El saboteador de sueños - El Efecto Dunning-Kruger
Como mencioné previamente, todos los seres humanos tenemos metas y sueños que anhelamos cumplir, pero a menudo nos encontramos con obstáculos en el camino hacia su realización. Por esta razón, dedico este espacio a escribir y dialogar sobre las barreras que considero responsables de este fenómeno, al tiempo que proporciono estrategias para superarlas. Dicho esto, hoy deseo abordar un problema conocido por causar distorsiones en nuestra percepción de nuestras propias habilidades: el efecto Dunning-Kruger. Y para aclarar, no tiene absolutamente nada que ver ni con Freddy Krueger ni con la calle Elm (¡Ja! Una referencia retro para mis lectores no tan jóvenes).
La existencia del efecto Dunning-Kruger o efecto DK como lo llamaremos de ahora en adelante, fue descubierta por los investigadores David Dunning y Justin Kruger en 1999 en la Universidad de Cornell, en los Estados Unidos. El efecto DK es un sesgo cognitivo mediante el cual las personas tienden a sobreestimar o subestimar su capacidad o conocimiento sobre algo.
¿Alguna vez has sentido que eres el rey o la reina de la pista de baile, solo para ver el video después y darte cuenta de que tus movimientos eran más parecidos a los de un pollo que se le están quemando las patas o que eres más tieso que un muñeco de hojalata? Pues quizá hasta ese momento habías sido preso del efecto Dunning-Kruger y habías sobreestimado tus habilidades, pero luego un pequeño golpe de realidad, observaste que te queda mucho que aprender.
Por otro lado, quizás eres una persona a la que le gusta dibujar, pero debido a que sientes que no eres lo suficientemente buena, no te animas a mostrar tus dibujos a nadie. Sin embargo, luego tomas una clase de arte y te das cuenta de que eres la mejor de todos (y el profesor lo reafirma, por supuesto). Como ves, esa subestimación de tus habilidades te había mantenido sin perseguir tus sueños durante mucho tiempo.
“¿Tío, y cómo puedo saber si soy un tesoro escondido o un zircón que se cree diamante?” Bueno, la única manera de determinar el nivel de tus habilidades y conocimientos es comparándolos con los de los demás. Claro está que esta comparación debe hacerse con el trabajo de personas que tengan cierto nivel de experiencia en el tema; de nada sirve compararse con alguien que no tiene esa capacidad.
El principal problema de quienes sobreestiman sus habilidades es que no comparan su desempeño con el de expertos o, peor aún, ni siquiera lo comparan con otros. Muchos se guían únicamente por comentarios realizados por personas con poco conocimiento en el tema, como "Tú sí sabes" o "Lo haces bien", y esto no es una prueba fidedigna de sus habilidades.
Por otro lado, tenemos a aquellos que se subestiman; es decir, a quienes NO SABEN QUE SABEN. Estos son los que no se atreven ni siquiera a intentarlo porque piensan que sus conocimientos son comunes o creen que no son lo suficientemente buenos para hacerlo. Este último grupo es el que más me preocupa porque es en el que yo también estuve durante mucho tiempo antes de atreverme a crear este blog.
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Sé lo difícil que es tener ese temor a ser juzgado, pero este solo se supera mostrándole al mundo de lo que eres capaz. Si eres realmente bueno, el mundo lo notará y te apoyará, y si no lo eres, pues debes ver a esa brecha entre lo que crees saber y lo que realmente sabes como una oportunidad para mejorar, no como el fin del mundo. Es un recordatorio de que la vida es un constante aprendizaje y que cada paso te lleva más cerca de tus sueños.
Recuerda que incluso los más grandes maestros, artistas o emprendedores tuvieron que comenzar desde cero en algún momento. Beethoven, Mozart, Picasso, Steven Spielberg, Steve Jobs o Elon Musk tuvieron que aprender lo más básico antes de crear las sinfonías, películas o productos que han cambiado el mundo. Entonces, ¿por qué te detendrías cuando quizás estás en el mismo camino hacia la grandeza?
Conclusión
El Efecto Dunning-Kruger es un recordatorio de que todos somos ignorantes. Algunos ignoran sus capacidades, mientras que otros ignoran su ignorancia. La única forma de saber a qué grupo perteneces es mostrando tus habilidades al mundo y teniendo la madurez y la humildad para recibir retroalimentación, tanto positiva como negativa.
Si no eres tan hábil como pensabas, no te desanimes, simplemente sigue trabajando hasta convertirte en un crack.
“Solo sé que nada sé” - Sócrates.