Fauna aniquilada

Fauna aniquilada

Todos los pobladores de la auténtica selva se han ahuyentado o destruido, junto al árbol milenario, aniquilado también por el agricultor y el traficante. Los primeros pobladores y agricultores derribaron árboles para vender madera y empezaron a matar a sus monos, lagartos, osos, pumas, iguanas y garzas, para vender pieles y plumas. Maderas finas para las casas señoriales y para las cercas. Vanidad y lujo de privatismo. Los animales selváticos y los árboles fueron las primeras víctimas de la intrusión del hombre en el mecanismo de la naturaleza. Primero se rompió el ambiente de la vida del mono y del perico, abundante en las montañas de Puyango y la Cordillera de Milagros; después se mató al conejo silvestre, al venado, al chontillo, al tumulle, al pacaso, la perdiz, el curiquingue, la pava del monte, el pájaro coche, de la montaña de Chaguarpamba.

La fauna acuática, tan ponderada por Fray Vicente Solano, de los ríos y quebradas, ha sido totalmente aniquilada por el taco de dinamita, por el barbasco y el cianuro. Se han destruido las selvas y los bosques naturales de Acacana, Colaisaca, Utuana, Gualguama y Alamor, No quedando sino los reservorios de Amaluza y Puyango.

Mono Uri: color negro y que alcanzó una altura de 80 cm. Por los pocos ejemplares que quedan en las montañas de El Limo, se deduce que es el mismo mono aullador que existió en todas las provincias, por los terribles alaridos que emite con frecuencia durante la noche. Ágil, vivo y notable de vista. Vive en las copas de los altos árboles de las regiones boscosas más densas, casi siempre cerca de las corrientes de agua o de los remanentes. Se agrupan en manadas formadas por familias. Excelentes gimnastas para alcanzar a las frutas que se alimentan, insectos, cogollos tiernos y huevos de pájaros. La montaña resuena los aullidos estentóreos, especialmente en las noches oscuras o en la época del celo. Coros que intranquilizan y se escuchan a grandes distancias. Su exterminación casi total se debe a las sequías, que también afectan a las montañas y no permiten el desarrollo de las frutas silvestres que les sirven de alimento, entonces emigran a las arboladas cercanas a las huertas y a los matízales donde los perros y los cazadores han dado buena cuenta de ellos. otro motivo de su extinción es la fiebre bubónica que le transmite la rata del monte. Las montañas de Milagros y Puyango son residencias de estos aulladores qué se domestican cuando su cautiverio comienza en la tierna edad.

Guanta, Yamala y Guatuza: Canículus paca: son los roedores más grandes y de más exquisita carne qué se domestican con facilidad. La guanta y yamala tienen franjas blancas en los flancos y son de talla mayor que la guatusa. Viven en los lugares tropicales, al lado de las chacras de yuca y de los frutales, causando daños. La defensa contra los perros y los cazadores es su gran agilidad, sus finos sentidos visuales y auditivos. La cacería está extinguiendo estas especies. Los ejemplares que quedan están en las zonas cálidas y templadas de Puyango, Calvas y Celica. La carne de yamala es la de más exquisito gusto y un ejemplar maduro puede dar hasta 24 libras de carne. Estos animales fitófagos causan daños en los sembríos de camotes. Tienen hábitos crepusculares y nocturnos, frecuentemente. En el día pasan en sus escondrijos que son una cueva en la tierra o en los troncos de los árboles viejos.

Tumulle: Dasypus: conocido en todas partes del país como armadillo. Su cuerpo está protegido por un sólido carapacho, una coraza defensiva formada de placas óseas de diversos anchos y en variado número. Tiene también un escudete cefálico. Sus patas anteriores son de extraordinaria robustez y están provistas de fuertes garras. El conjunto de sus placas dorsales es usado como recipiente en los hogares campesinos y como caja de resonancia de instrumentos: mandolina, y charango boliviano, peruano, en donde se nomina quirquincho. Habita en los bosques húmedos y fríos, en cuevas y en solitario ocultamiento. Fácilmente domesticable. Muy perseguido por su preciada carne. Hay ejemplares por los que dan hasta 15 libras. Tiene hábitos de obscuridad. Insectívoros y a la vez herbívoros. Vive de las raicillas de algunos arbustos y de algunas ramas. Este roedor típico de la fauna altiplánica es muy popular en Bolivia, con el nombre también de Kirki, cuya figura se encuentra rodeada de leyendas. Los indígenas Callaguayas han llegado a conservarlo en estado de domesticidad, utilizándolos para experimentos óptimos de adivinación y de magia, como hacen nuestros vendedores ambulantes de medicinas caseras con los colombos, pericos, monos, etcétera.

La Danta: Tapirus americanus: Pertenece al orden de los perisodáctilos (que poseen número impar de dedos). Animal sagrado de los mayas. Se le conoce también con el nombre de gran bestia, tapir o sacharuna. Alcanzan la estatura de un burro y algunos ejemplares cazados en las montañas de Vilcabamba han llegado a un peso de 500 libras. Por eso es el animal más grande de estas montañas. Según el sabio Wolf es el mamífero indígena más grande del continente americano. Tiene de burro, de elefante y de puerco. Por su carne y su piel se le ha dado caza y es muy raro encontrar un ejemplar en las montañas adyacentes a las lagunas de la Universidad Nacional. No es cierto que es anfibio; es que concurre a las lagunas a bañarse y es su defensa el chorro de agua que arroja por su trompa, especialmente a los perros atacantes. Sólo las balas acaban con él.

