"El emprendedor es un chorizo... y el intra emprendedor una gallina con sombrero verde"

"El emprendedor es un chorizo... y el intra emprendedor una gallina con sombrero verde"

Tanto los emprendedores como los intraemprendedores son catalizadores de la innovación en cualquier organización. Sin embargo, para entender mejor sus roles y los desafíos que enfrentan, una metáfora sencilla pero reveladora puede servirnos de guía: los huevos con chorizo. En este plato, la gallina pone los huevos mientras que el cerdo entrega el chorizo. Esta diferencia refleja algo más profundo: la disparidad entre participar y comprometerse por completo. Pero ¿Qué pasa si le ponemos a la gallina un sombrero verde?

El sombrero verde lo tomamos del libro Los Seis Sombreros para Pensar de Edward de Bono, un concepto que desarrolló dentro de su teoría del Pensamiento Lateral. Cada sombrero simboliza un enfoque diferente para abordar la resolución de problemas, y el verde en particular representa la creatividad, la generación de nuevas ideas y la exploración de caminos alternativos. Es aquí, en esta búsqueda constante de soluciones novedosas, donde el intraemprendedor encuentra su verdadera identidad.

El emprendedor: El cerdo que lo arriesga todo

En el mundo empresarial, el emprendedor es como el cerdo o el chorizo de nuestra metáfora: alguien totalmente comprometido. El emprendedor no solo pone en juego sus ideas, sino también su capital, su tiempo y, a menudo, su reputación. Vive y respira su proyecto, sabiendo que si fracasa, las consecuencias serán completamente suyas. En ese sentido, el emprendedor es quien realmente lo arriesga todo. En una cultura como la española, donde el fracaso no solo te señala a nivel profesional sino también personal, este riesgo se siente aún más agudo. Los emprendedores, como el cerdo en los huevos con chorizo, están en una situación donde su "carne" está literalmente en juego.

El emprendedor encarna el espíritu del "todo o nada". A menudo, su travesía está plagada de incertidumbres económicas, regulatorias y de mercado. Cada decisión que toma puede ser crucial, y cualquier error puede llevarlo al colapso. Sin embargo, es esta misma disposición a sacrificarlo todo lo que impulsa a los emprendedores a avanzar. En cada proyecto, en cada idea, está su futuro en juego.

El intraemprendedor: La gallina con sombrero verde

En contraposición, el intraemprendedor es como la gallina en nuestra metáfora, pero una gallina que lleva el sombrero verde. Al igual que el sombrero de Edward de Bono, este intraemprendedor se define por su capacidad de pensar de manera creativa, buscando soluciones innovadoras desde dentro de una estructura corporativa establecida. A diferencia del emprendedor, su nivel de riesgo es mucho menor. Aunque contribuye al plato —pone los huevos—, no asume las mismas consecuencias si el proyecto fracasa. En este caso, es la empresa la que absorbe el golpe financiero o estratégico, mientras que el intraemprendedor generalmente sigue manteniendo su posición dentro de la organización.

El sombrero verde es un símbolo poderoso de la creatividad y la capacidad del intraemprendedor para generar innovación dentro de una empresa. Sin embargo, a menudo se encuentra en un entorno donde el fracaso no tiene consecuencias devastadoras para su carrera o finanzas personales, lo que puede limitar el nivel de compromiso. En muchos casos, esto significa que la empresa carga con la responsabilidad de éxito o fracaso, mientras que el intraemprendedor, aunque involucrado, no está comprometido en la misma medida que el emprendedor.

¿Qué sucede cuando la gallina no está ponedora?

A pesar de que la metáfora del sombrero verde sugiere un intraemprendedor lleno de ideas y creatividad, la realidad en las empresas suele ser muy diferente. En muchos casos, las gallinas intraemprendedoras se encuentran atrapadas en entornos que, lejos de fomentar la innovación, la inhiben. Esto puede deberse a varios factores, pero en esencia, se trata de una disociación entre el potencial creativo del intraemprendedor y el apoyo que recibe por parte de la empresa o del cerdo (sentido metafórico9

La falta de motivación, incentivos claros o apoyo corporativo son algunas de las razones por las que estas gallinas intraemprendedoras dejan de poner huevos. En términos prácticos, esto significa que dejan de generar ideas innovadoras porque no se sienten valoradas ni respaldadas. A pesar de llevar su sombrero verde, muchas veces se encuentran con barreras que frenan su impulso creativo. En lugar de contribuir con nuevas soluciones, optan por cumplir con su trabajo rutinario, sin arriesgar ni involucrarse en iniciativas que podrían generar un cambio significativo.

