Hablando de liderazgos

Hace un par de semanas, mi buen amigo Eduardo Garcia me invitó a un evento de Scotiabank República Dominicana con Javier Saviola, en el cual el exfutbolista hablaría de su más que interesante carrera deportiva.

Al finalizar su intervención, le dieron la oportunidad a los asistentes de preguntarle algo al protagonista de la velada, ocasión que aproveché para hacerle la siguiente consulta: “Después de tantos años en la élite, siendo parte de equipos de primer nivel como River Plate, Barcelona, Real Madrid y selección argentina, entre otros, ¿quiénes fueron aquellas personas que te marcaron por siempre debido a su liderazgo? ¿Y por qué?”

Realmente me interesaba conocer su opinión, tomando en cuenta que fue compañero de muchos futbolistas y entrenadores de primer nivel. Saviola, al responder, destacó los siguientes nombres:

Roberto Ayala (selección argentina): fue ese jugador de equipo que brindaba máxima seguridad. El que estaba ahí para proteger a todos, para levantarlos, para celebrar, para regañar cuando hiciera falta, para defenderlos ante el rival. Su presencia en el campo era fundamental. Los jugadores se sentían más cómodos con él en cancha. No era el más técnico pero era el que brindaba mayor confianza. Un verdadero capitán.

Raúl González Blanco (Real Madrid): era el ejemplo a seguir por su pasión y compromiso. El que recibía a los nuevos en el vestuario y los arropaba; el primero y en llegar y el último en irse de los entrenamientos; el que nunca se rendía en los partidos. Una persona que siempre inspiraba respeto por su ética y disciplina.

José Néstor Pekerman (selección argentina): el maestro. El encargado de aconsejar constantemente a cada futbolista para tener los pies en la tierra y estar enfocados en lo que debe ser. Un padre dentro del vestuario. Un hombre con muchos conocimientos y un sabio de la vida.

Lionel Messi (selección argentina): el mejor ejemplo del líder silencioso. No le hacía falta hablar para saber qué estaba pensando o cómo se sentía. Con una sola mirada ya sabes qué es lo que quiere y a dónde apunta. Ese jugador que en la cancha te da seguridad porque sabes que siempre estará ahí dando la cara por el equipo. La persona a la que hay que seguir y admirar sin que te lo pidan.

Xavi Hernández (Barcelona): el compañero que lo arropó recién llegado al club catalán con 19 años, justo después de perder a su padre. Su apoyo le ayudó muchísimo en su adaptación a una nueva vida. Su calidez como persona lo marcó por siempre.

Realmente me gustó mucho la respuesta de Saviola. Destacó varios nombres con sus respectivos atributos. La descripción que dio de cada uno confirma que no hay manuales ni fórmulas matemáticas para dejar una huella en la vida de los demás. Cada nombre tenía su esencia, su magia. Cada uno de estos líderes aportó algo diferente a la vida de alguien que llegó al éxito, y eso merece un gran reconocimiento.

Soy de los que piensa que, en muchas ocasiones, los temas de liderazgo se enfocan únicamente en lo superficial y en el “deber ser”. Sin embargo, creo que va más allá de lo banal.

El liderazgo debe ser una actitud de vida que no dependa de cargos ni posiciones en una empresa, tampoco de niveles profesionales y de CV amplios y extraordinarios. El liderazgo debería ser la virtud que tiene cada quien -y que a veces está algo escondida- para generar un impacto positivo en el entorno: familia, trabajo, amistades...

Es la forma en la que  se le demuestra al mundo, y a nosotros mismos, que no crecemos únicamente para aspirar a dirigir equipos, presumir premios y logros, aconsejar a diestra y siniestra sobre cómo se hacen las cosas… Estamos para dejar huellas en todas las personas que forman parte de nuestras vidas y en ayudarlas a ser cada vez mejor, no solo con consejos sino dando el ejemplo con acciones de forma permanente.

Todos necesitamos gente valiosa en nuestro entorno, por eso debemos intentar sacar a relucir el liderazgo que llevamos dentro, sin seguir manuales ni guiones. Podemos ser el capitán que arropa y protege a sus seres queridos, tal como Ayala; o ser el ejemplo en nuestro entorno por nuestra ética, responsabilidad y compromiso permanente, como Raúl; o el que guía y enseña con su experiencia de vida, como José Pekerman; o por qué no, ser ese líder silencioso que hace magia en su entorno, como Messi; también podemos ser el que arropa a quienes más lo necesitan en momentos complicados, como Xavi Hernández.

Al final, todo esto es lo que ayudará a que estampemos una “marca especial”, una marca que no se centre solo en resultados y estadísticas. Qué bonito debe ser que te recuerden por acciones de gran valor cualitativo, esas que siempre generarán un “algo” particular en nuestros allegados.

Cada quien tiene algún tipo de liderazgo muy dentro de sí. Solo hace falta que salga a relucir de la mejor forma posible partiendo de su propia naturaleza. De esa manera, podemos aportar nuestro granito de arena y ser parte del camino personal y profesional de muchos, tal como hicieron estas magníficas figuras deportivas en la vida de Javier Saviola.

 Abrazos para todos,

Julio Naranjo Álamo