El Cóndor: Sarcoramphus gryphus: Vultur. Pico valiente. Capaz de remontar a peligrosas alturas. Uñas feroces, pecho vistoso, alas y plumaje que multiplica la potencia de su propia gravitación. Para este gigante volátil se han empleado los mejores términos para su descripción. Siempre listo para los picotazos bravíos. Eso es símbolo de la libertad en el escudo de nuestra patria. Los ejemplares de la cordillera de Jujal, lucen su cola blanca, insignias señeras del collar de armiño. Es de la misma característica y corpulencia del Cóndor andino de los picachos nevados. A las potentes, vencedor de todas las tempestades. Es un canto la vitalidad; un símbolo del eterno triunfo. Dicen que no llega a viejo, porque cuando siente que su corazón y sus nervios sufren calofrío, sube a la altura estelar, se embriaga de oxígeno, abraza con sus alas su propio cuerpo y se precipita al abismo insondable. Simboliza así: que más vale dejar el recuerdo de ex altitudes heroicas que la estela de ineptitudes de la vejez. Fácilmente domesticable. Su pariente más próximo es él buitre. Ambos gustan de los animales recién nacidos, por lo que se les considera como animales enemigos de la pecuaria. Tiene la tradición de ser el descubridor de las propiedades anticancerosas de la liana con qué se compone su nombre: el condurango.

La Garza: hay garzas blancas, azules, grandes, pequeñas, la ardea egretta, la más común. La Garza morena, ardea candidisima, cuello corto y de robustas alas y otras garzas zancudas que llegan hasta 1 m de altura. En las lagunas de Yulúg y otras que están a más de 3000 m, se encuentran garzas azules, que el bulbo les domina gallaretas o gallinetas. Las garzas son pobladores de todas las quebradas, ríos y lagunas. Ave pulcra que busca toda corriente, remanente o estanque que contiene peces, por lo cual esta población acuática es numerosa. Abejera tica y bella que abunda en las quebradas y corrientes limítrofes sureñas, especialmente en Garzaguachana, quebrada de las pavas, Laguna de la Universidad Nacional, quebrada de Sabiango, etcétera. Sólo el pez es su principal alimento, gusta también de gusanos, moluscos y otros animalejos anfibios. El espectáculo más pintoresco presenta las quebradas de Sabiango y río Macará, con estas grandes colonias de aves de cuello largo, afilados picos y color blanco purísimo. Permanecen largas horas en los árboles ribereños o en las playas. No se les da casa porque ya no existen el mercado de las plumas y porque su poquísima carne tiene un sabor desagradable. Los campesinos guardan la tradición de que la garza es la encarnación del espíritu puro y, por lo mismo, con virtudes extraordinarias, por lo que es respetada su existencia.

La perdiz: la popular perdiz, prácticamente ha desaparecido de nuestros parajes campestres, en toda la provincia. Los miembros de los clubes de caza y pesca, auspiciados por el estado, han dado fin a esta especie gallináceas que proporcionaban exquisita carne y huevos. No sólo es la perdiz sino el conejo, el chontillo y el venado los que han desaparecido debido a la indiscriminada cacería a que los han sometido. El gobierno debe comenzar una cruzada en defensa de nuestra fauna típica.

El pucungo: La lechuza vulgar. El pucungo y la paloma son conocidos y mencionados como símbolos de la oscuridad y paz, desde los tiempos de Noé. La lechuza ha sido consagrada a Minerva.

Ofidios: en la orden de los ofidios, creemos que en ninguna parte del país hay una variedad como la que se conoce en Loja. hay ejemplares que asombrarían al Instituto Butamtam, fabricantes de sueros antiofídicos. Entre las víboras se cuentan: el coral, izhipe y macanchi. Típica víbora es el izhipe, pequeña y de mortal mordedura. La peligrosidad de esta hace comparar al campesino mal genio e impulsivo con el izhipe. En el invierno se registran casos de mordeduras de culebras los campesinos se curan con sangría, ligaduras y bebidas tonificantes. Por estas zonas no llegan los sueros antiofídicos dentro del plazo de la efectividad. Otras víboras en las zonas de El Rosario, Guadúas y Chaguarpamba: el jergón, hasta de 2 m de longitud; el macanchi tigre; la campanilla, cascabel, porque anda sonando; la famosa víbora azogue, denominada así por su color y actividad, es pequeña y peligrosa. Hay una culebra venenosa y ciega que vive en los pantanos, el ponopono, que además no se sabe en que parte queda la cabeza y la cola porque tienen iguales ambas extremidades, en forma de uso, también le llaman macanchi ciego. En los luzarales y faicales de Jibiruche y Llamacanchi Hay una víbora fina y negruzca, de 10 cm de largo, ágil y que huye, que se llama guatupilla; no ataca si no se siente atacada. La familia de las culebras está por la equis y sobrecama. En las montañas de Lauro Guerrero, hay una culebra venenosa llamada chonta, por el color negruzco; es arisca y se alza alto sobre la cola y al huir emite sonidos semejantes a silbidos agudos. En estas mismas montañas mora la voladora que no se sabe si es venenosa o no. En las zonas amaluceñas a la voladora le llaman ramera; tiene la particularidad de ser más delgada en la cabeza; hay de color verde y pajiza; posa en los árboles y salta de una rama a otra, actividad a la que debe su nombre. Culebras caseras y bobas son: el colambo, la matacaballo y la verde, esta última una culebra que vive en los manantiales. 

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