"El Viaje a la Esperanza"
Reflexiones sobre un estudio realizado a las personas más desfavorecidas de nuestra sociedad.
Hace unas semanas tuve la oportunidad de participar en un proyecto internacional desarrollado en países como Francia, Costa de Marfil, Estados Unidos, Brasil y España, en el que nos centramos en analizar cómo era la situación de las personas más desfavorecidas de nuestra sociedad. De la mano de la ONG española ACCEM y del Albergue San Juan de Dios, tuve la oportunidad de entrevistarme con más de 34 refugiados –procedentes de más de 22 países diferentes-, solicitantes de protección internacional, inmigrantes y personas “sin techo”. Creedme, una experiencia transformadora que me gustaría compartir en unas pequeñas líneas con vosotros.
Estas palabras van dedicadas para todos ellos. Para los más de treinta valientes que tuvieron la generosidad y el coraje de “abrirme” su vida, de ayudarme a transformar mi lado más humano. Héroes sin capa a los que espero poder ayudar a transmitir su mensaje a través de esta y otras iniciativas.
Ahí van unos pequeños datos y reflexiones que ojalá os hagan reflexionar, tomar consciencia y emprender actos con los que poco a poco vayamos construyendo un mundo más humano y bondadoso.
"Sabía que no era mi momento, que mis padres merecían una nueva oportunidad de vivir. Moví a mis padres enfermos de casa en casa huyendo de la guerra. Conseguiré medicinas para curarlos" Testimonio de un joven afgano de 22 años
A- Algunas cifras relevantes
– Sólo un 5% de los inmigrantes que llegan a España llegan en patera o en medios similares. El 95% restante aterriza en nuestro país en medios de transporte comunes para todos nosotros (avión, autobús o coche).
– Las personas extranjeras representan un 9,82% de la población de España. Cerca de 4.5 millones de personas.
– El 61% de los inmigrantes que llegan a España, provienen de países no pertenecientes de la Unión Europea.
– Reino Unido, Marruecos, Rumanía y China son los países con mayor emigración a España.
– Ha aumentado estos últimos años el fenómeno de los “trabajadores/as pobres”, personas que incluso trabajando no consiguen las mínimas condiciones para desarrollar una vida digna. Sin unas condiciones mínimas de bienestar social es imposible que las personas en situación vulnerable puedan salir adelante.
– El sector servicios aglutina el 74% de las persona afiliadas extranjeras a nuestra Seguridad Social.
– En los últimos años han aumentando sensiblemente las solicitudes de protección internacional en España. Se han multiplicado las provenientes de Siria y Venezuela.
– Se estima que en España alrededor de 13 millones de personas, el 28% de la población, vive en situación de pobreza y exclusión social.
B- Testimonios y Reflexiones
PRIMERA
Es curioso porque estoy seguro de que todos nosotros éramos y somos conscientes de manera racional, de las miserias que por desgracia a día de hoy sigue sufriendo nuestra humanidad. Parece que hemos dado por supuesto y por corriente que existan personas que cada día luchan por salvar sus vidas, sus ideas, sus ilusiones.
Y es que realmente creo que nos hemos deshumanizando, nos han deshumanizado poco a poco. Tenemos que asumir cierta responsabilidad. Contaba a mis cercanos una anécdota que me ocurrió uno de los días al finalizar la jornada de entrevistas: salía del Albergue San Juan de Dios con una profunda tristeza al sentirme, en cierta manera, impotente de no poder ayudar de manera directa a los testimonios que había estado escuchando. Recuerdo salir de allí y romper en lágrimas por el simple hecho de sentirme libre. De tener la capacidad y los recursos para poder pasar por el supermercado a comprar la cena de la noche. Y es que muchas veces olvidamos lo afortunados que somos y la preciosa libertad de la que disponemos.
Es ejemplar y maravilloso porque todos luchan por algo, todos tienen un por qué y un para qué que les hace seguir y mirar hacia adelante. Para muchos son sus hijos, para otros la idea de trabajar para conseguir dinero y mandarlo a su país. Todos luchan, todos tienen esperanza de una vida mejor.
SEGUNDA
Me resultaba indignante saber que casi todos estos niños (de padre o madre inmigrante) sufren bullying en los colegios. Lo difícil que es para una madre que no tiene nada que dar de comer a sus hijos, explicarles además que son personas normales:”tenéis que ser fuertes como la mamá, los niños del colegio son buenos pero todavía no os entienden. Si os dicen algo, poneros fuertes, no es achiquéis, sois más fuertes que ellos”. Testimonio de una madre colombiana. ¿De verdad nos podemos permitir en pleno 2019 que nuestros hijos vean a una PERSONA diferente únicamente por su raza, color, religión o clase social?
