Cuando el Oro No Basta

Como waterpolista retirada, sé bien lo que significa comprometerse con un deporte que exige tanto física como mentalmente. Mi físico nunca ha sido el típico que algunos considerarían "ideal", pero eso no fue un obstáculo para desarrollarme en una de las posiciones más demandantes de este deporte. Mi experiencia me ha enseñado que lo que realmente cuenta son los valores que el deporte fomenta: esfuerzo, resiliencia, trabajo en equipo y esa mentalidad de “no me rindo”. Estos valores no solo son cruciales en la piscina, sino también en la vida profesional.

Por eso, cuando vi la polémica en torno a Paula Leitón, la jugadora de boya, una de las mejores del mundo, que ganó el oro en París 2024 y que, en vez de ser celebrada por su talento, fue criticada por su físico, sentí una mezcla de admiración y frustración.

¿Qué nos pasa?

En redes sociales, los comentarios negativos sobre su cuerpo se hicieron notar más que su increíble gol de espaldas o su rol clave en el equipo. Y aquí es donde me pregunto: ¿Por qué seguimos midiendo el valor de las personas por su apariencia? Paula, con toda la calma del mundo, respondió con una frase que debería hacernos reflexionar a todos: “Acabo de ganar un oro olímpico, el sueño que tengo desde que soy una enana”. ¿No es eso lo que realmente importa?

Deportista vs. Profesional: ¿Cuál Es la Diferencia?

En su día, yo también decidí retirarme del waterpolo. Fue el primer embarazo lo que me llevó a decir adiós a algo que me apasiona. Muchas veces me planteé volver, pero la realidad es que el compromiso y la exigencia física son tan altos en este deporte que resulta casi imposible compatibilizarlo con mi vida actual. Esto no pasa con otros deportes que sí practico, donde quizá la exigencia es más flexible. Sin embargo, lo que aprendí en esos años en el agua me marcó para siempre, y hoy aplico esas lecciones en mi vida profesional.

Disciplina, resiliencia, trabajo en equipo y aprender a no rendirme, incluso cuando el cansancio me supera. Estos valores, que adquirí en el deporte, son los que realmente hacen la diferencia en el trabajo y que han marcado al profesional que hoy soy.

El Efecto Paula Leitón en la Oficina

Cuando evaluamos a alguien en un proceso de selección o en un entorno profesional, ¿qué buscamos realmente? A menudo, nos dejamos llevar por la primera impresión, por la apariencia o por cuánto se ajusta a lo que esperamos. Pero lo que define a un buen profesional no siempre se ve a simple vista. Paula Leitón es el ejemplo perfecto de que la verdadera fortaleza está en la mentalidad, en la capacidad de superar desafíos y en cómo gestionamos la presión. Ojo, 24 años, ¡24 años!

Y quiero volver a hacer referencia al libro La sociedad de la transparencia, donde Byung-Chul Han habla de cómo la obsesión por la perfección y la exposición constante nos están llevando a medir todo por apariencias. Esto se refleja en las redes sociales, pero también en la manera en que juzgamos a los demás en el entorno laboral.

Al final, lo importante no es lo que se muestra, sino lo que realmente hay detrás: esfuerzo, dedicación y valores.        

Lo Que Debería Importar

En la vida y en el trabajo, lo que marca la diferencia no es cómo te ves, sino lo que eres capaz de lograr. El deporte me enseñó que las apariencias engañan. Lo que importa es la mentalidad con la que enfrentas los retos, ya sea ganar un oro olímpico o liderar un proyecto. Tal vez es hora de dejar de juzgar a las personas por lo que muestran en la superficie y empezar a valorar lo que de verdad cuentan: su esfuerzo, su ética y su capacidad para superar cualquier obstáculo.

Al final, el éxito no se mide en centímetros ni en likes, sino en la pasión y la perseverancia que le ponemos a cada desafío. Eso es lo que realmente importa, tanto en la piscina como en la oficina.