Hacia el norte de la innovación
Se habla mucho de "innovación". Tanto, que desde hace tiempo percibo un cierto rechazo a esta etiqueta, como ya ocurre con otras ("coaching", "consultor"," marketing", etc.)
Pero como todas las etiquetas, lo importante no es la palabra sino lo que cada uno entiende por ella, lo que hay detrás.
En este carro de la innovación se está subiendo todo el mundo (o casi todo): desde organismos públicos, empresas privadas grandes, medianas y pequeñas, fundaciones, asociaciones, consultores, blogueros, thinkers, doers, makers, emprendedores, incubadoras, aceleradoras, etc.
En fin, todo un ecosistema diverso, rico, que bien gestionado puede suponer (y de hecho ya está suponiendo) un cambio en el paradigma de los negocios.
Y como con todo lo que está de moda, existe el riesgo de que se desvirtúe, se pervierta, se transforme en otra cosa que no es.
¿Y qué es la innovación? Pues ahora vamos con el tema definiciones, que también se las trae. La que te voy a dar me gusta porque me es útil.
Innovación es la actividad por la que se "crea algo nuevo que aporta un valor a alguien y que este alguien puede disfrutar". O dicho de otro modo:
" Creación de algo nuevo con valor que se pone en el mercado".
Las 3 palabras clave son:
Nuevo: está claro que sin novedad no hay innovación. Puede ser novedad en tu sector o en tu territorio, aunque no lo sea en otros sectores o territorios.
Valor: ¿Para quién? Pues si hablamos de empresas, para los usuarios finales externos, o sea, aquellos a los que se dirigen las Propuestas de Valor de las empresas. Este punto es quizás uno de los que menos claro tienen los actores del circo de la innovación. A ver, de boquilla todos lo tienen medio claro, pero en la realidad, cuando llega la hora de la verdad, de innovar de verdad ¡Hay amigo, eso es otra cosa!
Y es cuando empiezan a hablar de la cadena de valor, de los stakeholders… y que si la abuela fuma… cuando ya tienen la excusa perfecta para atender a otros, que sin dejar de ser importantes, en mi experiencia (y la de muchos expertos en innovación real) no lo son ni la décima parte que los usuarios finales, aquellos a quienes dirigimos nuestra propuesta, los que van a "usarla", a disfrutarla, y que son los que van a decidir el valor de nuestra innovación. A pesar de que todavía muchos crean que el valor te lo aporta quien te paga (que no siempre coincide con quien usa tu producto-servicio). Siento deciros que nada más lejos de realidad.
Estos usuarios finales en los que debemos poner el foco pueden ser profesionales (p.ej. personal sanitario) o particulares (p.ej. pacientes y sus familiares).
En el mercado: porque si aportas valor pero no le llega a nadie más que a ti mismo ¿qué sentido tiene? Y si los que van a valorar tu innovación son los usuarios finales, pero no les llega esa innovación ¿cómo la van a valorar? Si la innovación no llega al mercado, no está aportando valor, y por lo tanto no se puede considerar innovación.
Y con esta definición yo te pregunto ¿has leído la palabra tecnología en algún momento?
¡Ups! ¿Se me ha olvidado meterla en mi texto? No. Sencillamente no me sale hablar de tecnología cuando defino la innovación.
Cuando defino algo estoy contestando al ¿qué es? y para mí la tecnología responde al ¿cómo se hace?
En todo caso la tecnología, que sólo es un medio, puede ser parte del cómo se innova. Y además ni siquiera es la clave o el centro donde debemos poner el foco para innovar.
De hecho mucha gente se pregunta por qué unas innovaciones tienen éxito y otras no. Me atrevería a decir que eso tiene que ver con cuánto foco han puesto en las personas, en concreto en los usuarios finales.
Por lo tanto para mi innovación sólo es aquella que está centrada en las personas, con tecnología o sin ella.
Y todo lo demás son decoraciones, anexos, maquillajes o intereses de actores de este circo que como toda burbuja, se llena de vocaciones y también de oportunistas.
Por favor, a la hora de innovar no pierdas el norte, céntrate en las personas.
(Artículo escrito y publicado en Canal Innova de Grupo Norte)