Hablemos de Acoso Sexual en el trabajo: Un cáncer cada vez más grande y del que las áreas de Relaciones Laborales y Humanas no quieren hablar.
A propósito de la entrada en vigor en México del Convenio 190 de la OIT sobre la violencia y el acoso es muy notorio que aún en muchos sectores como el empresarial y de gobierno no tienen una postura clara sobre una verdadera política pública sobre la Justicia Cotidiana, en este caso, en el ámbito laboral. De acuerdo con datos del INEGI a través de la Encuesta Nacional Sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) en México, entre octubre de 2020 y octubre de 2021, 42.8 % de las mujeres de 15 años y más experimentó, al menos, una situación de violencia. Destaca la violencia psicológica como la más alta (29.4 %), seguida de la violencia sexual (23.3 %). La violencia contra las mujeres se presentó en mayor porcentaje en el ámbito comunitario (22.4 %), seguido del laboral (20.8 %).
Según la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, se entiende por violencia contra la mujer “todo acto de violencia basado en la pertenencia del género femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer”. Dentro de los tipos de violencia contra el género femenino se encuentra el hostigamiento y acoso sexual laboral. Por Hostigamiento y Acoso Sexual entendemos que es una forma de violencia y discriminación, identificado como tal a principios de los años setenta. El hostigamiento sexual es un problema social que afecta principalmente al género femenino y le impide su desarrollo, viola su derecho a la integridad personal, física, psíquica y moral; y que en muchos casos atenta contra la libertad y la seguridad personal, la dignidad, el derecho a la intimidad, al trabajo y al desarrollo general.
La violencia contra las mujeres en el ámbito laboral refuerza su exclusión del espacio profesional. Esta afecta negativamente sus posibilidades de obtener recursos por cuenta propia y, con ello, limita su capacidad de decisión autónoma. Generar información sobre la violencia en este ámbito es relevante dada la mayor inserción de las mujeres en el mundo laboral y la persistencia de obstáculos que impiden su autonomía plena. La ENDIREH considera violencia laboral a los actos y/ o las omisiones que las personas que tienen un vínculo laboral o análogo con la víctima ejercen, independientemente de la relación jerárquica. Lo anterior no solo atenta contra la igualdad, sino que daña la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de la víctima e impide su desarrollo.
Según datos de la ENDIREH 2021, 40.0 millones de mujeres de 15 años y más han trabajado a lo largo de la vida (79.3 % del total de las mujeres). Del total de mujeres que ha tenido un trabajo, 27.9 % ha experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida laboral: 18.1 % experimentó discriminación laboral, 14.4 % vivió situaciones de violencia sexual, 12.2 % recibió violencia psicológica y 1.9 % vivió violencia física.
Prevenir el acoso sexual en el trabajo es una tarea importante y requiere un enfoque integral. Las áreas de Relaciones Laborales y Humanas deben convertirse en verdaderos “Ombudsperson laborales” garantes y protectores de Derechos Humanos cuando así corresponda. Es curioso ver en la práctica que muchas mujeres al frente de áreas de Relaciones Humanas dan un paso atrás al momento de conocer denuncias (anónimas o directas) sobre casos de “Acoso Sexual”. Mientras se sigan invisibilizando estos temas, no se apliquen realmente las Políticas internas en materia de Igualdad Laboral y no discriminación así como Protocolos de prevención del Acoso Laboral y Sexual, el tejido social se seguirá deformando. No es cosa menor pues tan solo hay que reconocer que las personas hoy en día pasan hasta cerca de 12 horas en los centros de trabajo los cuales cada vez son más inseguros y menos propicios para el desarrollo personal y profesional.
Algunas ideas generales para prevenir los casos de Acoso Sexual en el ámbito laboral son las siguientes:
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Políticas Claras: Es esencial tener políticas claras y firmes contra el acoso sexual. Estas políticas deben ser comunicadas a todos los empleados y deben incluir definiciones claras de lo que constituye acoso sexual.
Formación y Educación: Proporcionar formación regular a todos los empleados, incluyendo a la gerencia, sobre lo que constituye acoso sexual y cómo prevenirlo. Esto debería incluir ejemplos y escenarios para una mejor comprensión.
Fomentar un Entorno de Respeto: Promover una cultura de respeto y profesionalismo en el lugar de trabajo. Esto incluye respetar las fronteras personales y fomentar un ambiente donde todos se sientan seguros y respetados.
Canales de Denuncia Accesibles: Asegurarse de que los empleados sepan a quién y cómo reportar incidentes de acoso. Los canales de denuncia deben ser accesibles y garantizar la confidencialidad.
Responder de Manera Adecuada: Tener procedimientos establecidos para responder a las quejas de acoso de manera rápida y justa. Esto incluye investigar las acusaciones de manera imparcial y tomar medidas disciplinarias cuando sea necesario.
Apoyo a las Víctimas: Proporcionar apoyo a las víctimas de acoso, incluyendo asesoramiento y recursos. Es importante que las víctimas se sientan apoyadas y no teman represalias por denunciar.
Revisión y Actualización de Políticas: Las políticas y procedimientos deben revisarse y actualizarse regularmente para asegurarse de que siguen siendo efectivos y relevantes.
Liderazgo Comprometido: El liderazgo de la organización debe estar comprometido con la prevención del acoso sexual y dar el ejemplo con su propio comportamiento.
Implementar estas estrategias puede ayudar a crear un lugar de trabajo más seguro y respetuoso para todos.