Fragmentos - Georg Lukács (1). Estética 1, Vol. 1 - La peculiaridad de lo estético.
Vamos a discutir sobre gustos y colores.
Adorno me había prevenido ya sobre la importancia de la lecutra de Lukács, pero he de decir que estoy encontrando puntos realmente interesantes con respecto del reflejo estético de lo cotidiano. No es una obra sencilla de leer y no solo por el contenido en sí mismo, sino porque se compone de cuatro volúmenes densos de unas trescientas páginas. Para sumergirte en la teória estética de Lukács creo imprescindible haber leido previamente a Benjamin, a Adorno y, sobre todo, a Marx. Este último es siempre una especie de obligación para cualquier aproximación estética desde el materialismo histórico. Precisamente algo que ha llamado mi antención es la falta de mención a Adorno y a Benjamin en el texto. Sobre todo estando este publicado a finales de los ochenta cuando las obras de esos autores eran de sobra conocidas. Si no me equivoco creo que tuvieron algun tipo de beef. En cualquier caso, sobre el primer volumen me gustaría resaltar un par de puntos en relación con la aprensión científica de lo estético, el reflejo cotidiano y el ornamento. Siendo este último uno de los interesantes, según creo.
Algo que hay que entender y señalar de base en todos los autores del siglo XX en relación con lo estético y el materialismo histórico es, aunque no lo especifiquen, la brecha que Benjamin abrió de forma tan poética. Es decir, la relación indisoluble entre materialismo e idealismo. Esto es algo que el diseño como disciplina no parece haber asimilado en términos generales y lleva a las más horribles contradicciones y posiciones ideológicas. Luckács también señala esta característica en relación con el reflejo de lo estético desde la práctica cotidina. En el primer tomo parte de una idea sencilla de comprender, pero no de defender: Que la práctica cotidiana genera, desde tiempos inmemoriales, un proceso estético-artístico en relación con el caracter ritual presente en la cultura del momento. Este proceso, en su origen mágico, solo se objetiviza y antropomorfiza a través del trabajo (Lennin y Marx entran en acción) surgiendo así lo estético. Es a través del trabajo cómo surge la innovación estética en relación con labores productivas que conforme progresan se separan de la cultura y la tradición.
Georg Lukács (1982). Estética 1: La peculiaridad de lo estético, cuestiones preliminares y de principio. Barcelona: Ediciones Grijalbo, p. 41.
Pues, por enérgica que sea la acción de los principios conservadores y estabilizadores en el proceso del trabajo de la vida cotidiana (especialmente en sus estadios iniciales), influencia ejemplificada prototípicamente por la fuerza de las tradiciones en la agricultura o en la artesanía pre-capitalista, el hecho es que en cada proceso concreto de trabajo existe al menos la posibilidad abstracta de apartarse de las tradiciones presentes, intentar algo nuevo o actuar, en ciertas condiciones, sobre lo viejo para modificarlo.
Para Lukács es la fuerza de trabajo lo que antropomorfiza. Muy del rollo. Ese proceso es dialéctico en sí mismo y nominativo. Lo cual también nos permite profundizar en los objetos. Aquí podemos apreciar el reflejo idealista en el materialismo. Es la nominación del objeto lo que permite su compresión y asimilación dentro de los procesos de trabajo que se establecen en la tradición y al mismo tiempo la rebasan. Es únicamente a través de la subjetivación del proceso de trabajo, que supone una personalización del mismo, como se puede objetivar. Dice (p.107):
[...] el principal vehículo intelectual de la generalización y la sistematización, resulta general que el rebasamiento de la magia se produce en sentido idealista, según la tendencia a una personificación de las fuerzas desconocidas, por analogía con el modelo del proceso del trabajo: en una palabra, en el sentido del animismo y de la religión.
Es decir, la individualidad (subjetivación) que revisa un proceso de trabajo, inserto en la cultura, puede escapar de ese proceso haciéndolo evolucionar. Relaciona ese proceso en estadios primitivos de la cultura con la magia o la religión. Mi principal preocupación con esto es que esa individualización no supone un rebasamiento de la cultura, sino que ocurre precisamente por la misma y para sí misma. En fin, Ñife.
