El coche de Homer Simpson

Todo proyecto o empresa que comencemos debería iniciar como aquel capítulo de los Simpson en el que Homer diseñaba un automóvil. Claramente todo acaba en el desastre más absoluto, con su hermano arruinado y él perdiendo su tan soñada vida de rico y de vuelta en el salón de casa de Springfield. Pero en mi opinión la parte importante de esta historieta no está en el final, sino el comienzo.

El buen Homer se tira de cabeza en algo que claramente le viene grande, pero lo hace con pasión y poniendo todo lo que tiene dentro para que su proyecto salga bien. Necesitamos gente así en nuestros equipos; soñadores, personas que va más allá de lo establecido y gente capaz de apuntar a las estrellas. Si todos caminamos el mismo camino, el destino ya está escrito lo cual no es una cosa mala en si misma... solo es previsible. Ya sabemos donde vamos a llegar.

Seguramente el proyecto del hermano de Homer estaba condenada al fracaso desde el inicio, pero no por culpa suya. Mas bien el error pueda venir porque todas las decisiones y las ideas provienen de la misma persona. Todo grupo de trabajo que quiera tener posibilidades de éxito debe contener perfiles diferentes entre si, que puedan aportar talentos distintos en las diversas etapas de avance. Durante la fase inicial es nuestro deber dar voz a este tipo de talentos creativos y resistir la tentación de poner frenos a ideas " tontas", "locas" o "irrazonables". Eliminar el "Sí, pero..." de nuestro esquema de pensamiento y atrevernos a dar voz a los Homer que hayamos decidido incluir; pero también debemos asegurarnos rodearnos de otro tipo de perfiles. En fases de construcción y definición del proyecto serán necesarios otros talentos más organizativos o finalizadores. Habrá sitio para los administrativos, para los técnicos, para los que piensan en huésped y para los que tienen en cuenta al personal que erogará el servicio o producto final .La clave es la variedad y la confianza que depositemos en que cada miembro del equipo aporte lo mejor que lleva dentro.

Y que mas podemos decir de la cabeza del proyecto? Además de coraje y apertura mental, liderar un proyecto requiere dotes organizativas. Alguien que distribuya la información adecuada, a las personas adecuadas, en el momento adecuado... nada fácil! Alguien capaz de identificar cual es la acción siguiente en cada momento y que asegure el avance continuo del proyecto. Si alguna vez habéis tenido oportunidad de liderar un proyecto sabéis de que os hablo!

En resumen; todo proyecto es un esfuerzo coral, en el que cada individuo juega una parte importante en el momento indicado. Pretender que hay otra manera de llevar a cabo este tipo de trabajos complejos nos avoca al fracaso de manera irremediable. La voz al equipo!