EMPLOYER BRANDING, PASOS PREVIOS
El employer branding, a diferencia de todas las palancas que surgen en el universo de HR y galaxias limítrofes no es algo que esté totalmente en nuestras manos. Desde HR podemos decidir si queremos invertir en talento, desarrollar nuevas competencias o dar herramientas que ayuden a nuestra gente en esta travesía transformacional que todos en mayor o menor medida estamos viviendo. Pero el employer branding, entendido como aquello que podemos ofrecer a nuestros empleados actuales y a los que queremos atraer, existe y es real, esté o no verbalizado. En nuestra mano está sólo intentar describirlo primero e influir de manera consciente y proactiva con algunas acciones que tengan el objetivo que nos hayamos marcado. Este objetivo no puede ser otro que mejorar nuestra posición como empresa de referencia y con ello incrementar el engagement de nuestros empleados, si se identifican con nuestra propuesta de valor, y construir una potente reputación externa que atraiga a los candidatos potenciales que necesitamos para seguir evolucionando como empresa. No se trata de retener a nadie, sino de conseguir que sean nuestros fans, que quieran vivir nuestros valores y hagan suya nuestra propuesta.
Antes de arrancar el proyecto hay un punto previo que hay que tener claro y es para qué quieres hacer esto. Cuál es el objetivo que persigues. Y este no puede ser seguir una moda o tick the box. Si no eres auténtico en tu proyecto, no solo no aportará valor sino que será contraproducente.
Una vez sabes cuál es tu objetivo, el primer paso es identificar nuestra EVP o Employee Value Proposition, que nos hace únicos y diferentes, qué experiencia podemos ofrecer a nuestros compañeros de viaje. Esta tiene que ser auténtica y diferente y ha de ser coherente y consistente con nuestra visión. Esta es la parte más fácil y más difícil a la vez. Hay que ser capaz de abstraerse de modas y lugares comunes, y definir con valentía y objetividad que talento necesitamos como organización para hacer realidad la estrategia que nos define y que marca nuestros pasos.
Definido esto, queda sólo desplegarla internamente y externamente, buscando los caminos por los que puedas hacer llegar este mensaje al colectivo que ya confía en ti y que te dedica sus mejores esfuerzos y a aquellas personas de fuera de tu empresa que puedas necesitar.
Si sabes para qué quieres hacerlo y qué vas a hacer hay un tercer ingrediente que hay que meter en la coctelera y es medir si estás consiguiendo lo que te proponías. Si no lo mides no puedes comprobar si estás consiguiendo el objetivo perseguido ni en su caso mejorar el proceso.
Con estos tres ingredientes las probabilidades de tener éxito se multiplican.
Por último, hay que pensar que esto, como todas las políticas y herramientas de HR tienen que ser algo vivo. Las empresas nacen y evolucionan y tienen que adaptarse a distintos momentos en los que pueden estar inmersos. Lo que necesitan y por lo tanto lo que ofrece una empresa en nacimiento no es lo mismo que lo de una empresa ya madura o una en transformación.
A partir de ahí puedes experimentar para buscar las mejores soluciones o inspirarte en experiencias de otras empresas.
Ahora mismo en CWT estamos en plena revisión de nuestra EVP a nivel global pero seguro que si hay dos ingredientes que tenemos tras casi 150 años de historia es nuestra capacidad para adaptarnos y transformarnos y nuestro espíritu por liderar la innovación en nuestro sector combinando tecnología y personas. El resto lo escribiremos entre todos.
Asesor Independiente de Consejos de Administración y CEOs en Desarrollo Organizativo, Transformación Cultural y Gestión de Talento | Consejera Independiente | Liderazgo | Futuro del Trabajo
6 añosMuy buen artículo Manuel. Me encanta el enfoque! Un placer haberte tenido este año en clase. Un abrazo
People & Culture
6 años👏👏👌