Pasamos aquí a un punto especialmente interesante, la relación entre teoría y práctica. En este primer volumen da la impresión de que el proceso práctico subsume al teórico. Leemos (p. 119):
[…] la vinculación inmediata de la teoría con la práctica. […] el paso de una verdad científica a la práctica es siempre un complicadísimo proceso de mediaciones.
Este punto lo considero realmente imporante para el diseño y su concepción teórica. Pues de lo que se trata es de, a través de la individualización teórica, hacer avanzar la práctica en la que la teória se basará en un futuro. Al mismo tiempo, en momentos culturalmente avanzados, como podría ser el nuestro, el proceso de trabajo supone siempre una desantropomorfización que solo se puede solventar a través de la individualización teórica. Pese a lo que pueda parecer, siendo otro punto clave, es la teoría lo que antropomorfiza esas relaciones. Lukács se esfuerza por derribar la despersonalización científica, porque toda ciencia nace de la individualidad y el sentimiento.
Recomendado por LinkedIn
[…] esas ciencias técnicas tienen la misión de concretar teoréticamente los resultados puramente científicos y hacerlos prácticamente útiles.
Tenemos que señalar que la relación antropomorfizadora de lo teórico, lo científico, no se diferencia de lo puramente estético-subjetivo únicamente en su individualidad. Mientras que lo científico busca relacionar la individualidad con el proceso general (historico, material o ideal) lo estético individualiza sin relacionar. No busca la conexión entre proceso e individuo, sino la elevación de este último y lo que ofrece a lo ya dado para satisfacer un deseo o necesidad.
El diseño, por tanto, como ciencia principalmente práctica puede suponer un cambio solo apoyado sobre una base teórica y científica. Sino se convierte en ornamento, nuestro siguiente punto.
Lo que más me interesa de la noción de Lukács sobre el ornamento es que no lo desvincula de la idea de contenido. Esto es algo que arrastra la idea de ornamento desde la teoría kantiana del juicio estético y que nos perméa a través de Loos. La abstracción a la que el jucio kantiano vinculó lo ornamentístico separa la forma del contenido desde un punto de vista idealista. Porque las ideas son abstractas hasta que su nominación las formaliza. Lo que Lukács argumenta desde el punto de vista materialista, muy acertadamente, es que esto no significa que el ornamento no tenga contenido, sino que el contenido es alegórico. Lo alegórico, como vimos en otra ocasión, desvincula el significado del significante histórico. Algo que vemos en Goethe y, por supuesto, también en Benjamin. Supongo que el mejor ejemplo para cualquier diseñador es el caso de William Morris. Cuando Morris intenta imitar la ornamentística medieval a comienzos de la revolución industrial no lo consigue. El significado alegórico de lo medieval unido a su producción hizo que el producto se desvinculara del proceso histórico y solo tuviera lugar en la cultura de su tiempo como fetiche. Sin embargo, el contenido, aún sin significante, estaba significado en el movimieto de lo real a lo alegórico. Por este último el producto se desvinculó del productor. Morris, defensor de los movimientos ingleses del proletariado, quería que sus cositas fueran para ellos. Al no tener en cuenta esa relación, se convirtieron en productos para la burguesía inglesa. En palabras de Lukács (p.348):
Este tipo especial de contenido […] se rodea de un aura de alegorismo y esoterismo.
[…] cuanto que es esencial a la ornamentística el arrancar de la conexión de interacciones de su entorno natural todo objeto que ella elabore y el trasponerlo a otro contexto que, desde este punto de vista, es artificial.
[…] el contenido intelectual de una formación puramente ornamental no puede ser sino alegórico: un sentido que resulta del todo trascendente respecto de las formas aparienciales concretas y sensibles.
No es por tanto que el ornamento carezca de contenido, sino que es contenido. El ornamento es el contenido alegórico de la cultura desvinculado de significado, es diseño. Práctica que, separada de su significante a través de sucesivos procesos alegóricos, solo puede tener significado a través de las conexiónes teóricas e individuales de los diseñadores. Conexiones que, al mismo tiempo, solo se legitiman a través de su práctica.
Esto es a lo que deberíamos aspirar. Hasta entonces solo podemos hablar de gustos y colores.
PhDing apasionado en diseño en la Universidad Complutense e historia en la de Amberes | Investigando el diseño del XVI | Curador de colecciones de libro antiguo privadas y exposiciones | Conferenciante | Consultoría
2 añosComentar mola y compartir anima :)