Extrañar la cuarentena

Tuve un compañero de trabajo que me enseñó ese dicho que suelen decir en el campo, “el campo de enfrente es mas verde” como esta mirada constante de inconformidad que no nos permite valorar y valorarnos.

Cuantas veces hemos vimos casi con nivel de fantasía profesional a esos “privilegiados” que podían hacer home office, basta con que las circunstancias nos pongan a prueba de darnos eso que supuestamente deseábamos en abundancia para que comencemos a maldecir el nuevo estatus quo y a envidiar a quienes pueden ir a trabajar en las condiciones normales de las cuales hace poco tiempo atrás renegábamos.

Las veces que gastamos tiempo deseando ganar la lotería sin darnos cuenta de que levantarnos cada día es haber ganado la lotería, es desde la actitud del agradecimiento que podemos cambiar la mirada del mundo. Solemos pensar que todo lo que nos hace sentir mal nos viene de afuera, cuando eso sucede, las opciones que están bajo nuestro control son:

Cambiar lo que hacemos

Cambiar lo que queremos

Cambiar lo que hacemos y lo que queremos

En el exterior las variables son mayormente incontrolables las respuestas están en el adentro, las transformaciones de nuestras vidas no pueden depender de las circunstancias, si le otorgamos a los contextos la potestad de gestionar nuestros estados de ánimos nos volvemos cometas en el viento sin el más mínimo poder de influencia, ni siquiera sobre nuestras propias emociones. Instalados en ese lugar nos podremos declarar inocentes, pero al mismo tiempo impotentes.

No se trata de utopías, o del pensamiento positivo como único instrumento, de hecho, en ningún momento creo que sea fácil, es más, implica una lucha titánica relacionada con esto de pelear muchas veces con nuestras propias creencias instaladas a fuerza de juicios propios o de terceros. A la visualización de deseos de una vida diferente le tiene que seguir un compromiso disciplinado y un esfuerzo de pequeños pasos persistentes más que deslumbrantes.

Podemos seguir mirando las circunstancias como ese condicionante Omnipotente, que eventualmente algún alineará a los planetas para que me aparezca la oportunidad que hasta ahora no me llegó o puedo elegir ver las circunstancias como un maravilloso disparador para que comencemos a ejecutar los pasos que nos permitan, en algún momento, alinear los planetas sin esperar que sea un tercero el que lo haga.

Cuanto tiempo nos pasamos diciendo que no tenemos tiempo, hasta que de repente te dan ese tiempo, pero como víctimas seriales, comenzamos a decir “que ahora no puedo porque los niños, porque la pareja, que las videollamadas” o porque una vez mas una fuerza extraña descontrolada maneja una ves mas nuestras vidas. Mientras tanto seguimos pensando en tener vidas inocentes sin poder en nuestra adictiva zona de confort.

Quienes se instalen en esa posición, encontrarán un sinnúmero de excusas, en general basadas en factores externos, que le permitan seguir dando explicaciones tranquilizantes para no tener la vida que supuestamente desean ser, hacer o tener, pero con las fantasías edulcoradas de poner en manos del universo, de dioses inventados o del fluir que les traerán las cosas que con la asunción de responsabilidad soportada por el compromiso podrían llegar a ser, hacer o tener.

Desde ese lugar irresponsable, posiblemente mañana, los escuchemos o nos escuchemos decir…

“Como extraño la cuarentena…”