El Espacio Millenial de Frank Hdez.
Tuve el gusto de ir a desayunar con Gerardo López, un empresario y gurú de la industria del software; reconocido en Monterrey como visionario y líder en el ramo. Si se preguntan qué rayos estaba yo haciendo en un desayuno con él. He de comentarles que yo nunca me niego a un alimento patrocinado. Y menos de un mentor y consejero como Gerardo con quien una charla siempre tiene un valor que supera lo académico. Y que además para que te dispare unos tacos le ronca!, eso viene de la mano del próximo salto de mutación humana, por lo tanto no aprovechar esa oportunidad sería muy desfavorable. De qué platicaron?, se han de estar preguntando mis ansiosos seguidores. Si piensan que hablamos del Bronco, de AMLO o de Samuel García, se equivocan, no gastamos el tiempo en babosadas. Hablamos de tecnología y de la industria del software en la región. En esta charla que tuvimos todo iba muy bien hasta que se me ocurrió preguntarle. Qué onda con Los Millenials.
El tiempo se detuvo. Sopló un viento que no he de mentirles, erizó mi cuerpo y apagó las velas que iluminaban destellos de su pronosticada extinción. En la taquería se hizo el silencio, la tenue luz que apenas se dejaba ver por las persianas de madera que destellaban el polvo natural del local atestiguaba el suspenso. La madera que segundos atrás rechinaba de sillas y comensales andando de un lado a otro ocultó su natural sonido. De espaldas al salón principal quienes degustaban sobre la barra quedaron inmóviles y con el mayor sigilo engulleron, nadie hizo el mínimo intento de voltear. Las miradas a la mesa donde estábamos eran más ruidosas que el zumbar de las moscas que se arremolinaban dentro del establecimiento. Los rostros serios enmarcaban con mayor grado las miradas que esperaba la mínima reacción para no perder detalles. El único ruido que se podía percibir era el de un anciano meciéndose cadenciosamente en un rústico sillón en la esquina más obscura de la fonda.
Los labios de Gerardo temblaban de manera apenas perceptible buscando romper el silencio. -“Son unos inmaduros”- el sonido regresó al tiempo presente. ¡Qué obsesión trae éste con los Millenials! Pues sí, idolatrado lector, he de reconocer que tengo una cierta fijación con los futuros líderes del mundo, esto si queda mundo para ser liderado después de Trump; pero en las cantidades en las que se ensamblan e ingresan al mundo laboral se perciben más letales que un maratón de Parodiando. Mis servicios informativos me reportan que, durante los últimos 5 años, los nenes literalmente colapsaron al mundo empresarial. Estos hijos de toda su globalización tienen confiscado el cerebro operativo de los reclutadores de recursos humanos en México. Entre sus demandas, solicitan horarios flexibles, reconocimiento, generar impacto, desarrollarse rápidamente y licuado de frambuesa por las mañanas en leche libre de lactosa de vacas orgánicas.
Querida lectora, lector. Acaso no fue con eso que hoy los Millenials exigen lo que algún día soñamos nosotros. Quizá sea tiempo de generar empresas con prácticas Millenials, que reconozcan, sean flexibles, generen impacto y desarrollen rápidamente a sus empleados. Si quieres los licuados que se los compren ellos. Las hordas de nuevos Napoleones tienen en sus manos la forma en que se hacen los negocios ahora y por si no se han dado cuenta ya tomaron el control, pero nos hacen pensar lo contrario. Entendamos una cosa el mundo ya cambio, y como dice el viejo Adagio que por cierto, nunca he visto una foto suya. Adáptate o muere.
Gerardo, gracias por los tacos.
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Muy pronto en un periódico de circulación nacional.
Frank Hdez.
011019