ERES lo que PIENSAS

ERES lo que PIENSAS


"Eres lo que piensas"

¿Te has detenido a pensar en el poder que tienen tus pensamientos sobre tu vida? Nuestros pensamientos no son simples reacciones; son fuerzas activas que moldean nuestra identidad, nuestras acciones y nuestras relaciones. La forma en que pensamos afecta directamente a nuestro bienestar físico y emocional. Como dijo Buda: "Cada pensamiento que tienes moldea quién eres, qué haces y cómo vives."

Investigaciones recientes, como las realizadas por psicólogos de la Universidad de Queen en Canadá, sugieren que el número promedio de pensamientos diarios es de aproximadamente 6,200. Lo sorprendente es que casi el 90% de ellos son los mismos que tuvimos ayer. Esto significa que, si no prestamos atención, nuestros pensamientos pueden convertirse en un piloto automático que define nuestra forma de vivir. ¿Qué implica esto? Que muchas veces, nuestras vidas están moldeadas por patrones mentales inconscientes.

La psicología define un pensamiento como la representación mental de una idea, experiencia o información. Simplificando, podemos verlo como esa conversación interna que tenemos con nosotros mismos para interpretar lo que sucede. Son como un filtro que usamos para dar sentido al mundo. Este filtro es crucial, ya que la forma en que interpretamos los eventos determina nuestras emociones y acciones.

Martin Seligman, padre de la psicología positiva, dedicó décadas a estudiar cómo nuestras interpretaciones de los eventos influyen en nuestra felicidad. Descubrió que no son los eventos en sí los que más nos afectan, sino cómo elegimos interpretarlos. Este hallazgo revolucionó nuestra comprensión de la mente humana y nos mostró que tenemos la capacidad de transformar nuestra realidad al cambiar la perspectiva de nuestros pensamientos.

Pensemos en un ejemplo cotidiano: alguien nos dice, "Tenemos que hablar." Ante esta afirmación, cada persona puede generar escenarios distintos. Si piensas: "Algo malo pasó," probablemente sientas ansiedad. Pero si decides pensar: "Quizá tienen algo emocionante que contarme," sentirás curiosidad o entusiasmo. Misma situación, emociones completamente diferentes. Este ejemplo demuestra que los pensamientos son como lentes que cambian nuestra percepción de la realidad.

Un aspecto fundamental de esta dinámica es el ciclo pensamiento-emoción-acción. Todo comienza con un pensamiento, que genera una emoción, y esa emoción conduce a una acción.

Por ejemplo, imagina que enfrentas un desafío:

  • Si piensas: "Voy a fracasar," sentirás miedo o ansiedad, lo que podría llevarte a evitar intentarlo o a actuar con inseguridad.
  • Pero si piensas: "Voy a intentarlo," sentirás confianza, y esa confianza te llevará a actuar con más determinación.

Este ciclo no solo influye en nuestras decisiones inmediatas, sino que, con el tiempo, puede moldear nuestros hábitos y, en última instancia, nuestra vida.

Como señala Wayne Dyer en su bestseller Tus zonas erróneas: "Lo que pensamos determina lo que nos sucede."

Algunas herramientas prácticas para tomar el control de nuestros pensamientos:

Afirmaciones positivas:

Incorporar afirmaciones positivas en tu discurso interno. Frases como "Soy capaz" o "Estoy aprendiendo" no solo refuerzan tu confianza, sino que también reprograman tu mente para enfocarse en lo positivo. Cuando repites estas afirmaciones con regularidad, estás entrenando a tu cerebro para generar pensamientos más optimistas y constructivos. Esto no significa ignorar los desafíos, sino enfrentarlos con una mentalidad de crecimiento.

Visualización:

La visualización es una estrategia respaldada por la neurociencia. Al imaginar con detalle cómo sería alcanzar el éxito y el logro, activas las mismas áreas del cerebro que se activan cuando realmente experimentas ese éxito. Por ejemplo, atletas de alto rendimiento utilizan esta técnica para ensayar mentalmente sus competiciones y mejorar su desempeño.

Diario de gratitud:

Llevar un diario de gratitud es una práctica sencilla con efectos en tu bienestar emocional. Dedica unos minutos al día a identificar cosas por las que estás agradecida/o. Esta práctica entrena tu mente para buscar aspectos positivos en tu vida diaria. Según investigaciones esta práctica mejora la calidad del sueño, fortalece las relaciones interpersonales y reduce los niveles de estrés.

Mindfulness:

El mindfulness, o atención plena, consiste en observar tus pensamientos, emociones y sensaciones sin juzgarlos. Estudios han demostrado que esta práctica regular reduce los niveles de cortisol, mejora la concentración y fomenta una mayor satisfacción con la vida.

Autocompasión:

La autocompasión es tratarte a ti mismo con la misma amabilidad y comprensión que ofrecerías a un amigo cercano. En lugar de criticarte duramente por tus errores, reconoce que todos enfrentamos desafíos y cometemos fallos. Esta práctica mejora la resiliencia emocional, reduce la ansiedad y fomenta una mayor satisfacción con la vida. Cuando enfrentas un error, prueba decirte: "Estoy aprendiendo, y esto forma parte del proceso." Esto te ayudará a mantener una perspectiva positiva y a seguir adelante con confianza.

Nuestra realidad está determinada en gran parte por cómo elegimos pensar sobre ella. Si bien no podemos controlar todos los pensamientos que llegan a nuestra mente, sí podemos elegir en cuáles enfocarnos. La clave no está en eliminar los pensamientos negativos, sino en aprender a manejarlos y priorizar aquellos que nos empoderan.

Tus pensamientos son el primer paso para cambiar tu realidad. 🌟

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