¿Es un descarrilador igual a un “líder descarrilado”?

¡Claro qué no!  En los assessments, entrevistas a profundidad y otras herramientas que utilizamos como headhunters es común encontrar la presencia de descarriladores en los líderes.  Los descarriladores no son malos necesariamente.  Más bien son señales que nos indican áreas que puede ese candidato/a mejorar para convertirse en un líder efectivo y permanecer en los carriles. 

Adicionalmente, quisiera destacar que es muy importante saber interpretar esos descarriladores.  Nuestra experiencia nos ha llevado a ver cómo la interpretación de un descarrillador puede variar según el contexto y las personas, incluida la percepción de los clientes.  Hemos sido testigos de cómo un cliente puede ver a simple vista un descarrilador como un gran obstáculo e incluso sentencia de fracaso, mientras que otro puede considerar el mismo descarrilador como una característica positiva.

Para demostrar lo anterior a continuación algunos ejemplos de dos de los descarriladores más comunes que hemos identificado y de por qué no horrorizarnos cuando vemos estos descarriladores, sino verlos como una oportunidad para mejorar y buscar mantenernos dentro de los carriles.

Vamos con el primer ejemplo de descarrillador, el perfeccionismo.  Ser perfeccionista por unos podría ser visto como un deseo de excelencia y precisión, pero si esa persona es excesivamente  perfeccionista, allí sí tenemos un problema.  Lo excesivo podría ralentizar el progreso y crear un ambiente tenso en el trabajo.  El feedback para un líder con el perfeccionismo como descarrilador sería trabajar en equilibrar esta cualidad con la acción y aceptar los errores como aprendizaje para aprovechar al máximo en su trabajo su impulso perfeccionista.

Y el segundo ejemplo de descarrilador, la autonomía.  Por un lado, los líderes con extrema autonomía tienden a tomar el control y asumir todas las responsabilidades, dificultando así la delegación (por ende, el desarrollo de sus equipos) y por su puesto llevándolo al agotamiento.  Pero, la autonomía podría verse como una expresión de compromiso y responsabilidad.  Lo importante aquí es que el líder con este posible descarrilador reconozca la importancia de delegar y empoderar a su equipo, fomentando la confianza y el crecimiento mutuo.

Algo que solemos aconsejar a los líderes con respecto a sus descarriladores – y que quiero dejar aquí como buena práctica - es entender cómo su comportamiento puede ser interpretado por diferentes audiencias y adaptarse según sea necesario.  En líneas generales, practicar la autoconciencia, la adaptación y desarrollar su capacidad de recibir retroalimentación, como habilidades clave, les permitirá ver los descarriladores de una manera más constructiva para tomar acción hacia un liderazgo efectivo.