Nos vemos el año que viene...

Nos vemos el año que viene...

Esta es la séptima entrega de este Newsletter, en el que la promesa es una perspectiva integral del entorno, sus impactos en el medio digital, a través de mi mirada; espero que les esté aprovechando cada nueva edición y que lo estén compartiendo con sus contactos y en sus redes; si no lo están haciendo, este es el momento. ¡Gracias!

Casi medio mes ha transcurrido y el mundo hoy ha cambiado ligeramente; nuevos acontecimientos definen nuevas configuraciones geopolíticas y esas nuevas configuraciones tendrán un impacto decisivo en las tendencias, en los flujos de materia prima, en algunos movimientos de liberación nacional alrededor del mundo y más.

Una valiosa lección sobre lo que está ocurriendo en Medio Oriente, y lo que todavía falta por desarrollarse en esa complejísima trama política, que nos queda es que no todo ocurre en redes sociales, no todo está motivado por el medio digital, no todo obedece a una lógica y paradigmas propios de los entornos digitales; aun cuando estos son y seguirán siendo articuladores muy poderosos.

Se trata de hacer cosas, de moverse, de atreverse, de actuar de acuerdo con las lógicas propias de la circunstancia; una cosa mueve a la otra, Israel decide jugar al conflicto convencional y termina eliminando a sus enemigos directos en menos de un año y ello tiene consecuencias directas en todo el vecindario.

Grandes cantidades de dinero invirtió el partido Demócrata en una de las campañas más costosas y populares de la historia, para no obtener ni siquiera el voto popular; porque quienes decidieron no estaban conectados con las lógicas postmodernas ni con las dinámicas digitales, ni con los valores progresistas.

El mundo nos demuestra que no es monocromático, ni homogéneo, uniforme; que los avances y retrocesos, los conflictos, enfrentamientos y contradicciones propias de nuestro tiempo nos permiten ver que hay genios que siguen operando en lo analógico, que la realidad offline supera a la online y que los mercados, muchas veces, prefieren comprar un poco de paz, pagando un costo más alto, pero asegurándose de tener esa paz por un tiempo más duradero.

Las personas no están buscando ya poses, no necesitan fingimientos, no están a la orden del postureo y de la foto adecuada; Instagram es un cascarón vacío, las personas están buscando la sustancia, necesitan soluciones efectivas, están dispuestas a acompañar causas reales, sin dramas innecesarios, por amor a la justicia; no se trata de quien dice más, sino de quién hace lo correcto, aunque no se vea.

Así llegamos a fin de año y conviene entender esto para hacer nuestros balances; para calibrar nuestros proyectos; ¿Qué tan reales, qué tan próximos a la gente son? ¿Qué tan necesarios son y cuán útiles les resultan a las personas, más allá de cualquier justificación que queramos darles? ¿Cómo hemos pasado el año, en qué hemos invertido nuestro tiempo, recursos y energía? ¿Ha valido la pena? ¿Nos ha traído resultados reales?

Espero que sus balances sean positivos y que sus planes para el año próximo les conduzcan al logro y la satisfacción que merecen; por mi parte, les confieso que mi balance ha sido bueno, y me espera un año de desafíos interesantes e inspiradores.

Nos vemos pronto.

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