De cómo nuestro universo conceptual determina nuestro yo y nuestra vida
Toda persona tiene una idea y una posición respecto a las cosas de la vida; algunos de manera más consciente, otros no tanto. Es lo que llamamos nuestra filosofía de vida. Tenemos una idea determinada sobre lo que "es" el amor, el trabajo, la fe, los valores, las relaciones, el respeto, el éxito, la vida, la muerte, etcétera. Todas esas ideas -que hemos aprendido de diferentes maneras y que las hemos echo nuestras- conforman lo que llamamos el Universo Conceptual de cada persona. ¿Alguna vez se han cuestionado si esa idea que tienen del amor es realmente suya, o si tiene fundamentos sólidos y firmes? Muchas veces caminamos llevados por nuestras ideas sin estar seguros de lo que ellas significan. Asumimos que las entendemos porque hacemos lo que todos hacen. Por ejemplo: la idea de "ser líder", "ser maestro", "ser político", "ser artista", "ser esposo(a)", "ser empleado", "ser director", etcétera, etcétera, son ideas que nos determinan y nos invitan a ser como creemos que debemos ser; y hacemos lo que un líder debe hacer, y nos comportamos como debe comportarse un profesor o un político, y tomamos decisiones en función de nuestro papel como director, y amamos en función de como entendemos que se debe amar, etcétera. Nuestro universo conceptual nos determina. No le podemos pedir a una madre judía que acepte que su hija se case con un hombre musulmán; o a un conservador que acepte el aborto como posibilidad de decisión de una mujer. Las ideas están ahí, siempre; actuamos y decidimos en función de ellas. Sin embargo, nuestras ideas, nuestros conceptos y creencias pueden asfixiarnos o hacernos libres. Lo que se traduce en la vida como poder caminar sobre un piso firme, liso y llano, o un terreno áspero, lleno de bordos y grietas. Imaginen a uno de sus mejores colaboradores trabajando a las órdenes de un líder cuya idea de "ser líder" está fundada en ejercer autoridad, imposición, sometimiento, acoso, maltrato psicológico, abuso de poder, órdenes y ausencia de diálogo. O qué tal un colaborador cuya idea de "trabajar" está fundada en la oportunidad de ganar dinero, de hacer lo menos, de solo buscar relaciones, de satisfacer sus necesidades básicas, del no esfuerzo, de la desconfianza, etcétera.
Son las ideas, los conceptos y nuestras creencias las que están todo el tiempo determinando nuestras acciones, y están más presentes de lo que pensamos y juegan un papel fundamental en el desarrollo y la productividad de las personas. Lo malo es que muchas de ellas las hemos asimilado sin darnos cuenta, y por eso el hombre repite conductas, repite comportamientos, patrones. Asumimos que es normal y no nos permitimos dudar de ellas. Por ejemplo, si le preguntamos a un grupo de personas qué piensan de la mentira, seguramente la mayoría afirmará que es malo mentir, que es mala la mentira. ¿Pero si va de por medio la vida de tu madre, no crees que valga la pena mentir? ¿No mentirías? O mejor aún, ¿por qué si todos consideramos que es malo mentir, todos mentimos?
Nuestra oferta de cursos y talleres están dirigidos a trabajar sobre este universo conceptual que nos envuelve como grupo o como organización para establecer nuevas formas de ver la realidad, de tomar acciones, de establecer criterios que nos permitan funcionar mejor como personas y como empresas, para ser más productivos y felices haciendo lo que nos gusta hacer.
Que las cosas sean como son, no significa que no puedan ser de otra manera