El frágil estado mental de la ambición
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El frágil estado mental de la ambición

El fin de semana capturado en esta foto me impactó de manera diferente. El peso de los sacrificios que hago por mi trabajo pesaba mucho en mi mente. Permíteme compartir lo que sucedió. 

  

En la búsqueda implacable de la excelencia profesional, el sacrificio se convierte en un compañero constante. Renunciamos voluntariamente al tiempo con nuestros seres queridos, momentos que apreciamos y, a veces, incluso partes de nosotros mismos. Hace unas semanas, enfrenté un sacrificio diferente a cualquier otro: alterar una parte de mi cuerpo por el bien de mi trabajo. 

  

La decisión no fue fácil. ¿El culpable? Mi cabello. Su impacto en las interacciones con los clientes me obligó a contemplar medidas drásticas. Después de buscar orientación de mi mentor, decidí confiar en mis instintos. 

  

Entonces, un fin de semana, me sometí a un procedimiento doloroso para cambiar mi cabello. El resultado fue brutal: plagado de migrañas y dudas. Fue la primera vez que me sometí a un dolor físico por el bien de mi trabajo. 

  

Los días pasaron y el trabajo volvió a su ritmo habitual. Pero bajo la superficie, el peso de mi decisión persistía. Luego, durante una salida de fin de semana con un amigo, un comentario inocente desencadenó una avalancha de emociones, dejándome aturdido. Me quedé inmóvil mientras se tomaba la foto, mi amigo pensando inicialmente que era una pose genial hasta que se dio cuenta de que no estaba respondiendo. 

  

Al día siguiente, cuando mi amigo se preocupó por mí, me enfrenté a la gravedad de mi situación. 

  

Compartir esta experiencia no es fácil. Como profesionales, a menudo ocultamos nuestras luchas detrás de una fachada de profesionalismo. Pero a veces, es crucial dejar que esa fachada se deslice. 

  

Me encuentro con innumerables clientes y conexiones en LinkedIn, cada uno con su propia historia. Si bien no puedo compartir cada detalle de mi viaje, espero que este vistazo ofrezca algo de perspectiva y comprensión. 

  

En momentos como estos, la importancia del autocuidado se hace evidente. Sí, tal vez necesite un terapeuta; si conoces a alguien, por favor, envíamelo. Reconocer esa necesidad es el primer paso hacia la curación. 

  

Recuerda, detrás de cada fachada profesional hay una persona luchando contra sus propios desafíos. Apoyémonos mutuamente en los altibajos de este viaje que llamamos vida. 


"Nunca sabrán cuánto le ha costado a mi generación preservar SU libertad. Espero que le den buen uso." - John Adams


¡Gracias por leer! 🌹

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