El coaching en las empresas: Luces y sombras

El coaching en las empresas: Luces y sombras

En las últimás dos décadas se ha abusado del término coaching. Los que estamos en el ramo de la capacitación bromeamos con que si tiras una piedra a la multitud, seguro le darás a un coach. Y ya hay coachs trasformacionales, ontológicos, sistémicos, transpersonales... y parece que cada dos o tres años aparece un nuevo tipo de coach

La verdad es que, con este abuso del término, se ha abaratado la disciplina; pero en realidad,el coaching es una herramienta muy útil en la empresa moderna. El coaching en las empresas es una práctica que tiene como objetivo mejorar el desempeño, el aprendizaje y el bienestar de los empleados y los equipos de trabajo, mediante el uso de técnicas y herramientas que facilitan el desarrollo de sus potencialidades, habilidades y competencias. 

El coaching en las empresas puede tener diferentes aplicaciones, como el coaching ejecutivo, el coaching de equipos, el coaching de liderazgo, el coaching de ventas, entre otros.

La importancia del coaching en las empresas radica en que contribuye a:

  • Aumentar la productividad, la calidad y la eficiencia de los procesos y los servicios.
  • Mejorar la comunicación, la colaboración y la confianza entre los miembros de la organización.
  • Potenciar la motivación, el compromiso y la satisfacción de los empleados y los clientes.
  • Desarrollar el talento, la creatividad y el liderazgo de los trabajadores y los directivos.
  • Facilitar el cambio, la adaptación y la innovación en un entorno competitivo y dinámico.

El coaching en las empresas puede realizarse a nivel individual o grupal, con un coach interno o externo, según las necesidades y objetivos de cada organización. 

El coaching en las empresas es una inversión que genera beneficios tanto para la organización como para las personas que la integran.

Pero, mucho ojo, el coach es un profesional que acompaña, guía y apoya a los coachees (personas o equipos que reciben el coaching) en su proceso de aprendizaje y mejora, mediante preguntas, feedback, ejercicios y otras herramientas.  El coach no da consejos ni soluciones, sino que ayuda a los coachees a descubrir sus propias respuestas y recursos. No es un sustituto del psicólogo. El problema es que el mercado se ha llenado de coaches "hechizos", que no tienen los conocimientos o sólo los tienen de manera parcial, que obtuvieron un "certificado" en una de las miles de empresas que extienden dichos certificados

Contratar a un mal coach en la empresa puede tener consecuencias negativas tanto para la organización como para los empleados. Algunos de los peligros de contratar a un mal coach en la empresa son:

  • Ralentización de proyectos: Un mal coach puede no tener las competencias, la experiencia o la metodología adecuadas para guiar y apoyar a los coachees en el logro de sus objetivos. Esto puede generar retrasos, errores, conflictos o insatisfacción en los proyectos que se realizan en la empresa.
  • Desmotivación y disfuncionalidad en los equipos: Un mal coach puede afectar negativamente el clima laboral, la comunicación, la colaboración y la confianza entre los miembros de los equipos de trabajo. Esto puede provocar una pérdida de compromiso, de productividad y de calidad en el desempeño.
  • Ansiedad en empleados que creen poder suplir ese cargo fallido: Un mal coach puede generar frustración, estrés o resentimiento en los empleados que se sienten capacitados para asumir el rol de coach o que consideran que podrían hacerlo mejor que el coach contratado. Esto puede afectar su salud mental, su bienestar y su relación con sus compañeros y superiores.
  • Pérdida de credibilidad y confianza en los equipos de trabajo: Un mal coach puede dañar la imagen, la reputación y la confianza que tienen los equipos de trabajo en la empresa y en sus líderes. Esto puede disminuir el sentido de pertenencia, la lealtad y la fidelización de los empleados.
  • Desperdicio de recursos económicos: Contratar a un mal coach puede suponer un gasto innecesario e ineficiente de recursos económicos para la empresa, sin obtener los resultados esperados o incluso obteniendo resultados negativos. Además, contratar a un mal coach puede implicar tener que asumir otros costos asociados a la rotación, al bajo rendimiento o a la insatisfacción de los empleados.

Por estas razones, es importante elegir cuidadosamente al coach que se contrata para la empresa, verificando sus credenciales, su experiencia, su metodología y sus referencias. También es conveniente establecer objetivos claros, indicadores de seguimiento y evaluación, y mecanismos de feedback para asegurar la calidad y la efectividad del proceso de coaching. No se deje llevar por la "certificación" que diga tener la persona en cuestión.


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