Español: aprender, amar y cuidar

“Eso para mí es respirar. ¿Dejarías de respirar?” – así ha contestado cierta vez China Zorrilla ante la pregunta si su vida cambiaría mucho o dejaría de trabajar caso fuera una persona muy rica.

Este año de 2022 conmemoramos los 100 años de la “Semana de Arte Moderna” evento ocurrido en el Teatro Municipal de São Paulo y considerado el marco oficial del modernismo brasileño. También aquel año de 1922 nacía en Montevideo China Zorrilla, actriz cuyo centenario de nacimiento recibió emotivas celebraciones en tierras hisponohablantes. China, la uruguaya más porteña! Talentosa, divertida, provocativa, maravillosa y generosa son solo algunos de los muchos adjetivos que me remiten a China, sus muchas “Chinas” y a la eterna “Elsa”...

Ya he compartido en este espacio lo mucho que amo formar personas en idioma español. Amo compartir conocimiento, cocrear espacios de diálogo y crecimiento humano y profesional con los estudiantes. Amo ver el brillo en los ojos de cada alumno a cada encuentro. Para mí es como un “pequeno oásis” – ¿te recuerdas Renata?

Tras un buen rato sin publicar, vuelvo a hacerlo para reiterar que me siento inmensamente grata y responsable por la generosa entrega, respeto y confianza despositada en mí por líderes y alumnos en la conducción de tantas jornadas de aprendizaje del idioma español.

Hago mías aquí las sabias palabras de China Zorrilla, pues pienso y vivo mi vocación de educadora como lo hacía China en su profesión. Enseñar español para mí es respirar. No, no dejaría de respirar!

Respirar nos recuerda todos los días el privilegio de estar vivos. Y estar vivos nos lanza a la retadora, mágica e ininterrumpida aventura de aprender.

Aprender una nueva lengua es, sin duda, una de las más fascinantes experiencias que podemos vivenciar como seres humanos. Como país, uno de los mayores retos de Brasil está precisamente en superar el bajísimo nivel de dominio de lenguas extranjeras de su población. Definitivamente, como afirmó Gregg Roberts “el monoliguismo es el analfabetismo del siglo 21.”

Lengua oficial de 22 países y hablada por 592 millones de personas en todo el mundo (siendo 493 millones de nativos), detentora de 11 premios Nobel de Literatura y responsable por el 9% del PIB mundial, el dominio de la lengua española se presenta como conocimiento estratégico para las empresas y profesionales brasileños.

Defiendo un aprendizaje del español denso y complejo que dé cuenta de la riqueza humana de las distintas voces que lo hablan. Un aprendizaje que, soportado por el desarrollo de calidad de todas las habilidades linguísticas, forme seres comunicativos sensibles, respetuosos y generosos en la relación con el “otro”.

Aprender un nuevo idioma presupone un acto de amor, puesto que nos pone en ruta de colisión con la dimensión del “otro”, su cultura y su historia.

 Nada más oportuno que recordar las siguientes palabras de Nélson Mandela:

 “Si hablas con un hombre en un idioma que comprende, el mensaje le llega a su cabeza. Si le hablas con su idioma materno, el mensaje llega a su corazón.”

 Hace 30 años me despierto todos los días para la jornada con los alumnos con el propósito de que nuestro nuevo “encuentro” sea también una nueva oportunidad de cocrear una experiencia “amorosa” en español, con el espãnol  y a través del español.

Enseñar y aprender el español con amor. Hablar español con amor, indudablemente hace toda la diferencia!

Tomando un café hace unos días con un alto ejecutivo, una persona maravillosa, un interlocutor inteligente con quien me encanta conversar y que tuve el honor de tener como alumno, le comenté brevemente sobre un tema que está ocupando de manera especial mis pensamientos: la importancia de “cuidar” los idiomas que aprendemos.

He mencionado en esa agradable conversación que para mí los idiomas son como las flores, cuya belleza requiere cuidados especiales como regar, podar, elegir la tierra, la cantidad de sol y sombra, etc.

Creo firmemente que al aprender un idioma nos volvemos responsables por ese conocimiento y el uso que hacemos del mismo. Y por ello debemos “cuidarlo” para que sea siempre un instrumento en pro de nuestro desarrollo humano y profesional, en defensa de la paz y la justicia, a la vez que un puente con otros pueblos y culturas en la construcción de un mundo mejor.

Mantener el desempeño de alto nivel en cualquier idioma, incluyendo la lengua materna – en nuestro caso el portugués, “la última flor del Lacio” – requiere el especial cuidado de estudiarlo constantemente, preservando intacta la curiosidad por su historia y evolución.

El español como lengua viva, dinámica y socialmente construída nos desafía a diario a seguir conociéndola y descubriéndola.

La lengua española nos invita a amarla y a amar la rica, compleja y bella diversidad de los pueblos que la hablan.

A mis queridos alumnos seguiré reiterando aprender con el corazón, con amor y volverse eternamente responsables por “cuidar” la belleza de su español.

“Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido.” (1Corintios13:1)

Ante la Palabra no hay nada más que añadir!