El marketing de los malos

El marketing de los malos

Medio siglo atrás -cuando era un niño- en una película de cine o televisión nunca ganaban los malos. Sin embargo, ya a mis 16 años apareció una película norteamericana denominada “Carrera contra el diablo” (Race with the devil) donde los malvados terminaban ganando la puja, concretamente rodeando con fuego a una casa rodante habitada “por los buenos”. Recuerdo claramente que ese día ocurrió un cambio en mi cabeza, porque no era el final esperado por mis generacionales, acostumbrados a que sheriffs, superhéroes, astronautas, maestros, detectives, policías, líderes de todo tipo, etc. pongan orden en un mundo que ya planteaba cierta dosis de caos.

            Hoy, ser malo no parece tan malo. Entre NETFLIX y HBO acumulan las series más vistas en español sobre narcos. Series que se explayan sobre estos infames personajes que llevan una vida demasiado ostentosa (lujo, mujeres, droga, autos de alta gama, mansiones y derroche de dinero por doquier), y ni mencionan el daño irreparable que le hacen a sociedades en todo el mundo. O sea, son presentados como empresarios de la droga… no simple y llanamente como unos viles pichicateros. Y también, estas cadenas de películas y otras a nivel mundial propagan “living la vida loca” sin tener en cuenta que guste o no son formadoras de opinión. Durante muchos años se llamo “La caja boba” a la televisión, porque el cine -inicialmente- no transmitía sonseras sino historias con cierto contenido coherente. Pero ahora, considerando que el cine está alojado en las casas, la cosa está pareja.

            Aclaro que no soy un moralista como tampoco chupacirios, santurrón o beato, pero no tengo la menor duda -por ser un hombre de marketing y comunicación- que a través de estos medios de difusión tradicionales -y sumemos a miles de plataformas de internet- le estamos enseñando delincuencia, flojera, fatuidad y otras tantas taras a la gente joven (adolescentes y niños). ¿Qué hacer? Soy enemigo de la censura. Hoy, el acceder a contenidos catalogados por edades (contenido restringido), resulta más fácil que aplastar a una hormiga con una aplanadora de carreteras. Y es que los valores morales se han ido al tacho. Duele reconocerlo, pero nosotros -los sudamericanos- hoy somos tan indómitos y selváticos intelectualmente como los salvajes norteamericanos, asiáticos o europeos. Estas nuevas generaciones son alimentadas las 24 horas, 365 días, de pura basura visual… y no hablemos de la polución musical, porque si por ejemplo, las letras de las canciones de reggaeton son poesía urbana o sanamente ilustrativas, bueno… entonces yo soy rubio de ojos celestes, mido dos metros y tengo un miembro viril de cincuenta centímetros.

            Más allá de las bromas o exageraciones, abordo este tema porque estos jóvenes bombardeados como nunca con basura informativa y “deformativa” son trabajadores actuales o están en vías de ingresar al campo laboral. ¿Quién puede imaginar los recursos que sus líderes deberán utilizar para motivarlos, inspirarlos o guiarlos hacia la productividad sin tener que sacrificar la rentabilidad? Porque ante los hechos y referencias, el dinero -y que se consiga fácil, por supuesto- puede llegar a ser su gran movilizador, lo cual complica las finanzas de cualquier empresa u organización que busca un sano crecimiento orgánico en un mercado. Y este tema “del dinero fácil” ya está abriendo un nuevo capítulo en la logística y procesos de numerosas empresas sin importar su tamaño. Ahora, como nunca, hay que cuidarse de los hurtos y/o estafas internas, generalmente, perpetrados por empleados (staff) menores de 30 años de edad, ambos sexos. Días pasados, accedí a un resumen sobre “Investigación sobre acciones delincuenciales internas en empresas de servicio / Área Andina / Año 2021”. Voy al grano. 75 % de las acciones delincuenciales fueron perpetradas por menores entre 22 a 28 años, participación mixta, con un promedio de 3 años trabajando en la empresa. Acciones concretas: Falsificación de documentos, cobros realizados y no reportados, hurto de base de datos y/o material físico de trabajo con posterior venta en mercado negro, sobreprecios y/o descuentos a discreción sin reporte interno, etc. Y ahora aparece el dato que más me llamó la atención: El 71 % de las acciones delincuenciales fueron descubiertas por el cambio de estilo de vida repentino de los perpetradores. En fin…

            Conclusión: Mientras antes uno debía cuidarse únicamente de que no ingresen ladrones a la fábrica, comercio o empresa… ahora los antisociales o malandros pueden estar adentro de las organizaciones. Y para colmo de males, algunos gobiernos -a través de sus Ministerios de Trabajo- prohíben colocar cámaras de video o vigilancia en lugares claves donde se maneja dinero o información. Y por supuesto, curiosa e injustamente, estas mismas instituciones son las que protegen a capa y espada a esta tropa de cacos novatos, porque aún cuando las empresas los agarran “con las manos en la masa”, hay que presentar  un sinfín de pruebas y ridículos documentos que finalmente conducen a pedir que los bandidos renuncien como santos o angelitos laborales.

            Tremendo tema tenemos frente a nuestras narices. ¿Cómo manejarlo? Al igual que las series de NETFLIX y HBO… Para pensar y mucho.

Por PEDRO CABRERA

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Más artículos de Pedro Cabrera

Otros usuarios han visto

Ver temas