El oro de la Selección Española nos hace reflexionar: líder y equipo
Hace algo más de una semana ganaba la Selección Española de Baloncesto el Mundial en China. Eran las 15:55 y faltaba un minuto para que terminase el partido. España, a un minuto de obtener el segundo oro de su historia. Scariolo rezando para que sonase la alarma que otras veces ha detestado. 15:57 España se proclama campeona del mundo. En ese momento estaba en frente de la televisión, como, seguro, más de la mitad de la población española. Al minuto de ganar pensé en la importancia de Scariolo para la selección, en su desempeño y la gran función que realiza. Al fin y al cabo, un entrenador es como un capitán fuera de la cancha.
Si nos fijamos bien hay muchos capitanes hoy en día, dentro de grandes multinacionales, pymes o pequeñas empresas.
Muchas veces un equipo se ve influenciado por lo que dice su entrenador, da igual el contexto. Para esto me gusta usar la palabra líder, porque hace un tiempo que aprendí que no era lo mismo que jefe. El líder de un equipo es capaz de motivar a las personas que lo conforman y hacerlas ver más allá de los que ellos en ese momento ven.
Pero ningún líder es líder sin su equipo. La suma de ambos da las ganas de trabajar juntos y de conseguir resultados. El otro día nos lo demostraban los jugadores de la selección pero cada día nos lo demuestran las miles de personas que salen por la puerta y se disponen a unir las fortalezas, dejar a un lado las diferencias y multiplicar los resultados. Trabajar en equipo nos lleva al éxito. Cuando acabó el partido, Scariolo decía orgulloso: "por supuesto que tenemos talento, tamaño y físico, pero no el suficiente para un juego de uno contra uno. Tenemos que jugar el cinco contra cinco, jugar juntos, compartir el balón. Cada jugador debe rendir a su máximo en defensa. Con esas condiciones, podemos competir contra cualquiera. Eso lo sabemos. Es una gran parte de la identidad de este equipo. Esa es su gran fortaleza. Son grandes jugadores, pero al mismo tiempo son grandes jugadores de equipo"
Así que en ese mismo momento, a las 15:57, levantando la copa vi a muchos equipos haciendo lo mismo. A muchos entrenadores aplaudiendo y a muchos jugadores sintiéndose orgullosos de lo que forman parte.
Al fin y al cabo, así deberían de ser todas las empresas: conseguir resultados, un “jefe” aplaudiendo y unos jugadores unidos y satisfechos de formar parte del juego.
A seguir ganando campeonatos jugadores.