Exceso de confianza

Exceso de confianza

Miro muchos artículos hoy en día sobre los tips para lograr el éxito, artículos como el "liderazgo efectivo" no son difíciles de encontrar, sin embargo, me parece no haber leído de aquellos incidentes nada agradables en un inicio que hayan develado la efectividad de dichas estrategias y recomendaciones.

Es por ello, que considero que es una muy buena oportunidad de compartir cierta situación en el campo que me orilló a detenerme bruscamente y comenzar a reorganizar mi trabajo, pero sobre todo mi forma de comunicarme.

Me asignaron la tarea de supervisar y generar nuevas actividades para desarrollar un proyecto dentro del negocio. Me puse en marcha de inmediato y descubrí con cierta sorpresa, que había un compañero que se encontraba trabajando tiempo atrás ese proyecto.

Su trabajo no alcancé a entenderlo, por más que revisé KPIs y quise entender la dinámica de sus operaciones, los resultados que alcanzaban no cuadraban con lo que la empresa esperaba.

Organicé una junta con el encargado y las respuestas que me dio no me convencieron y con ello, la estrategia que tenía tampoco estaban encaminadas al objetivo de la empresa.

Tomé la decisión de generar una estrategia alterna para evitar el conflicto con mi compañero, ya que se mostraba algo renuente en su trabajo, así que a la par teníamos nuestros proyectos, y pocas veces participaba pasivamente en sus desarrollos, con la esperanza de convencerle a través de los nuevos resultados obtenidos, con la intención que los hechos hablaran por sí mismos.

El punto de quiebre fue cuando observé una de sus actividades de forma incompleta, y no que estuviera mal hecha, solo que dentro de los estándares operativos no encajaba y me dí a la tarea de completarla, así, sin más (porque yo conocía mejor la estrategia).

La tormenta no se hizo esperar, y lo que quise evitar en un inicio, terminó por estamparse en mi cara a los dos días. El reclamo subido de tono y con un evidente enojo se hizo público, no solo por haber hecho dicha modificación, sino también debido a que cometí el infortunio de dejar fuera un elemento mínimo que el encargado había desarrollado.

En un inicio me pareció que la situación se había salido de control y pese a que reconocí mi error por la falta de comunicación del cambio y ofrecí una disculpa pública por la eliminación del elemento, la situación no mejoraba y la relación entre el encargado y yo se puso aún más tensa.

Ahí tuve mis 20 minutos de análisis, es cierto que para sacar adelante dicho proyecto necesitaba generar otra estrategia de trabajo, pese que desde un inicio percibí resistencia por parte del encargado y con la mala suerte de importunar con el cambio. y aún así no acababa de entender la actitud extrema de mi compañero.

En un salto de fe, le contacté de forma personal para ofrecerle de nuevo las disculpas y que me encontraba abierta a cooperar para sacar adelante el proyecto, sabía que necesitaríamos trabajar de la mano y que debíamos prestarnos oídos para desarrollar una mejor estrategia.

Después de unos minutos de charla, mi compañero se sinceró conmigo y entonces entendí todo con mayor lucidez: Ese proyecto significaba un nuevo reto para él, contínuamente se preparaba para poder generar nuevas ideas, aprender de diferentes programas y hasta tomó cursos por su cuenta.

Ahí comprendí lo que su trabajo le representaba, sentí un nudo en el estómago y su actitud, su resistencia, sus acciones tuvieron sentido para mi... Y fue entonces cuando pude ofrecer otras alternativas:

  • Abrir los canales de comunicación.
  • Unificar las estrategias.
  • Reconocer los errores frente al otro con la finalidad de corregirlos lo más pronto posible.
  • Abrir los sentidos a la perspectiva del otro para evolucionar nuestras ideas.
  • Comunicar los cambios, antes de actuar.

He de reconocer que la junta inmediata a nuestra última charla fue muy fructífera, pudimos establecer un estándar de trabajo y las propuestas nunca faltaron.

Al saber todo lo que su trabajo significa para mi compañero, me he dado a la tarea de reconocerle no solo su empeño, sino también de mirar con cierto orgullo el buen trabajo que ha logrado hasta ahora tomando en consideración nuestros acuerdos.

La relación la seguimos trabajando día a día, aveces no estamos de acuerdo en ciertas situaciones, pero muchas otras sí, probamos, corregimos y avanzamos más rápido.

Me dí cuenta a través de esta experiencia que supervisar y dirigir no se trata solamente de decirle a la gente que es lo que tiene que hacer y centrarte en los resultados, sino también el acercarte más con tus colaboradores, entender sus acciones y desde ahí desarrollar las mejores opciones para integrar al equipo fomentando su interacción.

Y todo esto... ¡Desde casa!

El manejo de el ego y la autogobernanza son esenciales para no tomarnos las situaciones, palabras y actitudes de forma personal. Teniendo esto en mente, ya estamos del otro lado.

Estoy agradecida con mi compañero por ser un gran maestro de la prudencia y liderazgo.


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