El momento de la VERDAD
Los últimos años nos han zarandeado, revuelto, agitado… y, por supuesto, nos han cambiado. Seguramente, más de lo que por el momento podemos dimensionar. Si anexa a toda crisis viene una oportunidad, esta también nos ha abierto los ojos y nos ha descubierto un camino más consciente en muchísimos aspectos, que se ha acabado definiendo como el único posible.
La rapidez con que se ha transformado el mundo que nos rodea no nos deja mucha alternativa: o decidimos acompasarnos y ser parte del cambio, o dejaremos de ser relevantes en esta nueva realidad. Las empresas que han querido evitar esto último comparten, con seguridad, un mismo proceso, que arranca con algo tan básico como saber escuchar. Escuchar de verdad es lo que nos permite identificar lo realmente importante. Esto, en consecuencia, nos llevará siempre a preguntarnos qué papel queremos jugar hoy, y también mañana.
En esa respuesta, que debe llevar intrínseco el deseo real de asumir un rol activo tanto en el presente como en el futuro de la sociedad, va también implícito el siguiente paso: redefinir nuestro propósito. Y no se trata de repensarlo una única vez, sino de continuar evaluando de forma constante si actuamos de acuerdo con lo que la sociedad espera de nosotros en cada momento.
Ahora, más que nunca, las organizaciones que hayan elegido o elijan salir fortalecidas de este contexto, deben tener claro que se trata de compartir prioridades, asumir nuestro compromiso y pasar a la acción. Es hora de remar a favor, de aportar… de convertirse, en definitiva, en motores del cambio. Vivimos, sin duda, en el momento de la VERDAD. Así, en mayúsculas. Limitarnos al plano teórico ya no sirve; ahora hay que hacer lo que decimos, decir lo que hacemos y, sobre todo, demostrarlo. Desde ATREVIA, por poner un ejemplo, aprovechando este mes de marzo en el que toca más que nunca hablar de liderazgo femenino y paridad, tratamos de cumplir con este sentido activista que ya tenemos interiorizado, y buscamos traducirlo en acciones e iniciativas reales como el Informe anual sobre Mujeres Consejeras, publicación que acaba de emitir su décima edición y en la que evaluamos el avance de la presencia femenina en los principales órganos de dirección de España. Sin duda, el análisis, la revisión… medir, en resumidas cuentas, es lo que catapulta el cambio. No podemos pretender ninguna transformación sin un ejercicio de evaluación y autocrítica previo, y por eso es lógico y necesario empezar a sumar desde el primer paso: la investigación.
Considerando esto, resulta evidente que la importancia de la comunicación, en todas sus direcciones, tanto hacia el exterior como internamente, se ha subrayado de manera extraordinaria. Sin comunicación, nuestras acciones no pueden ser valoradas, y si no son valoradas, es como si no existieran.
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Pero, ¿desde dónde actuar y desde dónde comunicar? Las personas son nuestros stakeholders, el sentido último de nuestra actividad y nuestro activo principal. Es impensable ignorar lo que les importa, preocupa y motiva; nuestra labor tiene que partir de ahí. Desde la empatía y desde el conocimiento de las expectativas y de las causas que les mueven.
La pandemia nos ha subrayado las ganas de mejorar, de esforzarnos por avanzar hacia un escenario mejor en todos los sentidos, y la única fórmula para conseguirlo es ir todos a una. Nos toca, por tanto, convertirnos en activistas. Activistas de la VERDAD, en una época que sufre la desinformación como una afección más y que exige a las entidades, por otra parte, ser esencialmente auténticas y transparentes; activistas de la IGUALDAD, por un futuro donde el equilibrio y la paridad sean el claro indicio de un progreso que ya no sea un proyecto sino una realidad; activistas de la SOSTENIBILIDAD, integrada transversalmente en la gestión empresarial, y activistas también de la LIBERTAD, porque tenemos la obligación de intentar cambiar el mundo desde nuestra posición.
Y la manera de llevarlo a cabo no es otra que abanderando los valores que demandan y comparten nuestros públicos: desde colaboradores a consumidores pasando, claro está, por los empleados, a quienes hay que saber transmitir el propósito de la organización para que puedan convertirlo en suyo.
Solo así nos aseguraremos de que nuestro impacto social, económico y medioambiental aporte valor a la sociedad. Ser rentables y responsables al mismo tiempo no es una combinación opcional, ni la apuesta estrella de una moda pasajera, sino la llave de la continuidad de cualquier compañía. Podemos elegir entre pasar a ser historia, o ser parte de la historia. ¿Qué eliges tú?
Director Agora Barcelona International School. Profesor Universitario. Director La Masia FC Barcelona. Director Mark&Com Comité Olímpico Español. Director Comunicación FCBarcelona. CEO Tapsa-Y&R Advertising Agency
2 años🔝
Asesor en la Embajada de Omán en España. Profesor de Comunicación Política. Geopolítica, Middle East y Asuntos Públicos.
2 añosLa sociedad está rota. Hay una gran brecha entre el SENTIR, el PENSAR y el HACER. Estamos metidos en una espiral que no nos permite echar el freno de mano y reconstruirnos. Reencontrarnos con nosotros mismos. Cuando paremos y unamos el sentir, el pensar y el hacer se abrirá una nueva era en la que la sociedad pueda caminar hacia un liderazgo (de lo) femenino real, que pueda luchar por la verdad, la igualdad y la sostenibilidad. Pero para todo ello tenemos que ser libres. En nuestro sector, precisamos de empresas con más valores, más humanas y con mayores propósitos. Me alegra ver que ATREVIA pueda servir de brújula y marque el camino para otras muchas.