El poder de una buena conversación
El poder de la conversación
Conversar es una habilidad antigua y necesaria para la supervivencia y el desarrollo de nuestras sociedades. Según la ciencia, la primera conversación pudo haberse dado hace entre 1,8 y 2,5 millones de años, cuando nuestros antepasados homínidos intentaban dialogar sobre la fabricación de herramientas de caza. Así mismo, la antigua Grecia fue el escenario predilecto para observar la injerencia que tuvo la conversación para entender los fenómenos de la vida, transmitir conocimientos y crear estructuras políticas que permitieran a las personas convivir en ciudades. Así pues, el acto de conversar ha estado incrustado a la evolución del ser humano y en tiempos como los que vivimos, nos urge más aun resaltar su valor e importancia.
Vivimos en una época en la que abunda la información, los canales para interactuar con cualquier persona del mundo y la necesidad frenética de prosperar y ser reconocidos como actores de crecimiento y transformación. En el campo laboral, de hecho, es donde más encontramos el discurso que equipara el valor del ser humano con la capacidad de obtener resultados.
Sin embargo, generalmente enfocamos nuestros esfuerzos en prácticas que buscan maximizar el rendimiento y los resultados en el menor tiempo posible, y poco en entender los fundamentos bases que nos permitan crear de verdad. Es en este punto donde la conversación expone su valor.
A través de la conversación hemos descubierto al otro y por ende nos hemos reconocido a nosotros mismos como personas con una capacidad creadora única. Al reconocer esa capacidad creadora, enfrentamos el proceso de aprendizaje con alegría, disminuye la frustración que pueden generar los primeros resultados que obtenemos (los cuales generalmente no son favorables) y adquirimos la consistencia necesaria para prosperar en los retos, conectar con personas talentosas y celebrar cada logro obtenido.
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Al conversar, le restamos valor al tiempo, ese activo tan codiciado y exprimido por estos días, y centramos nuestras energías en el acto genuino de conectarnos con la otra persona, sumergirnos en su narrativa y crear puentes hacia aprendizajes que no están sometidos al juicio del rendimiento y que esbozan horizontes que pueden llevarnos a ideas, transformaciones y oportunidades imposibles de alcanzar cuando sometemos el juicio a la máxima productividad y el máximo provecho.
Así pues, conversar es el camino que siempre ha existido para reunirnos en la discordia, comunicar nuestros intereses, encontrar nuestros referentes, resolver problemas, conquistar objetivos y construir una sociedad que aprenda a través de la conexión con los demás, que construya en grande al ver los sueños del otro y que sea invitada a la búsqueda de un punto de partida constante.
Entre más conversemos y promovamos las conversaciones desde la diferencia y el deseo de conocimiento, más podremos crear contexto y encontrar ideas a las que nunca habríamos podido llegar. Así mismo, coincidiremos con personas que también están en búsqueda de sus propias preguntas y disfrutaremos el camino y sus retos con entusiasmo.
“Ciudad es ante todo plaza, ágora, discusión, elocuencia. De hecho, no necesita tener casas, la ciudad; las fachadas bastan. Las ciudades clásicas están basadas en un instinto opuesto al doméstico. La gente construye la casa para vivir en ella y la gente funda la ciudad para salir de la casa y encontrarse con otros que también han salido de la suya.“ — José Ortega Y Gasset
Conferencista TEDx®, Linkedin Top Voice, Podcaster y Autor de libros de bienestar y salario emocional, director de Emotional Paycheck®, instituto canadiense de salario emocional y bienestar del colaborador.
2 añosSaludos Sebastián 😃