El ejercicio de la sociología: una práctica constante de la empatía

El ejercicio de la sociología: una práctica constante de la empatía

Buscando material, inspiración e ideas que me pusieran en “modo Blogger” para el Colegio de Sociólogos del Uruguay, me encontré con el prefacio de mi tesis de grado que “defendí” hace ya catorce años.

He aquí el prefacio, que me sirve de introducción a dos aspectos en los que quiero detenerme para reflexionar sobre estos 14 años de “Sociología en primera persona”

“Prefacio

El siguiente trabajo es la monografía final del título de grado de la Licenciatura en Sociología de la facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República. Dicha monografía se realizó bajo la supervisión y tutoría del profesor José Fernández a quien agradezco por haberme acompañado en todo este proceso atendiendo mis inquietudes e interrogantes.

Quisiera aprovechar este espacio también para agradecer a todos aquellos que, a lo largo de estos años, de alguna manera, avivaron mi curiosidad y mis ansias de conocimiento. Conocimiento con el que espero poder ayudar a alcanzar realidades más justas.

Es en esos momentos en que sentimos que alcanzamos metas, que pensamos en todas aquellas personas que fueron y son parte de lo que somos. Es por eso que quiero dedicar este trabajo:

A Otilia y Cira, mis viejas lindas, quienes me enseñaron el amor sin condiciones. Donde quiera que estén.

A mi madre, mi gran lectora, de quien aprendí a mirar desde la empatía a los otros.

A mi padre, mi refugio seguro, por su cercanía y confianza.

A mi hermana, mi consentida, amiga y compañera.

A Yamandú porque una vez me miró distinto y cambió mi vida. A su familia que es la mía.

Y a todos mis amigos, imprescindibles para la vida.

                                                                                                    Montevideo, octubre de 2004.”

 Ahí estaba yo alcanzando algunas metas presentando resultados de un trabajo que había disfrutado y padecido durante dos años; queriendo agradecer la compañía en ese viaje, pero también poniendo metas a la futura socióloga.

Aquí entonces, el primer aspecto sobre el que reflexionar:

“Conocimiento con el que espero poder ayudar a alcanzar realidades más justas”

El ejercicio de la sociología en aquel momento se me presentaba como la oportunidad de observar, analizar y actuar en consecuencia para alcanzar el objetivo de ayudar a cambiar el mundo; o al menos, algunas realidades en mi país. Situaciones que yo entendía injustas en el Uruguay del 2002-2003.

Así fue como un día entro en el Pereira Rosell a pedir hora para mi ahijado y encuentro mi “Objeto de estudio”. Aquí va una parte de la descripción de ese momento:

“La situación de pasillo

En el sector de Fonoaudiología (donde debían coordinar exámenes) nadie atendía, y tampoco había un cartel con el horario de atención. Ante esta situación, la investigadora pregunto a las personas que esperaban en un banco, frente a la puerta (de Fonoaudiología), «¿A qué hora atienden acá?» La respuesta fue: «A veces atienden de mañana, pero, otras veces, después del mediodía». La investigadora volvió a preguntar: «^Ustedes están para fonoaudiología?», y contestaron que sí. Como no disponía de tiempo para esperar, se dirigió a Informes para averiguar el horario de atención de Fonoaudiología, pero no había nadie atendiendo. Entonces se dirigió al guardia de seguridad que está en la entrada del hospital y le pregunto dónde podía averiguar horarios. El guardia contesto que no sabía y que no existía tal lugar. Ya sin tanta paciencia, la investigadora le replicó: «¿Cómo puede ser que no exista forma de averiguar horarios?». Y el guardia le contesto: «bienvenida al mundo». De esa bienvenida nació la necesidad de conocer ese mundo, de investigar sobre las relaciones sociales que alii se daban, el papel que jugaba la condición social de los usuarios en esas relaciones, y las percepciones y significados que guiaban sus comportamientos.”

Esa mañana complicada en el Pereira, no solo determinó mi objeto de estudio sino mi punto de vista y la concepción de mi misma como un “punto de vista sobre un punto de vista”. Así fue como me inicié como “observadora participante”; y encontré a Bourdieu y a su “Teoría de los campos”, la que apliqué en ese momento y lo seguí haciendo en otros “campos de batalla”.  

