Estrategias prácticas para mantener la motivación a largo plazo

¿Qué maravilloso es perseguir un sueño aparentemente inalcanzable y sentir que cada día estamos un poco más cerca de concretarlo?

Trabajar sobre una nueva loca idea que queramos probar o nuestro último objetivo es una búsqueda apasionante, llena de esfuerzo y coraje, pero aún así, también con temores y dudas. Es que cuánto más inmensa se vuelve la meta que perseguimos, más díficil es mantener la constancia, porque la percepción de avance es menor y caemos en la sensación de que seguimos practicamente en el mismo lugar.

Además por lo general, una meta grande muchas veces contiene desafíos que nos obliga empujar los límites que nos fijamos inconscientemente, por lo que tendemos a procrastinar esas tareas aparentemente indeseables a un "después" que nunca llega. Y por si fuera poco, un objetivo inmenso es susceptible a sufrir alteraciones por un contexto cambiante. Cuánto más se extienda en el tiempo, mayor la probabilidad de verse afectado por otros eventos.

A la hora de embarcarme en un viaje por crear mi propia app, supe que no iba a ser un viaje corto ni menos sencillo. Para este objetivo ambicioso, sabía que tenía que reflexionar sobre cómo organizar mi trabajo para que el proyecto se ejecute de principio a fin. Tenía miedo de no saber algo, pero mayor miedo le tenía a que esto quedara solo en una idea. Sabiendo que aún tengo obstacúlos por delante, se que no me falta mucho para alcanzar este primer objetivo.

Para los aventureros y soñadores, me gustaría compartirles algunas estrategias que conozco para mantener la motivación a largo plazo:

Crear pequeños objetivos más alcanzables

El compromiso hacia un objetivo grande y ambicioso se puede diluir rápidamente si esperamos alcanzarlo en un plazo de tiempo prolongado. Al inicio puede haber mucho entusiasmo, pero es fácil caer en la sensación de que siempre estaremos lejos de alcanzar la meta, que comienza a verse infinita.

Por esta razón, es aconsejable trabajar con objetivos más pequeños en el camino que midan nuestro progreso. Instancias donde nos planteamos una meta en el corto plazo, que sencillamente podamos imaginarnos llegando a ella. Aún tendremos el gran objetivo en mente, pero nuestra atención y motivación estará ahora dirigida hacia una meta más inmediata de alcanzar.

Es un tipo de estrategia muy utilizado en rutinas para adelgazar: supongamos que queremos bajar 12 kilos. En lugar de apuntar al número final, establecemos un objetivo mensual de disminuir 2 kilos por mes. No solo es un objetivo más manejable y fácil de controlar, sino que nos suma la posibilidad de iterar y realizar mejoras en la rutina en caso de no cumplir con el resultado esperado en el mes anterior.

Haz algo pequeño cada día

Las pequeñas acciones se convierten en hábitos capaces de sostener una determinada conducta a largo plazo. Un estudio realizado por la University College London indica que la creación de un nuevo hábito puede tomar en promedio 66 días. Es por esto que para concretar un hábito es necesario tener constancia con las acciones que realizamos.

Muchas veces basta con no realizar determinada acción en un día para dar lugar a la procrastinación de futuras acciones. Es un efecto dominó. Si rompemos la cadena de aportes, nuestro nivel de motivación sufre considerablemente y seremos más propensos a no realizar acciones adicionales y tirar la toalla.

Hacer algo pequeño todos los días es una forma de mantenernos en movimiento, y por más simple y básica que se parezca la tarea, el hecho de tan solo haber hecho algo nos da la sensación de que estamos más cerca de nuestro objetivo cada día. Y cuanto más sostengamos estas acciones en el largo plazo, más automáticas se volverán y menor carga cognitva requerirán.

Recompénsate

En sintonía con la creación de pequeñas metas alcanzables, es importante celebrar estos momentos por más que el objetivo final aún no haya sido realizado. El alcance de objetivos que indican progreso hacia el resultado final deben ser festejados dado que las recompenzas provocan emociones positivas e incentivan la repetición sostenida de dicha acción.

Al recompensarte de forma frecuente con cada consecución de una meta, tu cerebro comenzará a vincular la acción de alcanzar la meta con sensaciones placenteras. Las recompenzas motivan porque nos hacen sentir energizados y realizados, y nos empujan hacia el próximo objetivo, que ahora no solo implica el mero alcance de resultados, sino que esta envuelto en una subsecuente emoción positiva.

Por último, es recomendable tomarse días libres de descanso para realizar otras actividades que no esten vinculadas con el objetivo principal. Es una forma de desconectar para recargar las baterías y volver con más energía y pensamientos renovados. De todas formas, sugiero que el día OFF se comience a tomar luego de haber incorporado un hábito, ya que de otra forma podría ser contraproducente (interfiere con la estrategia "hacer algo pequeño cada día").

