Ese pequeño defecto
No hay ninguno que no los tenga. Desde ser quisquilloso hasta ser distraído, cada líder tiene su lucha interior, la espina en su costado.
Pero... ¡ojo!: los patrones de defectos, o defectos recurrentes, se convierten en descarriladores, y limitan nuestro progreso. Cuando GH nos habla de un descarrilador, es como decirnos que tenemos un pitbull que se está comiendo las gallinas del vecino y hay que sacrificarlo (siendo nosotros dicho can).
La firma DecisionWise ha hecho un inventario de descarriladores, del cual he extraído los 4 que más he visto que afectan carreras bien habidas:
1. No logra trabajar con otros. Suena trivial, pero hay más lobos solitarios en el mundo corporativo de lo que nos gustaría admitir. El egoísmo impone la agenda propia, la desconfianza lo caracteriza, es terco y no oye razones de otros. El que acapara todo frena equipos, se estalla por dentro, está jodido.
2. Trata mal a la gente. Es increíble que el miedo ande tan rampante por los pasillos, en forma de gritos, amenazas y extorsión emocional. No importa qué tan teso seas, eventualmente la organización te escupe, no aguanta más el costo de los resultados. La volatilidad, la arrogancia y el mal genio no son símbolos de poder, están pasados de moda.
3. Le falta confianza. Se huele, se siente y es la muerte del líder. El que no se la cree, el agradador desde el miedo, el que no toma decisiones, el que quiere analizar todo para tener la respuesta perfecta, está condenado a fracasar.
4. Por último, la falta de foco. O no está relacionando su día a día con el número de la presentación, o se distrae en mil cosas y descuida la meta, o simplemente es un soñador sin tracción.
Lo importante es reconocer cuál de los 4 nos toca más, cuál defecto que tengo se puede convertir en patrón (descarrilador), y cómo lo tengo a raya.
En mi caso, mi defecto es la soberbia, y si se me convierte en patrón, me hace creer que soy más que los demás, limitando mi capacidad para trabajar en equipo. Como tengo mi propia empresa no me despiden, pero los consultores más fantásticos se van de mi lado porque no los dejo aportar. Triste. ¿Cuál es tu defecto? ¿Cuándo se convierte en descarrilador? ¿Qué precio estás pagando?