Fernando Torres, el Niño que sobrevivió
Es verdad que ha sobrevivido, y es difícil en estos tiempos de vorágine futbolística. Torres abandona el Atlético de Madrid por la puerta grande, y un título debajo del brazo. Me preocupaba que pudiese romperse el hechizo entre la grada y Fernando, los ocasos de las leyendas son complicados de gestionar. Los factores exógenos han querido tensar la cuerda entre Simeone y Torres. Le llegaron a cuestionar por quién haría más esfuerzos para que se quedase el año que viene, escogiendo entre Griezmann y Torres. Estas preguntas, que acabaron por hartar a Simeone empañaron un bonito idilio. Torres pertenece a la historia del Atlético de Madrid, porque estuvo cuando no había nadie, cuando el Pupas lo era más que nunca. Por eso existe la magia de Fernando Torres, porque defendió esa bandera cuando nadie quería ondearla.
El niño ha tenido tres papeles desde sus inicios en el Atlético de Madrid. En el primero sería el Capitán América, el mundo sobre sus espaldas, cuando apenas tenía edad para conducir y estaba rodeado de Musampa y Arizmendi, que no son precisamente Los Vengadores.Cuando se marchó a las Islas dejó la sensación de que en cualquier momento volvería, como si nada hubiese sucedido, al estilo de Richard Gere en todas sus películas. Se hizo estrella mundial en el Liverpool, ganó todo lo que se puede ganar en el Chelsea y formó parte de la mejor generación de la historia del fútbol español con goles en las finales incluidos.
El aficionado pensaba, cuando tengamos un equipo competitivo el Niño volverá. Pero en este caso el tiempo pasó y Fernando llegó en el final de su carrera. Los que afean a Simeone el trato dispensado a la leyenda, deberían recordar que antes del Cholo, estaba sin jugar en un Milán más parecido a un equipo de veteranos que a un equipo competitivo. Estos cuatro años de máximo nivel se los debe por entero al Cholo. Porque a Fernando le gusta ganar, y con ese espíritu ha visto recoger el neceser de la taquilla a Jackson Martínez, Nico Gaitán o Carrasco. Se lo enseñó Luis Aragonés, “ganar, ganar y volver a ganar.”
Cuando ha salido desde el banquillo, la reacción de la afición ponía la piel de gallina. Simeone le ha utilizado como si fuese El Cid, que incluso muerto ganaba batallas. Si el partido estaba frío, la salida del Niño enfervorecía a las masas y subía la temperatura en el Metropolitano. Se marcha como quinto goleador de la historia del Atlético de Madrid con 127 goles y el octavo hombre que más veces ha vestido la elástica rojiblanca con 403 partidos. Disfrutaron de su mejor momento por separado, pero han sido lo suficientemente felices como para que la historia de Fernando Torres esté ligada para siempre a la historia del Atlético de Madrid. En su carta de despedida, escribió “Gracias por tanto y perdón por tan poco”. Fernando tranquilo, hay cosas mucho más importantes, hay cosas que no se pueden cuantificar.
Para entender lo que pasa hay que haber llorado dentro del Calderón, que es tu casa, son motivos de un sentimiento que no se puede explicar, más aún, son maneras de vivir.