje como Valor Corporativo

Cada interacción, proyecto y desafío es una valiosa oportunidad para adquirir conocimiento y habilidades.

Estos son fenómenos que ocurren en todos los aspectos de la vida personal, laboral y del negocio.

Te propongo que exploremos cómo podemos intencionalmente convertirlos en hábitos saludables de la cultura organizacional para apalancar tu entrega de valor.

Desbloqueando el Potencial: Transformación de Habilidades en Conocimiento Corporativo

Las organizaciones del siglo XXI, a diferencia de lo que ocurría en el siglo pasado, tienen la posibilidad única, y casi que el deber, de potenciar la entrega de valor a sus clientes y a sus empleados tomando decisiones basadas en datos. Hoy en día, prácticamente toda arista de la actividad de una empresa puede mapearse y medirse en función de información externa e interna que se recolecta.

El análisis y utilización intencionada de la información sobre las habilidades, conocimientos y herramientas que hacen a los equipos de trabajo es clave para el diferencial competitivo. 

En su artículo de 2004, ‘Learning from Differences: A Capability for Developing Organizational Learning’, publicado en la revista European Management Review, Amy Edmondson y Bertrand Moingeon destacan que las organizaciones que integran al aprendizaje como valor y hábito de su cultura son las que logran capitalizarlo en rendimiento positivo del negocio, así como en crecimiento y desarrollo de los empleados.

El potencial humano es ilimitado y en las organizaciones está presente de distintas formas; pero muchas veces “se lo deja a su suerte” o se lo atiende como iniciativas de upskilling y reskilling (mejora y reconversión de habilidades) aisladas de los objetivos de negocio.

En un momento como éste, en el que estamos dejando atrás el paradigma de la “retención del talento” para focalizar esfuerzos en la “fidelización del talento”, los empleados están buscando oportunidades laborales que apuesten por seguir haciendo crecer su potencial y habilidades.

La transformación de este potencial en conocimiento vinculado a indicadores clave y que aporte al crecimiento profesional de nuestros empleados, requiere una estrategia de Aprendizaje y Desarrollo (Learning and Development, L&D, en inglés) basada en datos.

La Estrategia de Aprendizaje y Desarrollo como Componente de Creación de Valor

La transformación de este potencial en conocimiento concreto vinculado a indicadores clave y que aporte al crecimiento profesional de nuestros empleados, requiere una estrategia de Aprendizaje y Desarrollo que responda a estas metas.

Esto es posible cuando se adopta un entendimiento que L&D no es ‘solo una función’, a pesar que puede estar a cargo de un rol u equipo específicos en el organigrama, sino que es responsabilidad de todos los integrantes de la empresa, desde CEOs hasta empleados recientes

La integración de L&D en la cultura organizacional permite trazar el camino de esta transformación, adaptándolo según sea necesario con el objetivo de canalizar el potencial de los empleados hacia conocimientos que fortalezcan al diferencial de la empresa.

Una nueva perspectiva: del Aprendizaje como Medio, hacia el Aprendizaje como Pilar Corporativo

Lejos de acompañar solamente con la adopción de habilidades técnicas, L&D vela por fomentar buenas prácticas, hábitos y sistemas que incentiven una mentalidad de aprendizaje continuo al trabajo cotidiano, así como que propicien modelos de liderazgo efectivo en un mundo VUCA (Volatile, Uncertain, Complex and Ambiguous, es decir, volátil, incierto, complejo y ambiguo).

En un contexto altamente competitivo y cambiante, la organización que aprende se vuelve más apta para impulsar la innovación, mejorar la fidelización del talento y elevar la experiencia del cliente.

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