Feliz Navidad

Feliz Navidad

Hallacas, pan de jamón, panettone, turrones, aguinaldos, gaitas, el arbolito, luces, la corona de adviento, pesebres, parrandas, la leyenda de Pacheco, promesas y planes para el año que viene, balances del año que termina, diciembre no es cualquier mes, y no solamente por ser el último mes del año, es quizás la época en que la gente hace enormes sacrificios, para invertir en sí misma, en su hogar, en su guardarropa, en sus afectos.

Y ya llegó diciembre, y con él nuevas perspectivas y expectativas para un año que se aproxima vertiginosamente; incluso en aquellos contextos, como Venezuela, donde hacer planes y tener expectativas no suele ser muy rentable.

La avidez de datos, de previsiones, el monitoreo de tendencias, suele ser en los últimos meses del año más alto, aunque todos sepamos que enero siempre es un mes flojo, largo, tedioso, en que no ocurren grandes acontecimientos, ni se producen cambios sustanciales, ni hay gran productividad; las personas no quieren arrancar el año sin saber qué podría pasar, qué podrían aprovechar en su beneficio.

Pero todo lo que puede pasar, todo lo que va a ocurrir en el año no se decide en enero justamente, se decide cuando las personas están acumulando información; es allí cuando los grandes factores de cambio deciden lo que va a pasar y en qué momento del año va a pasar.

Y ello, siempre, y no les quepa la menor duda de esto, está mediado por las reacciones apriorísticas del mercado, de los contextos sociopolíticos y geopolíticos del último mes: diciembre.

No se empiezan guerras, ni revoluciones en enero; siempre es antes, o después, y siempre depende de cuál es el estado de los hechos.

Hoy sabemos que el año que viene es altísimamente probable que el conflicto ucraniano comience a definirse mejor, y que, quizás a finales del primer trimestre, ya tengamos iniciadas algunas negociaciones entre Moscú y Kiev; sabemos también que el conflicto en torno a Israel ya ha comenzado a mostrar avances; el gobierno en Damasco puede cambiar de manos en cualquier momento, ese proceso ya empezó, y equilibrará la balanza a favor de Jerusalén y decantará lo que vaya a pasar en Beirut, ello puede contribuir a que, a mediados de año quizás nuevos actores se sumen a los Acuerdos de Abraham.

Con esos dos conflictos prácticamente resueltos, solo quedaría saber cómo le irá a China en 2025; no se tienen buenas previsiones, pero las cosas podrían mejorar para el gigante asiático, aunque en Europa y Norteamérica la Derecha anti-oriental tendrá mucho qué decir.

Para nosotros, en Latinoamérica, no hay grandes cambios previsibles; podría haber algunos cisnes negros, pero habría que esperar que se muestren, de momento, todo luce plano y sin forma.

Lo que sí está claro es que Latinoamérica tendrá una importante recuperación en su economía; comenzará a haber algunos crecimientos importantes en Argentina, en Chile se prevé un mejor panorama de recuperación económica, Panamá está creciendo y algo tendrá qué hacer México para contentar a sus mercados, luego de la previsión de imponer aranceles a sus vecinos por parte de EEUU.

Cualquiera sea el escenario, eso sí, el mundo no se detiene, no deja de girar, y las cosas no dejan de pasar; así que no espere que ocurran milagros, no se haga expectativas irreales, tampoco viva en el fatalismo, ande con cautela, observe bien las tendencias, aprenda a separar la paja del trigo y encontrará que la realidad es quizás un poco más pragmática de lo que le venden los generadores de opinión.

Habrá qué hacer, habrá que moverse, habrá que invertir; porque lo que sí sabemos es que fácil no será, 2025 viene con desafíos enormes que habrá que afrontar, más que con estoicismo, con mucha creatividad.

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Más artículos de Andrés Cordovés

Otros usuarios han visto

Ver temas