El metaverso, nuestra futura realidad

Nuestras vidas cambiaron con la llegada de Internet. Supuso un cambio de época para las personas pero también para las empresas. Un cambio radical en nuestra manera de vivir y en nuestra forma de hacer negocios. Pero el internet que conocemos ahora ha llegado a su fin y ha aparecido el internet del futuro: el metaverso.

 ¿Qué es el metaverso? El término fue creado por Neal Stephenson en su novela de ciencia ficción Snow Crash, y aunque existen muchas definiciones, podemos simplificarlo en que se trata del nuevo internet en 3D, que se basa en dos conceptos fundamentales: interconexión e inmersión. Se trataría de la evolución natural de la actual red, cambiando de un mundo digital que ahora solo vemos por pantallas, a atravesar las mismas para introducirnos en él. Para ello, crea una nueva realidad virtual, interconectada con la realidad física, donde ambas realidades deben retroalimentarse continuamente, proporcionando nuevas experiencias inmersivas.

¿Y cómo se llega a todo esto? Gracias al avance y al impulso que se está produciendo en una serie de tecnologías como realidad extendida (que engloba realidad virtual y realidad aumentada), big data, inteligencia artificial, blockchain, Internet de las cosas (IoT), o diseño 3D.

Por ejemplo, si el metaverso supone la fusión entre un mundo virtual y un mundo físico, se requiere de las capacidades que ofrece la realidad extendida, donde a través de dispositivos de realidad virtual (gafas, cascos, auriculares…)  nos podemos transportar a ese mundo virtual, o bien utilizar las capacidades de realidad aumentada para interactuar con objetos de ambos mundos. Sin embargo, el estado actual de estas tecnologías es insuficiente, el metaverso requiere mucho más. Para ello, se está trabajando intensamente en tecnologías hápticas que incorporan el sentido del tacto a las experiencias inmersivas que requiere el metaverso. Existen ya prototipos de guantes hápticos, que posibilitan a los usuarios percibir sensaciones a través de los dedos, o chalecos y camisetas con todo tipo de sensores, que emiten vibraciones hacia el cuerpo del usuario, de acuerdo a diferentes movimientos o experiencias.

Por otro lado, si estamos hablando de un mundo completamente interconectado, las tecnologías IoT deben integrar sensores, cámaras o dispositivos en el metaverso. Los datos procedentes de los mismos, permitirán personalizar experiencias en tiempo real, teniendo en cuenta características del entorno físico como el clima, hora del día o datos biométricos del usuario.

Y si la revolución digital ha supuesto una explosión en la generación de datos, la cantidad que generará el metaverso resulta incuantificable. Extraer valor y conocimiento a ese volumen gigantesco de datos, a través del big data y la inteligencia artificial, será una de las claves del metaverso. Al fusionar el metaverso con estas tecnologías, se puede crear mundos virtuales más realistas, inmersivos , seguros y escalables. Sin embargo, esto requiere una capacidad de procesamiento de computación inexistente hoy en día y por ello se está trabajando en la creación de super computadores con capacidades para entrenar y ejecutar algoritmos a velocidades nunca antes imaginadas.

¿Y qué esté suponiendo el metaverso?  Supone la creación de un nuevo mundo, que partiendo de un lienzo en blanco otorga infinitas posibilidades desde el punto de vista empresarial. Las empresas se encuentran ante un nuevo mercado gigantesco. Un mercado para el que deberán crear nuevos productos y servicios basados en las experiencias inmersivas que requiere el metaverso.  Y ya se está produciendo esta revolución. En el sector retail existen realidades como la tienda virtual de Ralph Lauren en Roblox, disponible las 24 horas del día, los siete días de la semana y que les ha permitido ampliar su base de clientes incluyendo a los 47 millones de usuarios diarios de la plataforma de videojuegos. Nike, vendió en apenas 5 minutos, zapatillas virtuales por valor de más de 3.5 millones de euros. Zara, lanzó a finales del año pasado una colección diseñada para avatares digitales y en marzo de este mismo año, Lime Glam, una colección pensada para vestir tanto dentro como fuera del mundo virtual. Para este sector, el metaverso supone un nuevo canal de venta, de presentación de productos y servicios en un formato más innovador, dinámico y con infinitas posibilidades de posicionamiento de marca y de lanzamiento de nuevas estrategias de marketing. Además, existe un público objetivo de los más jóvenes que han nacido nativos de este nuevo mundo y emplean y emplearan mucho tiempo en él.  Y compraran productos físicos desde el metaverso y productos virtuales a consumir en él.

Pero ocurre en más sectores, en turismo ya existen experiencias interactivas de realidad virtual que recrean entornos del mundo real y brindan a los viajeros una idea clara de lo que pueden esperar en sus destinos turísticos. Los hoteles, buscan enriquecer la experiencia de reserva a través de recreaciones virtuales, e investigan cómo ofrecer experiencias inmersivas a sus clientes dentro de sus instalaciones o mejorar la formación de sus empleados a través de simulaciones virtuales.

En banca, aparece un nuevo canal de relación con el cliente, y la oportunidad de crear nuevos servicios adaptados a los usuarios de este nuevo mundo y a la nueva economía que requiere.  En medicina, su presente y futuro es infinito. Ya se han creado los primeros hospitales virtuales que transforman el proceso de acogida de pacientes y de prestación de servicios. Existen otros campos como la formación, la simulación de intervenciones quirúrgicas o el uso en experiencias interactivas con pacientes de enfermedades crónicas que aportan múltiples beneficios al sector.

Como vemos, el barco ya ha zarpado y es imprescindible subirse a él.  Además, no hay que engañarse, toda gran revolución tecnológica conlleva un principio de incertidumbres, falsas expectativas y necesidades de concreción y evolución. Y esta es una de las más grandes. Pero ello no debe provocar rechazo o negación porque provoca una pérdida de oportunidad. Simplemente, se deben dar los pasos adecuados con cautela, pero enorme convicción.