Expectativas como propuesta de valor
Aprovechando el confinamiento al que, desgraciadamente, estamos sometidos, estaba revisando las cartas anuales de Warren Buffet a los accionistas de Berkshire Hathaway. Y es que, el que me conozca, sabrá que me apasiona el mundo de la empresa y la inversión, y qué mejor manera de aprender que estudiando la filosofía de los que más éxito han cosechado durante un gran período de tiempo.
En una de sus cartas, Warren hace hincapié en que el mundo de la inversión y la valoración de empresas se rige por las expectativas. Es decir, el hecho de que la acción o valoración de cierta compañía se incremente no se debe a que sus ventas hayan aumentado respecto al ejercicio anterior o que haya sido capaz de reducir costes, si no a que se han generado unas expectativas futuras de crecimiento. En este sentido, cuando compramos una acción (o, en el mundo del Private Equity o Venture Capital, adquirimos una porción del equity de la Startup), no estamos pagando lo que tiene hoy, sino lo que es capaz de generar en los próximos años. Y esto es algo fundamental que debe comprender cualquier inversor a largo plazo.
Por poner un ejemplo. Estamos dudando en comprar unas acciones de cierta compañía cuyas ventas se espera que crezcan un 10% durante los próximos 5 años, y a partir de ahí se mantendrá estable. Esto significa que, si decidimos invertir en esa empresa, ya estamos pagando ese crecimiento futuro. De tal forma, si al cabo de 5 años revisamos nuestra cuenta y esa empresa ha cumplido sus expectativas de crecimiento, comprobaremos que no hemos ganado prácticamente nada (solo una pequeña prima de riesgo y el coste de oportunidad). ¿Por qué? Porque no se han generado nuevas expectativas para esa empresa, y lo que finalmente ha acabado ocurriendo ya se esperaba 5 años atrás, por lo que no se ha generado nuevo valor.
Por otro lado, ¿cuándo una empresa pierde valor? Cuando no es capaz de cumplir sus expectativas. El entorno dinámico en el que vivimos actualmente está caracterizado por una alta incertidumbre, por lo que a veces es complicado definir con precisión que pasará de aquí a 5 años (o incluso el mes que viene), por lo que todas las empresas siempre están sometidas a un riesgo intrínseco de su propia actividad. Volviendo al ejemplo anterior, el valor de tal compañía bajará cuando no consiga crecer un 10% durante los 5 años, ya que habremos pagado más que el valor real de la compañía.
Resumiendo, podemos concluir que una empresa aumentará de valor cuando se generen nuevas expectativas sobre su crecimiento futuro (por ejemplo, desarrollar un nuevo producto que le permita crecer un 15%), y perderá valor cuando no sea capaz de cumplir las expectativas que el mercado tiene puestas en ella. De esta forma, las mejores empresas serán aquellas cuya capacidad de generar nuevas expectativas sea alta, y el riesgo de no cumplirlas sea bajo.
Entonces, ¿cuándo debemos invertir en una compañía? Cuando su capacidad de generar nuevas expectativas en el futuro sean mayores que la probabilidad de no cumplir las expectativas que el mercado tiene puestas en ella a día de hoy.
Muchas gracias por leerme.
Pablo
Reporting Corporativo de Inversiones Mapfre
4 añosMuy buen articulo Pablo. ¡Tienes mucho potencial! Un abrazo