El FMI ha emitido un nuevo informe que advierte de una desaceleración económica mundial más intensa de lo previsto. Lo peor vendrá en 2023.
La economía global se frenará más de lo esperado en 2023, un año en el que buena parte del mundo se asomará a la recesión, según reveló el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), que rebajó en dos décimas, hasta el 2,7 %, su previsión de crecimiento para el próximo año.
El nuevo pronóstico para la economía global se sitúa muy por debajo del promedio, un 3,6% entre 2000-21. De hecho, la expansión del 2,7% esperada en 2023 es la más débil desde el 2,5% registrado durante la desaceleración mundial de 2001, con la excepción de la crisis financiera de 2008 y la relacionada con la pandemia.
Tras el fuerte repunte registrado en 2021, la economía mundial está entrando en una pronunciada desaceleración en medio de las nuevas amenazas derivadas de las variantes de la COVID-19 y el aumento de la inflación, la deuda y la desigualdad de ingresos, lo que podría poner en peligro la recuperación de las economías emergentes y en desarrollo, según la edición más reciente del informe Perspectivas económicas mundiales, que publica el Banco Mundial. Se espera que el crecimiento mundial se desacelere notablemente, del 5,5 % en 2021 al 4,1 % en 2022 y al 3,2 % en 2023, a medida que la demanda reprimida se disipe y vaya disminuyendo el nivel de apoyo fiscal y monetario en todo el mundo.
El FMI actualizó sus pronósticos de crecimiento global y ahora son mucho más bajos que antes.
El análisis mantiene las estimaciones de crecimiento global para este año en el 3,2% pero rebaja hasta el 2,7% los cálculos para 2023, dos décimas menos que lo que había previsto en la revisión de los datos en julio. Además, el organismo ve una probabilidad del 25% de que pueda caer por debajo del 2%, algo que solo ha pasado cinco veces desde 1970.
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Es probable que la desaceleración económica mundial se intensifique en los próximos dos años.
Las asambleas anuales del FMI y el Banco Mundial celebradas en Washington han constatado que la desaceleración económica global se intensificará en 2023. La inflación será todavía persistente, lo que obligará a una contracción monetaria más intensa (sobre todo en EE. UU.), que podría seguir fortaleciendo el dólar y causar problemas a muchas economías emergentes y en desarrollo. Pero, sobre todo, se subrayó que el entorno es enormemente incierto y volátil en un contexto en que la guerra en Ucrania y la rivalidad geopolítica dificultan la cooperación internacional.
Ahora bien, si la contracción se extiende durante dos trimestres seguidos entonces se considera que una economía ha entrado en recesión, y el indicador que, por norma general, se toma como referencia para identificarla es el PIB (Producto Interno Bruto). Un error que puede ser común es confundir recesión con desaceleración, pero mientras que en la recesión los valores de crecimiento son negativos -parte baja de la ola-, en la desaceleración el crecimiento sigue siendo positivo -parte superior de la ola-, pero más lento que el del periodo anterior.
"Cuanto más tiempo permanezca un país o región geográfica en una recesión económica, más difícil será revertir los efectos que desencadena, como la disminución del consumo, la caída de las inversiones, la reducción en la producción de bienes y servicios o la pérdida del empleo. Además, también aumentará el riesgo de entrar en la siguiente fase negativa de la economía, que es la depresión económica". *
*Indica el Banco Santander en un artículo de su propia web.
Director Comercial MOGY - Feria de la Movilidad y la Sostenibilidad
2 añosInteresantísimo
Banquero Privado | WM
2 añosMuy interesante!