Estabilidad financiera en Europa

Estabilidad financiera en Europa

(Artículo publicado en La Vanguardia el 6 de Septiembre de 2018)

El pasado mes de agosto se cumplió una década del inicio de una de las crisis financieras más devastadores de la reciente economía mundial. Entre las derivaciones inmediatas que emergieron de la misma destaca la fragmentación del mercado financiero europeo. Los tipos de interés dependían más del riesgo de la deuda soberana de cada país, que de los impulsos de las decisiones de política monetaria. Se evidenció así, la maligna conexión entre los problemas de su sistema bancario y las finanzas públicas. Se puso de manifiesto también la facilidad de propagación de las tensiones financieras entre países de la UE.

Europa avanza poco a poco y durante este tiempo transcurrido ha conseguido que el sector bancario sea en su conjunto más seguro y fiable. Al enorme esfuerzo en los procesos de saneamiento y recapitalización de los bancos, se ha unido un conjunto normativo donde se establecen los estándares legales y administrativos para mejorar la eficacia de la regulación, supervisión y gobernanza del sector financiero.

A pesar de ello, Europa debe persistir en reforzar la estabilidad financiera y reducir la fragmentación del mercado alcanzando así una autentica Unión Bancaria.

En este proceso es esencial lograr que la seguridad del ahorro en depósitos bancarios sea la misma, con independencia del Estado miembro en el que opere un banco. Un plan de seguro de depósitos europeo bien diseñado ayudaría también a romper el círculo perverso del riesgo bancario y soberano. Asimismo, fomentaría la integración financiera al permitir a los clientes elegir más libremente entre los bancos de la zona del euro en su conjunto, sin renunciar a la protección de sus ahorros.

También es imprescindible romper el denominado “círculo diabólico” que asocia la relación negativa entre los bancos y la adquisición de bonos soberanos del propio país al que pertenece el banco. Un escenario que posiblemente empeore cuando finalice la compra de deuda pública, por parte del BCE. Cuando esto suceda, los Estados requerirán la asistencia de las entidades bancarias nacionales para que reemplacen la demanda del BCE y así asegurarse que el coste de sus nuevas emisiones no aumente significativamente. Ante la imposibilidad actual de emitir deuda pública europea, respaldada por un presupuesto europeo, se hace imprescindible que la Comisión Europea avance hacia la constitución de un activo seguro europeo, como pueden ser los SBBS (Sovereign bond-backed Securities). Se trata de activos emitidos por un ente respaldado por una cartera diversificada de bonos soberanos de la eurozona. Esto permitiría a los bancos invertir en estos activos, logrando una mayor diversificación, un menor riesgo para sus carteras de bonos y un impacto positivo en la estabilidad del sistema financiero en su conjunto.

Esperemos que el frágil apoyo de algunos estados miembros de la UE al sistema de garantía de depósitos de Europa y la pendiente resolución de las exposiciones soberanas por parte de los bancos europeos, no sea motivo de preocupación en el futuro. Las consecuencias de la crisis en Italia y Turquía nos han recordado que la eurozona sigue siendo frágil.


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