Emparejando la Cancha - Políticas publicas y su perduración en el tiempo

Las reformas educativas en Chile han ido variando en el tiempo, donde van atendiendo a las necesidades educativas que el mundo globalizado a demandado, dando los estándares internacionales de como se debe desenvolver el sistema educativo y apuntando siempre hacia la excelencia académica, así como el cumplimiento de los distintos objetivos que presenta el MINEDUC en las escuelas. Estos cambios, en las reformas educativas, emanan desde los años noventa con el nuevo paradigma educativo en Chile, donde el estado sería quien promoviera la educación de calidad, pero también puede visibilizar las falencias de los colegios en cuanto a infraestructura y carencia de implementos. Es así como suplen dichos problemas por medio de inyecciones de dinero, que aseguraran una educación basada en los estándares internacionales. No obstante, la década de los noventa y del dos mil apuntaron a una serie de inyecciones en grandes cantidades de dinero, que mantenían la premisa de una escuela transformadora, orientada hacia la excelencia y el desarrollo de los estudiantes basados en la equidad, con la cancha emparejada para todos los subsectores, tanto privados, particular subvencionados y municipales, con los mismos programas que asegurarían el desarrollo estudiantil en una sola línea y de forma transversal. Importantes cambios en materia educacional, que tienen por objeto “mejorar la calidad y equidad de la educación” (Serrano, Fernández, Pávez, 2001). Es así como la serie de transformaciones proponían una serie estrategias, fomentando la igualdad desde la dirección, hacia el cuerpo docente.

Pero no fue así de sencillo, la planificación y los estudios querían demostrar una educación igualitaria y de calidad; los resultados en pruebas estandarizadas cada día mostraban mas las brechas que existían en los establecimientos de distintas administraciones, donde se hizo abismal la comparación entre colegios privados y municipales, siendo un síntoma que en la actualidad aún se ve reflejada en los resultados tanto del SIMCE, así como en la PSU. Entonces, la gran pregunta emana desde el esfuerzo estatal en emparejar las oportunidades y programas en las escuelas ¿Por qué existe diferencias entre establecimientos de distintas dependencias si las reformas educativas son iguales para todos los establecimientos?

Al visualizar y conocer esta brecha entre establecimientos de distinta dependencia, demuestra que las reformas educativas en Chile no son constante en el tiempo, y esto se debe a que desde la génesis en la implementación de estas políticas, fueron de carácter neoliberal, imperando en la educación, donde basan la elección de una escuela dependiendo del estrato social de cada persona, pero a su vez la medición del éxito de un estudiante queda encasillado a una prueba estandarizada, así como a evaluaciones que no permiten demostrar el potencial de cada estudiante, sino que se centran en los términos conceptuales al momento de evaluar. M Olssen y M. Peters en Journal of educatión Policy plantean como las organizaciones muchas veces visualizan una escuela neoliberal desde lo interno.

La educación se presenta como un sistema de insumo-producto que puede ser reducido a una función de producción económica. Las dimensiones centrales del nuevo público en gestión son; flexibilidad (en relación con las organizaciones mediante el uso de contratos); objetivos claramente definidos (tanto organizacionales, así como personales), y resultados de orientación (medición y responsabilidad gerencial para el logro de estos). (2010, p. 324).

Que primen las ideas neoliberales en las políticas educativas, solo alimenta ver el escenario educativo como una gran empresa, donde los colegios basados en una lógica de mercado van compitiendo unos con otros, independiente al sector administrativo que pertenezcan, ofreciendo servicios educativos de calidad como si la matricula fuera la clientela y como cada una de estas escuelas lucha por ser mejor que la otra. El problema es aún más complejo porque, en rigor, el agente no es sólo la escuela, sino también el municipio que toma las decisiones administrativas y financieras (Serrano, Fernández, Pávez, 2001). De esta forma el Director de un establecimiento, más allá de preocuparse por la integridad, equidad y funcionamiento de la escuela en cuanto al desarrollo de objetivos en el aula en cuanto al proceso de enseñanza-aprendizaje, se transforma en un administrador de una escuela, donde lo primero que se debe realizar es tener resultados en las pruebas estandarizadas en el país. Ese es el objetivo que permitirá que la escuela resalte sobre otra, siendo una gran competencia por quien tiene más matrícula, quien tiene mejores resultados y que les da mayor prestigio frente a otros.

La política mercantilista ha tomado criterios competitivos, dando un escenario que incluso ha afectado a los profesionales de la educación, donde algunas escuelas mientras más docentes con estudios de postgrado, dan cierto énfasis a un eslogan que la escuela es mejor porque tiene profesionales capacitados y preparados, pero mientras el docente en el aula no pueda innovar, ni mucho menos aportar hacia un nuevo sistema de aprendizaje basado en el desarrollo de habilidades de cada uno de los estudiantes, solo prepara y encasilla a los cursos a tener buenos resultados. Así mismo, en el profesorado también se observan contra - prácticas que responden a la progresiva desprofesionalización de su acción en el aula (Luengo, Molina, 2019).  Los profesores y equipos directivos preparan a los estudiantes para las pruebas estandarizadas, así como también para las evaluaciones conceptuales en general, para que los estudiantes mantengan un modelo progresista en la educación como tal.

Si bien estas políticas educativas que son analizadas desde este mundo globalizado se comprenden que una prueba estandarizada dará los lineamientos para estar acorde al escenario mundial, sin salirse de los parámetros que permiten compararse con otros países, en el sentido de como estos van impartiendo un sistema educativo nuevo. Sin embargo, la interiorización paulatina de las lógicas neoliberales va más allá de la competencia en el sector público o modelos directivos jerárquicos. Implica además una nueva concepción de la praxis docente, donde prima lo medible y mesurable (Luengo, Molina, 2019). Es así como el problema no solo reside en cómo miramos hacia afuera, sino de como la competitividad entre establecimientos por querer mejores resultados medibles en pruebas estandarizadas ha desviado la atención en esencia de la política educativa, que como bien se señaló al principio, intentan emparejar la cancha para todos por igual, pero la profundización que realiza cada escuela en como preparar a sus estudiantes para rendir una buena prueba conceptual, ha perdido el horizonte de lo que trata de ser una educación de calidad para todos por igual.

El mundo globalizado nos ha mostrado en que lugar nos encontramos en términos de calidad educativa, pero es momento de que el enfoque se oriente más al desarrollo de aprendizaje, de estrategias de innovación en el aula y con una dirección de equipos estratégicos en la escuela que no se basen en la obtención de buenos resultados en una prueba, sino que efectivamente se preocupen de como mejorar el proceso de aprendizaje, como hacer que los conceptos adquiridos en el aula tengan un significado para el desarrollo estudiantil y no que lo aprendido sea solamente para responder una evaluación. Las políticas educativas no perduran en el tiempo, porque en las escuelas van perdiendo el verdadero espíritu de la educación, y por más que se inyecte dinero, solo va a seguir demostrando la brecha que existe en cada una de las escuelas de administración y dependencia distinta, porque la cancha no está emparejada y la concentración de muchas escuelas esta en un indicador que dice ser mejor escuela por tener mejores resultados SIMCE y puntajes nacionales en la PSU. No está mal medirse con una vara estandarizada, pero si es un error cambiar el enfoque de lo que importa verdaderamente dentro del aula.