GATO
[Tenía este texto en borradores desde hace meses...]
La mayoría de las veces la curiosidad no mató al gato, diría más bien que gracias a su curiosidad experimentó un cocktail de sensaciones digno de los mejores barman, ya que si no, presumo que en lugar de matarle la curiosidad, hubiera acabado muerto, ahogado en la monotonía, y en una posición estándar además.
Si acaso, prefiero hacerme eco de este otro refrán “la curiosidad anda en busca de novedad”. (Quien me conoce bien, sabe que soy una enamorada de nuestro refranero..)😍
Y es que el impulso de saber más, de explorar otras opciones, de escarbar más en las existentes e investigar todos los temas que se pongan por delante hace posible que, con disciplina, los resultados de cualquier tarea, proyecto o actividad sean notablemente mejores (y además que te realices mientras tanto).
¿Hay alguien a quien no le guste esa sensación, o cuanto menos, le atraiga? Espero que no…
Ese apetito insaciable por conocer, por los datos, por averiguar qué cuentan de los clientes, del mercado, por reconocer un patrón que nos inspire (o incluso nos dé la clave) para nuestra próxima acción o campaña…
Presumo que el gato sabía bien lo que hacía... 🎇🎆🎉🎊
Hay que ser escéptico a veces, ok, saber identificar los distintos momentos en los que debemos sustentarnos en esos patrones detectados, en las experiencias pasadas o incluso en el propio instinto. Personalmente considero que ayudan bastante “las preguntas del diablo” en las fases previas para que el resultado sea lo más preciso posible.
✅Si otro no te las hace, formúlatelas tú.
El gato tuvo ideas, curioseó (sin morir en el intento) e incluso las aderezó con escepticismo y no logró no conectar con su audiencia. ¿Quizás no fue lo suficientemente persuasivo en sus mensajes? ¿Le faltó tesón? ¿Arrojo? ¿Compañeros?
Bien, entonces, sí morirá aquí.
Un espíritu pionero para adentrarse en lo desconocido sin la cualidad vital del equipo, no tiene garantía de éxito.