Cuando las barreras se vuelven insuperables, el intraemprendedor no solo deja de poner huevos, es decir, deja de generar ideas creativas y soluciones dentro de los límites seguros de la empresa. En algunos casos, abandonan por completo cualquier intento de hacer algo más audaz o radical, lo que podríamos denominar "hacer sopa". Esta metáfora representa un nivel superior de compromiso, donde el intraemprendedor ya no se conforma con aportar ideas, sino que asume un rol más cercano al del emprendedor. En este nivel, la persona está dispuesta a involucrarse en decisiones disruptivas, asumir grandes riesgos y tomar el control de proyectos que pueden transformar la organización de manera profunda.

"Hacer sopa" implica no solo proponer innovaciones, sino también actuar como un agente de cambio real, llevando las ideas más allá de la fase conceptual y comprometiéndose con su ejecución, incluso cuando eso conlleva un riesgo personal significativo. Este tipo de intraemprendedores, que se acercan al nivel de compromiso total de los emprendedores externos, son perfiles valiosos pero poco comunes. Como "as nosas meigas" —“habelas hainas” (existir, existen)—, estos perfiles están presentes enalgunas organizaciones, aunque muchas veces no se les ve claramente o no se les da el espacio adecuado para emerger.

El problema es que cuando el entorno corporativo no facilita ni promueve esta disposición a actuar con audacia, estas "meigas" intraemprendedoras se ven sofocadas. Barreras como la falta de autonomía, una cultura de aversión al riesgo o estructuras jerárquicas demasiado rígidas impiden que estos individuos tomen decisiones disruptivas o se atrevan a empujar los límites de lo establecido, dejan o no se plantean "hacer sopa". Como resultado, las empresas pierden la oportunidad de aprovechar su capacidad para generar cambios transformadores, dejando inactiva una fuente valiosa de innovación y liderazgo interno.

Para que estos intraemprendedores puedan "hacer sopa", las organizaciones deben ofrecer un entorno que no solo recompense la creatividad, sino que también les permita asumir riesgos calculados y tomar decisiones que puedan impactar profundamente en la empresa. Si no se facilita este espacio, su potencial quedará infrautilizado y la oportunidad de transformación se perderá.

Están preparados los gallineros para que las gallinas pongan huevos tranquilamente?

La pregunta clave es si los "gallineros" —las organizaciones— están realmente preparadas para crear un ambiente donde las gallinas intraemprendedoras puedan poner huevos tranquilamente. En la mayoría de los casos, la respuesta es complicada. A menudo, las empresas proclaman su apoyo a la innovación, pero la realidad es que muy pocas están completamente alineadas para permitir que las ideas fluyan sin obstáculos. Incluso si el intraemprendedor está dispuesto a innovar, el entorno corporativo puede ser su mayor enemigo.

Existen factores externos que juegan un rol importante en esta falta de alineación. En muchas culturas empresariales, como la española, el fracaso es altamente penalizado. Esto crea un clima de miedo en el que arriesgarse se ve como algo peligroso, y el intraemprendedor puede verse limitado no solo por las barreras internas de su organización, sino también por la percepción externa. La presión social sobre el éxito y el estigma del error inhiben el tipo de pensamiento audaz y disruptivo que podría impulsar la innovación dentro de una empresa.

Pero más allá de los factores sociales, el verdadero desafío está dentro de la propia organización, serían los factores internos. Muchas empresas simplemente no están preparadas para fomentar el intra emprendimiento. Las estructuras jerárquicas rígidas son uno de los principales problemas. En estas organizaciones, las ideas deben atravesar múltiples capas de supervisión antes de ser aprobadas, lo que inevitablemente diluye su esencia original. Este tipo de jerarquías favorecen la estabilidad y el cumplimiento de normas por encima del riesgo y la disrupción. Las gallinas intraemprendedoras, aunque dispuestas a poner huevos, se enfrentan a un proceso que les impide actuar con agilidad y libertad.

Otro obstáculo frecuente es la falta de incentivos claros, el opio del pueblo. Muchas veces, el intraemprendedor no tiene una visión clara de los beneficios que obtendrá al embarcarse en un proyecto innovador. Si el esfuerzo adicional no se recompensa ni se reconoce, la motivación para tomar riesgos disminuye drásticamente. En lugar de proponer nuevas ideas, las gallinas intraemprendedoras optan por cumplir con sus tareas diarias sin desviarse del camino ya establecido al corral.