Ser futbolista. Ese era el sueño de un joven venezolano de 22 años que vino a Palencia para hacer las pruebas de un equipo de fútbol. Le pagaron el billete para venir a España y al mes le dijeron que no contaban con él. Le robaron la maleta (con lo poco que llevaba) y se quedó en la calle. Únicamente llevaba en una pequeña mochila sus botas de fútbol y algo de ropa. Nos contaba que lo único que le quedaba era un peluche de su hermano que había muerto en Venezuela por no tener medicamentos. Era un bob esponja y lo llevaba siempre con él. Ahora con 22 años su para qué era conseguir trabajo, ser futbolista y trabajar de algo para mandar dinero a su familia. Nos decía que no estaba sólo, “estaba con su hermanito en el cielo, y con Dios”.
TERCERA
Podemos tener la primera impresión de que el perfil de inmigrante/refugiado es una persona sin recursos, con adicciones, problemas, etc. Y para nada, son personas súper normales. En algunos casos huyen por necesidad y en otros en busca de una vida mejor. Recuerdo el caso de un profesor de universidad mexicano que llevaba en Madrid dos años y medio. Trabajaba como profesor en su país. Ahorro para hacer una maestría aquí en España y buscar trabajo. Invirtió todo para formarse aquí, gastó sus ahorros, no encontró trabajo y se quedó en la calle. Estuvo ocho meses en la calle hasta que llegó al Albergue San Juan de Dios. Una persona completamente “normal” que lucha por una idea, por una ilusión. ¿Sabéis lo fascinante? No perdía la ilusión. Estudiaba idiomas de libros viejos que encontraba o que le cedían en el albergue. Sabía chino, ruso, y no paraba de estudiar la filosofía de los clásicos. Creedme, admirable.
En las entrevistas nos regalaban lo poco que tenían: su sonrisa, su tiempo, su mirada, su solidaridad y su corazón. Me impactaba muchísimo emocionalmente que cuando se marchaban nos deseaban lo mejor y tocándose el corazón nos decían “con Dios”. Nos decían que estuviéramos tranquilos, que no estaban solos, les acompañan sus ideas religiosas, una mochila de esperanza, y el espíritu de sus seres queridos.
Comentábamos también que muchos de los inmigrantes que entran por Francia, únicamente están en el país galo de paso, mera transición en su ruta hacia Reino Unido. Para ellos, el terreno inglés es como algo soñado, algo idílico –sin ser conscientes de que tras el Brexit su situación va estar mucho más agravada-. Sin embargo, todos los que llegan a España, vienen para quedarse. Admiran el trato del gobierno español y la existencia de organizaciones que les ayuden gratuitamente en su integración. Y sí, creo que nos podemos sentir orgullosos de ser una nación tan solidaria. Me sentía orgulloso durante estos días sabiendo que fondos públicos (nuestros) están siendo destinados a ayudar a personas que la vida les ha expuesto en situaciones límite. Porque son personas, ni más ni menos. En la gran mayoría de los casos, no han elegido sus circunstancias ni muchas de sus decisiones. Muchos de ellos no son producto de sus decisiones sino de sus circunstancias.
CUARTA
Hay un aspecto sobre el que estuve debatiendo con mi compañero y que me gustaría compartir con vosotros. Me comentaba que un profesor de economía que tuvo en la Universidad, en una de sus clases les comentó: “con tan solo un euro una persona se siente libre. ¿Por qué? Porque es capaz de comprar todas las cosas que valen un euro. Puede decidir. Tiene libertad para elegir”. Reflexionábamos en este punto porque muchos de los refugiados reciben ayudas económicas durante los primeros meses de acogida en España pero después pasan a obtener 0 euros. Cuando una persona no tiene nada para poder decidir se siente esclava de su situación. Nos encontramos con testimonios de familias que no podían salir de las habitaciones de acogida ni de las residencias porque tenían 0 euros de los que disponer. Reflexionábamos y pensábamos, ¿cuánta libertad ganarían estas familias recibiendo únicamente 10 euros al mes? ¿Cómo cambiaría la manera de afrontar sus decisiones? Parece un tema baladí, pero sociológicamente está demostrado que el simple hecho de poder decidir cuántas cosas eres capaz de comprar con un euro, te hace libre.
