Éste es mi CV

Éste es mi CV

Hace 15 años mi vida cambió radicalmente. Rotura de ligamento cruzado en la rodilla. El deporte lo era todo para mí. Entrenaba diariamente. Me esforzaba por correr más rápido que nadie, por marcar y defender goles mejor que nadie, nadar y mejorar mis marcas. Era mi vía de escape. Soy competitiva y eso lo llevaba al límite. Mientras, estudiaba Ciencias de la actividad física y del deporte. Me apasionaba. Pero una noche, mientras entrenaba a fútbol se fue todo al garete. Recuerdo el crujido fuerte en mi rodilla y me recuerdo llorar sobre el césped como una niña pequeña, no por el dolor, sino por el abismo. Me sentí muy triste: ¿ahora qué? mi motivación del día siguiente era bajar 3:20 minutos el km y, ¿ahora qué? No estaba equivocada. Fue duro. Lo mío, si lo comparamos con una desgracia real no era nada, pero yo estaba hundida. El dolor fue agudo durante mas de 2 años. Estuve cojeando 5 años y nunca más volví a correr como lo hacía. Nunca. 

Después de dos años dejé de tener dolor permanente. Fue fácil: me fui a trabajar a Inglaterra durante 3 meses. Encargada de la coordinación de actividades y del centro deportivo en un hotel de lujo en el Lake District. El primer día bajando una de las escaleras del hotel para llegar al sótano me resbalé y tuve que saltar para evitar golpearme con todos los escalones. Ahí me di cuenta de que mi rodilla aguantaba más de lo que pensaba. Empecé a hacer ejercicio poco a poco y eso me permitió mejorar.

Aquel hotel era todo lujo hacia fuera, pero los staff vivíamos literalmente entre insectos. En el sótano sin luz natural. Las alfombras olían a humedad. En mi habitación solo cabía la cama y no podía estirar los brazos. Las paredes eran de plástico. Salir al pueblo más cercano era una hora y media andando. No había transporte público. Todo era lago y pradera. Pero aprendí a ver más allá… a disfrutar de la lluvia y de las nubes. Mi “jefe” me enseñó algo que nunca olvidaré: “Nunca digas: no lo sé…, en cambio di: déjame investigarlo y te muestro la solución” 

Volví a España y empecé a valorar todo lo que tenía. Monté una academia de inglés y una empresa de actividades extraescolares. Aprendí a trabajar y gestionar un equipo de mas de 15 trabajadores. Aprendí a coordinar actividades con mas de 200 niños a la vez. Sobre todo aprendí a escuchar a los clientes. Pero me faltaba saber escucharme a mí. Yo no quería trabajar con niños, porque la responsabilidad era máxima, porque yo quería dar a mis clientes la máxima calidad y las condiciones (precio-espacio-sector) no lo permitían. Y yo me negaba a escalar y seguir ganando dinero si no podía ofrecer una educación de calidad. Por eso descarté seguir creciendo, cerré oportunidades, me centré en pocos clientes. Y sobre todo me escuché a mi misma: “Quiero aprender a programar”. En realidad para llegar a esa conclusión tuve que estudiar un master de animación y modelado 3D, donde aprendí a crear personajes 3d, animarlos, modelar, etc. Hicimos un corto, el cual por cierto fue nominado a los Goya. Pero no me apasionaba… me fijaba solo en las cosas que decían mis profes sobre “unos tipos raros que hacen cosas con el código” y que les ayudaban a ciertas funcionalidades para animar, dar luz, a los personajes. 

Yo quería ser de “esos tipos raros”. La foto muestra mi yo de hace 5 años buscando inversión para hacer un bootcamp en Barcelona, el cual nunca haría por ser seleccionada en Demium Startup. Finalmente estudié DAM y empecé ingeniería Informática de manera parcial. Actualmente trabajo como desarrolladora Android y tengo la gran suerte de programar código para una app con mas de 5M de descargas. Me siento afortunada. Muy afortunada. Me hace muy feliz haber conocido por este camino a toda la gente que he ido conociendo. Y estoy segura de que todo esto no hubiera sido posible si no me hubiera roto la rodilla.

Te admido mucho Neus❤️ La vida está para vivirla y atrevernos!

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