FAETÓN: Autosabotaje
“Aquí yace Faetón, auriga del carro de su padre, y, aunque no supo guiarlo, cayó en un gran intento” - epitafio de las Náyades en la tumba de Faetón.
Faetón pide a su divino padre Helios de dejarle conducir el carro del sol como prueba de su paternidad, el Dios del sol intenta disuadirle por la peligrosidad de la empresa, pero no puede negarse ya que juró por el Estigia de dar a su hijo lo que pidiese.
Como previsto, un ligero joven mortal no puede controlar a los caballos del carro del sol que finalmente se desbocan y empiezan a volar demasiado bajo o demasiado alto hasta que Zeus detiene a Faetón con un rayo y recompone la Tierra quemada, evaporada y desesperada. Faetón fulminado cae de la biga en el río Erídano y las Náyades lo recogen para darle sepultura.
A través del duelo de sus hermanas Helíades y de su amigo Cigno, la Tierra se regenera: las Helíades se transforman en álamos, nuevos árboles ricos en agua y muy sombrosos y con sus lágrimas endurecidas al sol se forma el ámbar, el adorno de las mujeres latinas. El amigo Cigno se convierte en cisne, una nueva hermosa ave de agua que “elige los ríos, opuestos a las llamas”.
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La clave del mito de Faetón es la misma razón de ser de “Las Metamorfosis” que cuentan la existencia del mundo a través de una constante transformación y más allá de la moralidad. Ovidio nos invita a trascender la dialéctica de bien y mal para abrirnos a una supra-mente poética y espiritual que Hillman define como propia del pensamiento clásico y donde el cambio es esencia de vida. La muerte de Faetón genera nueva vida y el dolor no tiene el fin de hacer sufrir, sino de cumplir una metamorfosis.
Además, Zeus es un aspecto de nuestra psique: si en el pasado nos auto-fulminamos por un fracaso, esto podría bloquearnos ahora. El mito nos invita a evocar este pasado y a tomar conciencia de los cambios que estas experiencias “negativas” generaron; se trata de boicotear al auto-boicot y usar a Zeus como recurso constructivo en un dialogo con el padre interno que él representa “por favor, ayúdame si pierdo el control del carro, no me fulmines”.