Hablemos de salud mental: Mi historia con la depresión

2022 debía haber sido un año maravilloso. Todo me iba bien: una familia increíble, el trabajo de mis sueños en una de las mejores empresas del mundo, una casa nueva...

Sin embargo, no fue así. Una enfermedad bastante cruel vino a visitarme por sorpresa: la depresión, convirtiendo los meses siguientes en una verdadera pesadilla, que creo haber dejado atrás. (En mi caso particular, podría resumirse en acostarme cada noche con el deseo de no despertarme y una tristeza infinita al abrir los ojos a la mañana siguiente y ver que seguía aquí).

¿Por qué comparto algo tan personal en un foro profesional? Primero, porque estamos en septiembre, el mes de la prevención del suicidio. Y segundo, para aportar mi granito de arena en la lucha por eliminar el estigma que aún existe en el entorno laboral, y en la sociedad en general, sobre las enfermedades mentales.

La depresión es una enfermedad tan devastadora que, cada año, alrededor de 700.000 personas en todo el mundo se quitan la vida para poner fin al sufrimiento que provoca. Además, un número indeterminado de personas simplemente se "abandona", acelerando su fin a través de sobredosis, alcohol, accidentes de tráfico, entre otros, lo que los convierte en una estadística más.

Por otro lado, mientras que hay enfermedades graves que permiten al paciente compartir su situación con la sociedad, recibiendo apoyo y respeto, en el caso de las enfermedades mentales, la situación cambia radicalmente, sobre todo en el ámbito laboral.

Una de las primeras lecciones que aprendes cuando enfrentas una enfermedad mental es que, más allá de tu círculo de confianza, es mejor guardar silencio. Compartir tu estado puede tener consecuencias negativas, y tu carrera profesional podría verse profundamente afectada (obviamente, para mal).

Entre los sesgos más comunes que se tienen sobre las personas que sufren una enfermedad mental (sesgos que yo mismo he tenido en el pasado) destacan:

• "No quiere trabajar, está fingiendo para coger una baja y tomarse unas vacaciones." Aunque personalmente no me cogí ni un solo día de baja durante mi enfermedad, a lo largo de mi carrera profesional he escuchado esta frase infinidad de veces, contribuyendo a acentuar el estigma de la enfermedad mental en el trabajo.
• "Tiene una enfermedad mental, es débil, no es de fiar." Esta es otra de las frases habituales en entornos laborales, que hace que los que hemos padecido este tipo de enfermedades intentemos mantenerlo en secreto.

Recuerdo un día, al inicio de mi enfermedad, cuando entraba al portal del edificio donde estaba la consulta de mi psiquiatra. Un antiguo compañero de trabajo me llamó por mi nombre. Al verlo, entré en pánico, preguntándome si habría una placa que indicara que era la consulta de un psiquiatra y él se daría cuenta. Me presentó a alguien de su familia (ni siquiera recuerdo a quién, de los nervios) y me propuso quedar un día. Me sentí invadido por la vergüenza y solo quería irme. Le dije: "Hablamos, tengo cita en el médico". "¿Te pasa algo?", me preguntó. "La espalda", contesté rápidamente, "tengo unos problemas de espalda". Me metí corriendo en el portal mientras decía adiós con la mano.

Soy consciente de que, pese al sufrimiento que me ha traído esta enfermedad, soy un privilegiado. Por un lado, por haber podido acudir a médicos privados (la sanidad española es "la mejor del mundo", salvo que tengas una enfermedad mental. En ese caso, descubres otra realidad: falta de recursos, listas de espera interminables, y médicos que comparten los mismos sesgos tóxicos sobre las enfermedades mentales).

Por otro lado, tengo el privilegio de trabajar en una empresa que me ha apoyado cuando compartí mi situación y no me ha penalizado profesionalmente por ello.

Como resumen:

1. Si crees que sufres alguna enfermedad mental, busca ayuda profesional cuanto antes y no te culpabilices por ello.
2. Si tienes sesgos sobre las enfermedades mentales, recuerda que las personas que las padecen no lo han elegido ni son peores profesionales por ello. Beethoven, Isaac Newton, Charles Darwin, Virginia Woolf, Frida Kahlo, Winston Churchill, Sheryl Sandberg, J.K. Rowling... todos ellos enfrentaron enfermedades mentales, y ahí están. 😊
3. Si alguien de tu entorno padece alguna enfermedad mental, un mensaje tuyo ofreciéndote para charlar cuando lo necesite puede hacer una gran diferencia.