El poder de la compasión

El poder de la compasión


"Todos albergamos en nuestro interior una grandeza latente, una capacidad de compasión y bondad que se despliega en los momentos críticos, instándonos a superar nuestras propias barreras y tender la mano a los demás."

Esta semana, me es imposible escribir sin tener en mente lo que estamos viviendo aquí en Valencia. La DANA ha dejado cicatrices profundas en nuestra comunidad. Siento dolor al contemplar los destrozos, frustración al ver cómo los políticos se enredan en sus discusiones sin resolver nada, y, sobre todo, una tristeza enorme al escuchar tantas historias de pérdida y adversidad. Pero, en paralelo a esa tristeza, también aflora una especie de conmoción al presenciar cómo nos unimos para ayudar.

La generosidad de personas que, sin pensarlo, ofrecen su ayuda o su consuelo ha inundado las redes. Esa solidaridad es un recordatorio de que, incluso en medio del sufrimiento, nuestra humanidad común sigue intacta. La compasión, estos días, no es un ideal remoto; es algo tangible, que se entrelaza con nuestra vida cotidiana y nos da la fuerza para seguir adelante. Al aliviar el dolor de los demás, no solo cumplimos un deber moral, sino que encontramos propósito y sentido en nuestras propias dificultades.

Porque, al final, una comunidad se define no solo por su prosperidad en tiempos de calma, sino, sobre todo, por la manera en que se sostiene cuando las circunstancias son adversas.

Para quienes vivimos inmersos en las exigencias del mundo laboral, siempre a contrarreloj, momentos como estos pueden servirnos de recordatorio: al final, lo que importa es estar presente para los demás. Esa compasión puede extenderse a nuestras relaciones diarias, en cómo tratamos a nuestros colegas, a los clientes, a quienes se cruzan en nuestro camino. Esos gestos, en apariencia nimios, de amabilidad y paciencia, adquieren un valor inesperado en su simplicidad.

Esta semana, te invito a unirte a este espíritu de ayuda, desde donde estés. Quizás no puedas estar aquí básicamente, pero puedes manifestar esa compasión en tu propio entorno. Tómate un instante para escuchar verdaderamente a alguien, para ofrecer una palabra amable o de ánimo. A veces, esos actos mínimos son los que dejan una huella más profunda.

Y recuerda que esa compasión también debe dirigirse hacia ti mismo.

En tiempos difíciles, sentimos la presión de hacer más, de cuidar más. No olvidemos que también necesitamos espacio para descansar, para procesar lo que estamos viviendo. Cuidarnos es esencial para poder recargar nuestra energía y ayudar desde un lugar de autenticidad y plenitud.

Para quienes sienten estrés, incertidumbre o no saben cómo aportar, estos practicas sencillas pueden ayudar:

1.     Practica la autocompasión. En momentos de crisis, es natural sentirse desbordado o impotente. Observa tus emociones sin juzgarlas. No necesitas tener todas las respuestas ni aprender fortaleza. Lleva una mano al pecho, respira hondo durante unos minutos. Permítete sentir lo que surja, sin imponerte "resolverlo todo".

2.     Escucha de verdad a quienes te rodean. A veces, quienes sufren solo necesitan a alguien que los escuche sin interrupciones ni consejos. Si un amigo o colega se siente perdido, ofrécele tu presencia, escucha con calma y empatía. Incluso a la distancia, una llamada o un mensaje sincero puede ser invaluable.

3.     Tómate una pausa diaria de mindfulness. Si sientes que el estrés te abre, distente unos minutos para centrarte. Encuentra un lugar tranquilo, cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Observa tus pensamientos y sensaciones sin resistirte. Estas pausas ayudan a recuperar claridad ya vivir el momento presente.

4.     Contribuye en lo que puedas. Tal vez no puedas estar en el lugar de los hechos, pero hay muchas maneras de ayudar: desde una donación hasta ofrecer tu tiempo o preguntar a tus vecinos si necesitan algo. Cada pequeño gesto teje una red de apoyo y solidaridad.

Recordemos que practicar la autocompasión es esencial para no agotarnos emocionalmente. No temas hacer pausas o pedir ayuda cuando lo necesites; ayudamos mejor cuando sabemos cuidarnos primero.

Sé que la recuperación será un proceso largo, pero mientras la Comunidad Valenciana se reconstruye, todos podemos hacer algo cada día: ser conscientes del impacto de cada gesto compasivo.

Hasta la próxima semana. Que estos días traigan consigo compasión y un sentido de conexión para todos.


Anibal González Castejón

Leader Coach | Coach Ejecutivo ACTP | Consultor

1 mes

Bien dicho, Esther

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