Pedí ayuda

Si bien nuestro proyecto puede ser de cáracter personal, por esta misma razón debemos tener cuidado de no caer en el pensamiento de "yo puedo hacer todo", y que cada traba en el camino es mi responsabilidad de afrontarla como sea y superar el obstáculo.

Es excelente empujar nuestros límites y atrevernos a aprender y realizar acciones antes impensadas. Pero hay que pensar en términos de costo/beneficio. Si el costo de aprender una nueva habilidad es muy grande, y obtendremos poco beneficio inmediato y futuro del mismo, entonces la decisión más acertada sería buscar apoyo en nuestro círculo de contactos.

Pero, incluso cuando el beneficio de sortear el obstáculo por nuestros propios medios sea mayor que su costo, en ocasiones es aconsejable buscar asesoría en personas que ya pasaron por tu momento. Principalmente porque aprender algo nuevo consume energía y puede que genere momentos de mucha frustración, que luego terminen socavando tu motivación de continuar con los próximos pasos.

Nuestro tiempo y energía son recursos limitados, y debemos enfocarnos en aquello en lo que somos excelentes o en aprender nuevas cosas que ofrezcan un beneficio personal mayor a su costo. De otro modo, estaremos ante una piedra muy pesada de apartar del camino.

Gestión del tiempo

Hablando del tiempo como recurso, una buen gestión del mismo nos otorga mayor organización que permite ordenar nuestros esfuerzos de forma consistente. Timeboxing se refiere a la planificación de determinada actividad dentro de un período fijo de tiempo. Esencialmente, creamos un compromiso para nosotros mismos. Comenzamos a percibir el tiempo con un nuevo significado. Lunes de 20 a 22 ya no es Lunes de 20 a 22, es el momento donde aprendo una nueva habilidad.

Sin embargo, una advertencia: debemos guardar cierta flexibilidad si no se quiere someter a horarios ajustados. Una agenda apretada con horarios limitados puede ser contraproducente y agregar estrés a nuestras vidas. El día a día esta envuelto de un montón de eventualidades y retrasos, y justamente una agenda inflexible provoca angustia al no poder cumplir con sus exigencias.

Es por esta razón que personalmente recomiendo gestionar nuestro tiempo en horas por semana, en lugar de horarios fijos para cada día. Es importante mantener la libertad de poder distribuir nuestras tareas como queramos en el transcurso de la semana, siempre y cuando cumplamos con la carga horaria que planifiquemos. ¿Surgieron planes para el miércoles? No hay problema, podemos pasar la actividad que pensabamos realizar en este momento al Sábado. De más esta decir que debemos comprometernos a que efectivamente sea así y no caer en el auto engaño.

Espacios de reflexión y retrospectiva

Nuestras contribuciones no avanzan de forma lineal, es decir, habrán días en los que avancemos a un ritmo en el cuál nos sintamos cómodos, días en los que estaremos inspirados y completaremos más de lo pensado y días donde simplemente no tendremos ganas de aportar a nuestro proyecto u objetivo.

Es natural sentirnos menos productivos en determinados días, después de todo, no somos robots y tenemos otros compromisos e ideas en la cabeza. Pero es un problema cuando perdemos consistencia. Es decir, cuando tenemos días muy productivos seguidos por días en los que no tengamos ganas de hacer nada. Y ni hablar del escenario donde directamente nos sumimos a un pozo de productividad y permanecemos por tiempo indeterminado en el mismo, sin encontrar una salida y una razón por la cuál dejamos de movernos.

Para este tipo de situaciones, me parece acertado practicar reflexión y retrospectiva. Tomemos el tiempo para analizar el por qué de nuestra conducta, qué esta pasando a nuestro alrededor, qué nos impide avanzar y bloquea, qué nos asusta. Este análisis, para que sea efectivo, debe ser sincero. Dejemos de lado los sesgos sobre uno mismo y tengamos autocrítica, inspeccionemos las causas del problema. No nos quedemos pensando en los efectos que percibimos, vayamos directamente a las causas y trabajemos desde este lugar.

Según las leyes de Newton, un objeto que permanece quieto por incercia permanecerá en dicho estado. Un cuerpo en movimiento, sin embargo, tiende a permanecer en movimiento. Por momentum se entiende al impulso generado por un cuerpo que se mueve. Aplicando física a psicología, esto refiere a estar constamente trabajando en acciones concretas, ya que en el momento que dejamos de actuar, nos detenemos.

Construir motivación persistente en el largo plazo se trata de crear momentum. Es trabajar sobre la ley de la atracción. Pensamientos positivos se traducen en acciones positivas, que producen sensaciones positivas y devuelven resultados positivos que incentivan la recurrencia de estas acciones. Es un círculo virtuoso.

¡Espero que hayan disfrutado del artículo!