EL DÍA DE LOS REYES MAGOS

Terminamos las fiestas navideñas con el día de los Reyes Magos.

Empezando por la cabalgata, que parecía un capitulo de una serie de zombies, intentando llegar a las carrozas a que les diesen unos caramelos y/o juguetes, hasta terminar con la llegada a casa de sus majestades, dejando los regalos a los niños.

Y de esto último voy a hablar, con muy buena intención, los reyes magos, le han traído a mi hijo un juguete muy educativo de su cuento favorito “Los 3 cerditos”.

Ya, la propia caja te iba dando pistas, de que “la casa de madera”, no iba a ser fácil de montar.

Total, que con la edad que tiene el niño, pues no le da a el para estar montando las casas (soplar, tirarlas y destruirlas SÍ, pero construirlas...eso ya papá).

Más o menos, la media de montaje exitoso es de 1/20, es decir, que de cada 20 veces que la estoy montando, 1 se queda en pie, y las otras 19 como termina por los suelos, sin llegar a montarla entera.

Aquí empiezan a aparecer los primeros síntomas, irritabilidad, frustración y el enfado, por intentar una y otra vez, que algo funcione y de acuerdo a las instrucciones debería de ser fácil, por lo que mis habilidades eran nulas esta sencilla tarea (y en verdad es de un dieseño, en mi opinión que podía haber sido muy mejorable, para favorecer un montaje mucho más fácil, de un juguete para niños de 2 años, y que enerva a uno de 34).

Muchas veces en las empresas pasa lo mismo, surgen entre los diferentes trabajadores, situaciones de irritabilidad, frustración y enfado, que pueden llegar a derivar en crisis de ansiedad o depresiones si se repiten de manera continuada a lo largo del tiempo, por procesos que se les manda hacer, pero se desencadenan muchos fallos, errores, averías..., que ellos sienten que es su culpa, cuando lo que se tendría (por lo menos que intentar), es trabajar sobre el origen, el diseño, el procedimiento, las herramientas..., para mejorar ese proceso.

El caso es que para este juguete decido actuar sobre el origen (que determino que es el diseño del montaje), sino soy más habilidoso a la hora de montar el juguete, y necesito de 20/30 minutos para poder montar una casa que mi hijo tira en 5 segundos, pues mal íbamos a ir (el juguete iba a terminar escondido), que es una de las opciones que se utiliza en muchos sentidos, si algún proceso nos da muchas "pesambres", no le sacamos en el tiempo que estimábamos el partido (los objetivos), que teníamos en mente, pues dejamos de lado el proceso y lo guardamos en el armario/cajón/almacén…

Tenemos que ver si podemos actuar sobre el origen, para poder mejorar el proceso (en este caso el proceso de montaje), y para el caso de los que nos dedicamos a la seguridad, en vez de proponer medidas de protección, ver la manera de actuar sobre el origen para la eliminación de los riesgos, que creo que es lo más importante, y lo que menos suele hacerse.

El caso, es que para “solucionar” el problema, y que se pueda seguir utilizando el juguete sin que desencadene en mi, lo síntomas antes descritos, le damos la vuelta a la situación, para trabajar en una solución, que es lo que más me gusta y me motiva, ¿Qué podemos hacer para que sea más fácil de montar, mejoremos los tiempos, y encima evitemos la frustración, sin que eliminemos el fin del mismo juguete, que es el de tirar las casas, una vez construidas?

Pues lo que se me ocurrió, es acercarme a comprar un poco de velcro (del malo), del que no pegue del todo bien, pero que sirva para que sea más fácil encajar la estructura, pero que cuando sople mi hijo, la casa se caiga igual.

Revisar los puntos de soporte que eran más complicados para que se mantuviesen en pie, mientras iba construyendo la casa, sin llenar todo el juguete de velcro, para que cuando el crio soplase, la casa se cayese sin el mayor problema.

De esta manera, hemos llegado a que sea más fácil de construir, sin que incumpla el fin mismo del juguete.

Nos vemos en el siguiente artículo, saludos!!