El Líder Vulnerable – 2nda PARTE
Hemos crecido con la idea que los Líderes son fuertes, indestructibles, estoicos, y que como tal no son vulnerables, que todos los que somos Líderes estamos para resolver y saber todo, sin embargo, en el día a día esto no es así, realmente somos vulnerables y reconocerlo no es tan malo… Recuerda que #TodosSomosLíderes protagonistas de nuestra propia historia.
En el artículo pasado hablé de la vulnerabilidad y de porque es importante que como Líderes aprendamos a ser vulnerables y “usar” a nuestro favor para generar mayor empatía, cercanía, confianza y compromiso con los equipos en los que trabajamos.
¿Qué caminos nos recomiendan seguir los expertos (como Edmondson y Chamorro-Premuzic)?
· Decir la verdad siempre: Desde el lugar de una perspectiva personal, no como una verdad revelada que empodera o genera una posición absoluta. Expresarla y escuchar activamente las opiniones que la contradigan. También decir la verdad cuando sean difíciles para los otros, cuando no necesariamente sea lo que quieran escuchar. Es muy habitual eludir decir las cosas que hay que decir por temor a que otros no se sientan bien y lo único que terminamos haciendo es generar un daño mayor a largo plazo. Decirla políticamente no está mal, usar el tacto ayuda, sin embargo, cuando hay muchas reacciones opuestas no dejemos de mantener nuestra posición al respecto.
· Pedir ayuda: La visión tradicional es la del liderazgo es una persona que concentra poder y resuelve todas las situaciones, desde las más complejas hasta las más simples. Sin embargo, está comprobado que el auténtico objetivo está en liberar el potencial de los integrantes de los equipos y actuar como un habilitador, siendo transparente acerca de las propias limitaciones y la necesidad de apoyo. Ayudar y pedir ayuda es un comportamiento que nos hace mejores Líderes.
Brené Brown, una académica e investigadora estadounidense, se ha dedicado, durante los últimos quince años, a investigar sobre la vulnerabilidad, la vergüenza, el coraje, y la valentía. Un nuevo camino que nos enseña el poder oculto que existe en mostrarse vulnerable.
Ser vulnerable implica ser auténtico y amar nuestras imperfecciones, ya que esto permite conocernos realmente como somos (autoconocimiento). Brown en su libro “Los dones de la imperfección”: El autoconocimiento es la práctica diaria de liberarnos de lo que creemos que deberíamos ser y abrazar en cambio lo que realmente somos. Para realizar este ejercicio, el Líder debería entender que lo que lo hace vulnerable, también lo hace hermoso; dejar a un lado el miedo por sentir y conectar, para así empezar a empatizar y tener el coraje de aceptar que está bien ser imperfecto.
También llamados Líderes en la arena (Líderes vulnerables) saben que la fuerza se obtiene no del individualismo sino, como diría Brown, de la habilidad colectiva para planificar, comunicar y trabajar juntos.
El hombre en la arena, el 23 de abril de 1910, Theodore Roosevelt pronunció el discurso “La Ciudadanía en una Republica” en La Sorbona de París. Roosevelt, enfatizó la importancia de intentar, hacer y exponerse en cualquier contexto de la vida, incluso si no se logra el cometido. El fragmento que ha sido citado duramente más de cien años dice textualmente: “El reconocimiento pertenece realmente al hombre que está en la arena, con el rostro desfigurado por el polvo, sudor y sangre; al que se esfuerza valientemente, yerra, y da un traspié tras otro, pues no hay esfuerzo sin error o fallo. A aquel que realmente se empeña en lograr su cometido; quien conoce grandes entusiasmos, grandes devociones; quien se consagra a una causa digna; quien en el mejor de los casos encuentra al final el triunfo inherente al logro grandioso; y que, en el peor de los casos, si fracasa, al menos caerá habiéndose atrevido con fuerza a intentarlo”.
Este discurso es la máxima expresión de la importancia de la vulnerabilidad en el Liderazgo. El Líder no solo tiene que amar sus imperfecciones, también debe reconocer y aceptar la importancia de entrar en el juego, de arriesgarse a equivocarse y de aprender de los errores, y recibir las críticas que normalmente vienen de aquellos que no han intentado nada. Todo esto ayuda que el Líder tenga una formación de un carácter de visión y permanencia en éste.
La vulnerabilidad no es conocer la victoria o la derrota, es reconocer la necesidad de ambas. Para ejercer un liderazgo efectivo y real, sería importante reflexionar a la pregunta: ¿Qué es lo que nos mantiene fuera de la arena?
Pedir ayuda no nos debilita, al contrario, nos fortalece. Y el primer paso para solicitarla es pidiendo retroalimentación sincera, honesta y a tiempo, y escuchar esta retroalimentación activamente generando acciones de mejora.