Por otro lado, los recursos limitados representan otra barrera significativa. El intra emprendimiento requiere tiempo, apoyo financiero y acceso a herramientas adecuadas. Sin embargo, muchas veces los proyectos intraemprendedores compiten con otras prioridades dentro de la empresa, y los recursos se asignan de manera insuficiente. Esto genera un entorno donde la innovación no se ve como una oportunidad, sino como una carga adicional.

La aversión al riesgo es otro factor que frena la innovación dentro de las empresas. Aunque se hable mucho de innovación, en muchos casos el miedo al fracaso sigue siendo dominante. Esto crea una cultura en la que cualquier error se percibe como un fracaso personal o profesional, lo que inhibe la experimentación y la toma de riesgos, elementos esenciales para que el intra emprendimiento prospere.

¿Cómo preparar mejor el gallinero para la innovación?

Para que las gallinas intraemprendedoras puedan sentirse cómodas poniendo huevos, es crucial que las empresas reformulen su cultura y su estructura de apoyo a la innovación, es decir, que fomenten una verdadera cultura organizacional donde de primero haya huevos con chorizo, pero de segundo "sopa de gallina". Es necesario que las organizaciones fomenten una cultura de experimentación y aprendizaje, donde el error no sea visto como un fracaso, sino como una parte aceptada del proceso de innovación. Si el fracaso se convierte en una oportunidad de aprendizaje, los intraemprendedores estarán más dispuestos a arriesgarse sin temor a las consecuencias personales o profesionales.

Además, las empresas deben ofrecer incentivos claros y personalizados para motivar a los intraemprendedores. Estos incentivos no siempre tienen que ser financieros, aunque la recompensa económica es siempre un factor clave como hemos comentado en el artículo donde tratábamos como los incentivos se están convirtiendo en el opio del pueblo. El reconocimiento público, las oportunidades de desarrollo profesional y una mayor autonomía también son herramientas poderosas para mantener a las gallinas intraemprendedoras motivadas.

Otro aspecto crucial es descentralizar la toma de decisiones y dar mayor autonomía a los intraemprendedores. Si las gallinas intraemprendedoras tienen la libertad de actuar sin estar atadas a procesos burocráticos excesivos, podrán asumir más responsabilidad por sus ideas y proyectos, lo que incrementará su nivel de compromiso.

Por último, es fundamental que las empresas dediquen los recursos necesarios a la innovación. Esto significa ofrecer apoyo financiero, acceso a la tecnología y al talento que el intra emprendimiento necesita para prosperar. Sin estos recursos, incluso la gallina con el sombrero verde más motivada verá limitada su capacidad para generar un cambio real.

Las empresas que logren crear un gallinero donde las gallinas se sientan valoradas, motivadas y respaldadas verán una transformación profunda en su cultura innovadora y organizacional. Pero para llegar a ese punto, es fundamental que replanteen su estructura interna, los incentivos que ofrecen y, sobre todo, su actitud hacia el riesgo. Si el entorno es adecuado, las gallinas con sombrero verde no solo pondrán huevos, sino que estarán dispuestas a generar cambios que revolucionen la empresa desde adentro, sumando otro plato al menú, como es la "sopa de gallina".



Avelino Correa Márquez

Consultor TIC | Transformación Digital | Senior Sales Executive | Formador (SSCE0110) | Google Educator Level 1 & 2 | Técnico responsable de emprendimiento | Mentor en programas de emprendimiento

3 meses

Es la diferencia entre "compromiso y comprometido"

Fran Lorenzo

🎬 Creador de Contenidos | Colecciono Historias a través de Video Entrevistas 🎤 | Formación en Creación de Contenidos y Estrategia para YouTube, LinkedIn 🚀 | Podcast enREDando 🎙️

3 meses

Feliz domingo Anxo Vidal , y gracias por esta interesante reflexión. Desde mi experiencia la mayoría de los #gallineros tienen que evolucionar en soltar el control y hacer crecer a sus gallinas. Esta sería una escuela ideal para aquellos que quieren #emprender. Sería parte de la solución para el problema de retención de talento. Además de otras ventajas ...

Adolfo González Uzábal

Consolido equipos - Creo productos - Cultivo proyectos. Doy pistas (con dibujetes) sobre cómo y por qué ha cambiado el trabajo en el siglo 21, para que puedas prepararte y aprovecharlo. Aquí y en TiempoDeExposicion.com

3 meses

Buena analogía. A destacar también q el cerdo (contra la analogía) en caso de triunfar, participa más de beneficios que la gallina. Al final, para mí, los compromisos son riesgo/beneficio y seguridad/barrera de entrada

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