Es entonces que me plantee analizar la situación de pasillo, como un espacio social, desde las percepciones y comportamientos de los usuarios; describir e interpelar al sistema hospitalario desde la hipótesis de que la condición social de los usuarios determinaba el trato e información que recibían del colectivo “personal de la salud”; y que esto a su vez afectaba las condiciones de salud de los usuarios.

El segundo aspecto de mi reflexión es “la empatía”. Hace catorce años agradecía a mi madre que me hubiera enseñado a mirar a “los otros” desde la empatía. En estos días la palabra empatía es muy utilizada, pero en aquellos años no tanto. Al mismo tiempo vinculé a la empatía con la concepción de “el otro”. Un “otro” que, al ser observado empáticamente, pasaba a ser objeto de “compasión”, además de estudio. Y sólo al unirse mi intención de cambiar el mundo, a la de conocer esa realidad, cobraba “sentido” lo que estaba haciendo: mi proyecto de tesis de grado de la Licenciatura de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República.

La empatía, como la capacidad de ponerse en el lugar del otro para comprender sus actitudes y comportamientos se me revelaba casi mágicamente como el “oficio del sociólogo”. Y en este párrafo llegué a la conclusión de, que cómo socióloga, iría por buen camino: “Y solo en la medida en que es capaz de objetivarse a sí mismo puede, al mismo tiempo que permanece en el lugar que inexorablemente se le asigna en el mundo social, trasladarse con el pensamiento al lugar donde está colocado su objeto (que también es, al menos hasta cierto punto, un alter ego) y captar así su punto de vista, es decir comprender que si estuviera en su lugar, como suele decirse, indudablemente sería y pensaría como él.” (Bourdieu, 1999, p. 543)

Desde ese momento, para mí, el ejercicio de la sociología implica una práctica constante de la empatía: objetivarme a mí misma y al mismo tiempo, ponerme en los zapatos de mi objeto para, de alguna manera, subjetivarlo.

En cuanto a “la compasión” y “el sentido”, eso de ser socióloga con la intención de ayudar a alcanzar realidades más justas. Es la compasión lo que nos permite mirar el mundo y entender que no hay una mano invisible que determina nuestras vidas, sino estructuras que construimos y reproducimos viviendo.

Esta actitud es lo que da sentido al oficio: el sentimiento de tristeza e incomodidad que generan las desigualdades sociales, la pobreza, la exclusión y escaso ejercicio de la ciudadanía de algunos en contraposición a la alienación de otros por exceso de privilegios.

Y así, movidos por la compasión, miramos a los otros empáticamente para comprender sus percepciones y comportamientos; con el fin de cuestionar las estructuras sociales injustas y proponer otras formas producción y reproducción social. De cambiar el mundo.

Hasta aquí, todo muy lindo. Pero ¿qué pasó después? ¿Qué es de la vida de la actual socióloga?

Yamandú hizo algo más que mirarme distinto. Juntamos nuestras vidas cotidianas y tuvimos dos hijas. Entonces, lo más importante pasó a ser, la manera en que producíamos y reproducíamos nuestras vidas.

¿En qué quedó aquello de cambiar el mundo? Por ahora, en encontrar la forma de hacer coincidir “trabajo” y “oficio” para que tenga sentido lo que hacemos. Pero esta conversación la dejamos para la próxima.

Fabiana Hernández Abreu

Julián Suquilvide

Coordinador de la Red Internacional de Economía Humana en Uruguay

5 años

Excelente Florencia. Hay que poner la Empatía en el centro de de nuestras prácticas e investigaciones. Abrazo

Manuela García Rodríguez

Consultora en Gestión de Proyectos y Comunicación | Fundadora de Ubuntu Conectamos | Ejecutiva de Innovación y Transversalidad para la Cámara Uruguaya de Tecnología.

5 años

Fabi, empezando en el área de la política y sociología en mi máster, me encantó leer tu relato. Gracias por compartirlo. Abrazo!

Lic. Yemina Luz Alvez

Consultor Externo Psicóloga

5 años

Interesante saber sobre el quehacer de la socióloga Fabiana, gracias por compartirlo!

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