Esto es España… ¿para qué hacerlo bien?
El minuto de las uvas de Nochevieja es el momento más visto en la televisión de todo el año. Justo después o incluso durante ese momento, se puede emitir publicidad que debe ser carísima. ¿Será el programa de más calidad el que gane para cobrar más? Jeje, ya saben la respuesta. Por primera vez en la historia, La 1 ha perdido su liderato. Antena 3 le sacó casi 3 millones de espectadores de ventaja, mientras que el resto de cadenas se quedaron muy atrás. ¿Fue por la calidad del formato del canal de Atresmedia? Ya saben la respuesta. Fue únicamente por un vestido, por un anuncio de vestido, de puesta en escena, cuerpo o cabeza, que pese a que empieza a oler a la naftalina del “otro año más” ha roto las estadísticas.
Se podrían hacer muchas cosas para hacer televisión de calidad en ese momento: conexiones con toda España, testimonios de gente en la calle, desvelar una exclusiva, impresiones de personajes de relevancia, reflexiones de lo que está por venir, buenos chistes, ofrecer momentos entrañables, coreografías de calidad plástica y musical o incluso dar protagonismo a quien no lo tiene durante el resto del año. Sin embargo, ninguna televisión propone algo diferente a mostrar sus caritas de turno haciendo un paripé que todos esperan que pase lo antes posible. Y aquí, la más cutre es la que se lleva el pato al agua, cutre espectáculo circense, el de la mujer metálica y calva. Eso sí, la más cutre elevada a lo celestial mediante el viejo marketing de generar expectación con el aliño de un discurso para levantar al respetable.
Esta semana sigo sintiéndome un bicho raro porque ni vi a la Pedroche en directo, ni pongo durante todo el año Telecinco y el que creo mejor informativo de este país es el Telediario 2 que presenta Carlos Franganillo, el cual parece no gustar a las audiencias. Soy quizá uno de los últimos admiradores de la televisión de contenido (sí, también veo Página 2). Y lo de la televisión en España no es más que el reflejo de lo que ocurre en otros muchos sectores: vídeos más vistos en internet, música más escuchada o libros más leídos.
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Ya lo sabía, pero es que empieza a ser una goleada. El éxito de audiencia no se corresponde con la calidad de un contenido, incluso nos acercamos a lo inversamente proporcional. Pongan una cara bonita, un buen anuncio y denle bombo, lo que venga a partir de ahí ya dará igual porque habrán enganchado al público y lo único que podrá pasar es que surjan muchos memes, pero oiga, hasta eso es de agradecer.
Un día dejé de ser periodista para dedicarme a la docencia. ¿Cómo analiza esto un profesor? La defensa del esfuerzo y del hacer las cosas bien para lograr objetivos y obtener recompensas se ve desmontada en este país todos los días, pero para colmo está lo del último minuto del año. Sea como sea, feliz 2022.
Licenciatura at Universidad de Almería
2 añosÉste es un buen lugar para poner este libro definitivo.
Escritora
2 añosBuen artículo, Javier Lara
Presidente de la Asociación para el Desarrollo Integral de las Familias Suma Qamaña | Coach Social Familiar | Gestión de redes sociales y comunicación interna en empresas #coachsocial #comunicaciónempresas
2 añosEstoy de acuerdo contigo Javi, sin embargo también veo un esfuerzo (trabajo) por conseguir el logro de marketing propuesto. No me gusta tampoco que sean los programas más cutres los que están obteniendo en muchos casos las mayores audiencias (tipo sálvame), pero lamentablemente esto es reflejo de nuestra sociedad y después se ve en todos los estamentos de la misma. Es un tema de valores sociales que difícilmente se pueden cambiar, y no lo harán porque el sistema de poder establecido así le interesa que siga.
Escritor
2 añosNos quejamos de los que tenemos, pero nunca reconocemos que tenemos lo que somos. Elegimos a los políticos, ponemos la TV que queremos, leemos lo que nos gusta, etc. Conclusión: o somos unos "borregos" o tenemos lo que nos merecemos. La única solución a esto es la educación en valores: esfuerzo, disciplina, respeto, tolerancia, honestidad, etc. Esa educación se hace en la familia, la escuela y la sociedad. Problema: esa semilla educativa tarda diez o más años en germinar. Negro horizonte nos espera