El fin de la infancia.
Para bien o mal me emancipé (emanciparon) a los 15 años; Muchas veces he escuchado el famoso estás sobrecalificado o por el contrario el no sé, no te creo, no sé si aportarás valor (siempre me destaco en donde estoy, en el aquí ahora y a futuro, los proyectos se logran, integralmente, por supuesto en y gracias al Equipo); se repite el no creer que como me estoy vendiendo pueda lograrlo-tengo mi palabra, mi compromiso, la lealtad y ética-. "sé humilde" dicen- en serio?, humilde no es agacharse y humillarse; aprendes y metes las manos con todo -más que los demás, no tienes de otra, los otros te llevan ventaja desde que nacieron, con lo que comieron, a donde estudiaron y todo lo demás- después aportas das y enseñas.
Los maratones, la escalada, aprender a andar en bicicleta o automóvil solo: +Retos? APREHENDER, claro que puedo. Lo que he logrado, sea poco o sea algo me costó mucho trabajo, hay cosas que no pude hacer también, a veces se sobrevive; bien podría estar muerto, ser un adicto o seguir en la calle como cuando salí con lo que traía puesto a la lluvia, al hambre, a lo básico como un perro.
En lugar de tener y tener hijos -porque es lo único que puedes tener, que sea tuyo y que te haga levantarte día a día-, que es la razón de que la gente en la pobreza los tiene, y no por irresponsables; tuve pruebas una tras otra, hasta el dolor de pulsión y el hartazgo.
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Ya solo falta que me ponga unos Nike Jordan Dorados, para que se vean, para exagerar que traigo calzado y no estoy descalzo - para callar las burlas, la invisibilidad y el desprecio-, que ya no traigo unos pantalones remendados en una escuela de paga en donde estoy becado al 100% y solo el judío ricachón que no come nada en el receso sino que se sirve agua caliente de la máquina y hunde un sobrecito, auto flagelándose, que sus papás dueños de joyerías compran un pollo rostizado a la semana y a cada quién le toca una pieza diario - la que sea-; que si desayunan un sandwich de queso, partido en 3 un pedazo para cada uno, luego cortan la orilla porque eso será el desayuno de la sirvienta. Solo ese muchacho entiende la miseria y yo entiendo la suya aún más profusa.
Entrar a un McDonald´s era lo de siempre, comer papas fritas que nadie se terminaba, si un día alguien no se comió su hamburguesa con queso, ese era el día, si además la anfitriona se te acercaba y te preguntaba, ¿Todo Bien?, y respondías: sí gracias, pero la hamburguesa esta fría; luego venia ella, con una nueva hamburguesa, nuevas papas y hasta una coca-cola y te decía, perdone, si se le ofrece algo más estamos para servirle; ese era sin duda el mejor momento, tal vez el mejor día de la vida.