El sentido intangible de la Navidad (parte II)
Le puse dorado y rojo el año pasado al árbol de navidad, quizá este año luzca los festivos azules y plateados. Tiene que lucir diferente el árbol porque formará parte de los selfies navideños o las fotos de las niñas. Probablemente tendré que invertir en nuevos adornos, lazos y esferas brillantes. Quizá tenga que pelear con algunos compradores de último momento, por completar mi docena de “noelitos” o tendré a Luciana, la más pequeña, encaprichada con un gracioso gato navideño, como ocurrió el año pasado (no, la que se encaprichó fui yo, amo los gatos). Y quizá no sea un árbol perfecto, porque tengo una amiga que adorna todos los años, como para revista. Tendré que pensar, investigar, diseñar y ejecutar y eso es agotador, valioso tiempo el que invertiré… Y luego los regalos. Las niñas esperan los regalos que mencionaron todo el año gracias a la publicidad de los canales infantiles que ven a cierta hora del día. Hay que buscar los obsequios ideales, hay que recorrer tiendas, hay que esconderlos al llegar a casa, envolverlos cuando duermen, ponerles lazos… Y más fotos, fotos por aquí, fotos por allá.
Llegando la fecha de la navidad, algunas pequeñas personas envuelven con papel reciclado algo que no logro ver y queda allí escondido entre los adornos y los obsequios, un secreto. Se acercará papá en algún momento y preguntará risueño, qué es eso. Y las pequeñas personas le dirán que no lo toque, o pedirán silencio, antes de retornarlo a su lugar… Todo lucirá a tono con los colores seleccionados, excepto ese papel reciclado que no se sabe que contiene, pero bueno, bien escondido, nadie lo notará… Pero cuando la fecha esperada llega y se cenó, se saludó al niño, se dieron los abrazos respectivos y se están abriendo los regalos, me caerán gotones de lágrimas de los ojos, al revelar lo que contendrá ese envoltorio… Pues todos los años, desde que están conmigo, en navidad tengo cartas donde las personas pequeñas me declaran su amor incondicional, me dicen que soy la mejor mamá del mundo o me obsequian su juguete favorito, como muestra del verdadero cariño… Y han gastado menos tiempo, pensando, investigando, diseñando y ejecutando… porque ese tipo de cosas, te saltan del corazón y punto.