¿Qué otras opciones tenemos para ser mejores Líderes?
- Salir de la zona de confort: Salirnos del Piloto automático con soluciones para todos los problemas del día a día, nos llevará por un camino más veloz para ser mejores Líderes, aceptar nuevos retos, explorar nuevas formas de hacer lo que hacemos, desarrollar nuevas destrezas nos permitirá a largo plazo responder más apropiadamente. Ese nuevo camino es donde empezamos a mostrarnos diferentes y más ayuda requeriremos.
- Pedir disculpas cuando nos equivocamos: ¿Cuántas veces escuchamos a un Líder aceptar que cometió un error? Independientemente del tipo de desliz que hayamos cometido, el aceptar que lo hicimos marcará el inicio del proceso de reparación. Con este tipo de actidudes, los integrantes de los equipos valorarán la honestidad e incrementarán la confianza, mucho más que si se intentan mentir o buscar una excusa o culpables. El no admitir las fallas tiene doble impacto: se cuestiona tanto el juicio del líder como también su autoconsciencia.
- Ejercer la gratitud: Agradecer es dar las gracias. La gratitud implica, además del agradecimiento, retribuir al otro por aquello que nos ha brindado. Tener actos de gratitud hacia todos aquellos que nos rodean es uno de los gestos más valorados y que generan un círculo virtuoso en el que todos se reconfortan, fomentando más actos generosos y mayor trabajo colaborativo.
En estos mismos artículos hemos compartido que estamos en un entorno VUCA+ (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo, cada vez más), por lo que las respuestas del pasado ya nos son las que necesitamos para el hoy y mucho menos para el futuro, necesitamos evolucionar como Líderes, y ser vulnerables nos ayudará a adaptarnos mejor como Líderes, el mostrarnos vulnerables más que una señal de debilidad, es una muestra de auténtica fortaleza.
En su investigación, Brown enfatizó la diferencia entre perfeccionismo y el esfuerzo saludable o la lucha por la excelencia.
En el perfeccionismo creemos que si hacemos las cosas de manera impecable, podemos minimizar o evitar el dolor de la culpa, el juicio y la vergüenza. Está enfocado en los demás y responde a la pregunta “¿Qué pensarán los demás?”.
El esfuerzo saludable, es un trabajo que se enfoca en uno mismo y responde a la pregunta “¿Cómo puedo mejorar?”.
El perfeccionismo busca la aprobación exterior, mientras que el esfuerzo saludable busca una exposición personal, de los propios conocimientos y habilidades, con la intención de forjar una mejor versión de uno mismo.
Vulnerabilidad implica esfuerzo, como una sana competencia interior.
Otras recomendaciones de los expertos para ser un Líder que se experimenta y es vulnerable:
- Comparte tus miedos e inseguridades, es normal que todo ser humano las tenga, así que reconocerlas y compartirlas nos hará más humanos y cercanos con nuestros equipos, además de generar confianza para que los demás miembros del equipo se expresen con más claridad y apertura.
- No te tomes tu mismo muy en serio, es muy importante tener sentido del humor y compartirlo con los demás, poder reírnos de nosotros mismos, y mostrar que tenemos el suficiente autoconocimiento es muy saludable.
- Comparte tu propio proceso, y retos, ya que en nuestro proceso de crecimiento, descubrimiento y retos en nuestra vida, sobre todo como Líderes. Esto nos hace que nuestro propio proceso sea menos duro y nos hace más transparentes con los demás.
En resumen, la vulnerabilidad es la fuerza impulsora de la conexión humana que es la base de la autenticidad del liderazgo. Nos habilita a que nos conectemos como líderes resonantes. Nos hemos hecho “Líderes fuertes" colocándonos corazas para que nos defiendan de un mundo tan cambiante y competitivo, pensando que lo correcto es protegernos de fallar y ser heridos. Evitamos que nos “conozcan” y mostrarnos vulnerables. Cuanto más alto llega un Líder en una organización, más difícil le resulta ser consciente de sí mismo, incluso más penoso aún le resulta admitir sus debilidades. He tenido la fortuna de a lo largo de mi vida de contar con personas, en todos los niveles, que tenían la confianza de darme retroalimentación sincera para generar el autoconocimiento para crecer y ser una mejor versión de mis mismo cada día. Ser vulnerables es estar a las experiencias, las personas, la incertidumbre y al cambio. Suena muy complicado y complejo, por lo que tenemos que ser valientes para practicarla.
Recuerda que #TodosSomosLíderes y como tales debemos aprender a ser vulnerables todos los días y ayudar a nuestros equipos y familias a que también aprendan, para generar un mejor país, mundo al lograr desaprender, aprender, compartir y transformarnos juntos.
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