Fue acogedor escuchar cómo madres de familia nos comentaban lo duro que se les hacía explicar a sus hijos que no pueden comprar nada, ni un alimento, ni un juguete más allá de los que el centro de vez en cuando les presta. ¿Cuánta libertad ganarían estas personas con una cantidad pequeña de dinero? ¿Qué entienden ellos por libertad? ¿Qué entendemos nosotros? Sin duda, un tema que ojalá tenga la oportunidad de debatir con muchos de vosotros.
En el proceso de las entrevistas nos encontramos con gran cantidad de madres jóvenes, con más de dos hijos, sin trabajo, sin vivienda y sin nada que ofrecer a sus hijos. Admiramos y sigo admirando la protección y la acogida de muchas ONGs y organizaciones como Accem y como el Albergue San Juan de Dios. Ahora bien, ¿cómo de vulnerables son estas chicas y chicos jóvenes que se ven a los pocos meses de estar en España sin recursos? Es maravilloso y muy solidario ayudarlos los primeros meses, darles una vivienda, ofrecerles cursos de español e intentarlos integrarles lo antes posible. Pero si esta gente joven a los meses queda “abandonada”, ¿no creéis que fomenta que muchas de ellas acaben ejerciendo la prostitución, y muchos de ellos perteneciendo a bandas con la única finalidad de tener algo que ofrecer a sus niños/as al final del día? Me temo que es la cruda realidad, pero es responsabilidad de todos poder ayudarlos.
QUINTA
“Sabía que no era mi momento, que mis padres se merecían una nueva oportunidad de vivir. Movía a mis padres enfermos de casa en casa huyendo de la guerra. Conseguiré las medicinas para curarlos”. Testimonio de un chico de Afganistán, cerca de Kabul, que con 19 años ha tenido que sobrevivir a las numerosas guerras de su país con sus dos padres enfermos. Comiendo lo que podían, calentándose con leña, y utilizando excrementos secos para hacer fuego. Quiere estudiar, trabajar y volver a su país. Este fue uno de los testimonios que más me impactaron. Increíble la fortaleza de un chico tan joven.
“Venía de una familia rica en Siria. Tenía dos fábricas. Era feliz. El gobierno me quitó todo. Yo no quería matar, quería ser una buena persona” Testimonio de un chico joven de Siria que lleva siete meses en España tras perder todo por su gobierno. Nos contaba que la situación en Siria es más crítica de lo que puede parecer en Europa. ¿Por qué tanta pasividad por parte de las autoridades? Se preguntaba y también nos los preguntamos nosotros.
Tuvimos la oportunidad de conocer también a tres personas de origen chino. Todos ellos habían huido por causas políticas. Eran cristianos y el gobierno les perseguía. Ninguno tenía casa fija en china. Preferían estar de alquiler porque las reuniones que hacían eran secretas y por eso tenían que cambiar de casa cada mes. Lo que hace el poder de un sentimiento, una ideología, unas ideas. Vienen a España porque está muy lejos de china y así les pueden perder la pista. Aquí por lo menos se sienten libres.
Y parecerá baladí, pero tras estos testimonios me dado cuenta de la importancia que tiene la vivienda como factor clave para el equilibrio personal. Y es que si nos paramos a pensar, nos daremos cuenta que si no se tiene garantizado el acceso a una vivienda es muy difícil construir un proyecto de vida. Vivienda y trabajo son dos elementos vertebrales de nuestra sociedad. En muchas ocasiones no lo valoramos, lo damos como algo “normal”, “común”. Pero con una vivienda y con un trabajo, ya somos capaces de construir el proyecto de vida que nosotros mismos decidamos.
REFLEXIÓN FINAL
Hoy más que nunca creo que la defensa de la igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas, con independencia de su origen, género, nacionalidad, religión o pertenencia a un grupo social determinado debería ser algo primordial y básico en todos los “estados del bienestar”. Vivimos en un tiempo en el que se ha puesto en tela de juicio la vigencia de derechos que creíamos conquistados y consolidados. Es nuestro deber como ciudadanos, como personas, velar por estos valores y derechos para que nuestra sociedad siga funcionando en términos de igualdad y solidaridad.
¡Hasta pronto! Y...ojalá estas pequeñas reflexiones os hagan tomar consciencia y emprender acciones por la gente que, como nosotros, lucha por un futuro y una vida mejor.